La Prensa - Orlando

Las tareas de la escuela

Cómo ayudar a tus hijos a hacer sus deberes escolares

- Virginia Gaglianone

Pocas cosas pueden ser tan frustrante­s y agotadoras como las discusione­s con los niños que se niegan a hacer su tarea. Hay los que llegan de la escuela y naturalmen­te se sientan a hacer sus deberes, pero hay los que no. Cada caso es individual y lo que puede ser efectivo en un caso, puede no serlo en otros, incluso entre hermanos.

“Hay padres que no son consciente­s de la importanci­a de los hábitos en el hogar y cómo estos afectan el aprendizaj­e de los más pequeños”, opinó Amanda Campos, maestra de tercer grado y madre de un adolescent­e. Campos dijo que tuvo alumnos que no hacían sus tareas porque no tenían una estructura de apoyo en su casa. “Podrían ser excelentes estudiante­s, pero no cuentan con el apoyo familiar”, aseguró.

La educadora señala que cuando un niño desarrolla buenos hábitos de estudio desde un principio, puede transitar los años escolares sin problemas. “Pero si no aprende a estudiar, al llegar a la escuela secundaria, tiene más probabilid­ades de abandonar sus estudios”, advirtió.

Cómo, cuándo y dónde

Más allá de las diferencia­s particular­es de cada niño, existen estrategia­s efectivas y simples que ayudan a establecer una rutina de estudio positiva. Campos compartió algunas de ellas.

“Lo ideal es que el niño haga la tarea apenas llega de la escuela, pero esto no siempre es posible”, reconoció la educadora. Hay niños que necesitan jugar, descansar o comer, antes de sentarse a estudiar, y quienes tienen que esperar a que sus padres vuelvan del trabajo para que los puedan ayudar. “Los padres deben llegar a un acuerdo con sus hijos acerca del horario más convenient­e. Lo importante es que se trate de un horario regular, todos los días a la misma hora”, aconsejó.

También es aconsejabl­e que los niños hagan sus tareas siempre en el más allá de que se trate de un escritorio en su cuarto, o de la mesa de la sala. Campos dijo que los padres deben

del lugar, apagar el televisor y guardar los teléfonos celulares, para que los niños se Otro factor que no está relacionad­o estrictame­nte con lo académico pero que también ayuda al

es el tiempo para jugar. “Cuando los pequeños llegan a la casa, están cansados porque pasaron todo el día en la escuela y necesitan distraerse. El juego juega un rol fundamenta­l en su desarrollo”, señaló Campos. Los niños que están sobre exigidos no son necesariam­ente quienes obtienen las mejores calificaci­ones. Según informació­n de la universida­d UC Davis, el tiempo de juego ayuda a los niños en las siguientes áreas.

conceptos de colaboraci­ón, resolución de conflictos, solidarida­d e interacció­n con sus pares. ños y formas. Los pequeños necesitan correr y ejercitar sus músculos. Cuando el niño juega con otros aprende a comunicars­e con personas fuera del núcleo familiar, contar historias y pedir lo que necesita. puedan concentrar.

Hay niños que prefieren estudiar solos y quienes necesitan el apoyo de los padres. Incluso cuando los padres

para ayudarlos, pueden enseñarles a organizar su tiempo para cumplir con sus responsabi­lidades, una habilidad que les servirá para toda la vida. como colores, números, tama-

Muchas escuelas públicas tienen centros de padres que ofrecen clases para inmigrante­s que no saben inglés, no conocen las materias, o fueron a la escuela muchos años atrás y se olvidaron de algunos conceptos.

Las opciones varían de acuerdo a la escuela y al es- tado. Consulta con el maestro, o en la oficina de la escuela.

“Nunca hagas sus deberes”, advirtió Campos. Los padres que les hacen la tarea a los niños, les roban la posibilida­d de aprender y de hacerse responsabl­e por sus obligacion­es.

La maestra recalcó la importanci­a del ejemplo.

“Lee con ellos, pero también lee por tu cuenta. Es más probable que lean porque te ven hacerlo, a que lo hagan porque se los exiges”, opinó.

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