A-Rod prefirió el dinero a la gloria
Alex Rodríguez quería jugar todos los días, pero no lo ponían en el lineup. También Alex Rodríguez quería cobrar todo su salario estratosférico y eso lo complicaba todo.
La primera situación lo alejaba de los Yankees y la segunda lo alejaba de los otros 29 equipos del béisbol.
Lo bueno era que A-Rod podía manejar las dos situaciones: su vínculo con los “Bombarderos” y su horizonte en todo el béisbol. Pero eligió no hacerlo.
Acaso confiado en su historial o en que por ser A-Rod, las cosas tendrían que cambiar, aguantó en silencio cuando Joe Girardi decidió que sólo lo utilizaría de bateador designado frente a los lanzadores zurdos.
Ya había llegado Aaron Hicks para ayudar en los jardines y así liberar a Carlos Beltrán para batear contra derechos como designado.
Hay una fecha (26 de junio contra Mellizos) que marca claramente el día en que los Yankees resolvieron que se deshacían de Alex Rodríguez.
“Estamos pensando seriamente en mantener a Carlos (Beltrán) como bateador designado contra derechos”, dijo Girardi.
Solo 37% de los lanzadores del béisbol son zurdos. Es decir que a A-Rod le ofrecían una parte pequeña ( batear ante zurdos) de algo que por sí solo es ya una porción (ba- teador designado).
El bateador resignado
Fue penoso, y lo dijo él mismo, ver a Alex Rodríguez varios meses sentado en el banco como si mendigara por una oportunidad.
Básicamente humillado en el dugout esperando cuando le decían que tomara un bate. Peor, hubo momentos en los que tomó el bate y salió para ir de emergente y Joe Girardi decidió enviar a otro.
Alex Rodríguez se dejó humillar. Y no porque no tuviera altanería y carácter para defender su carrera, sino porque prefería el alegato de los millones antes que la discu- sión de la dignidad.
Clarísimo: sacrificó su legado por sus millones. Y así lo van recordar.
Dijo Brian Cashman que no habían recibido ninguna oferta de otro equipo por Alex Rodríguez.
Pero no por la calidad del pelotero que a su edad bien puede dar una mano durante dos o tres años, sino por el sueldo altísimo que cobra.
¿Que no querían a un pelotero de .250 con 33 jonrones y 86 remolques que estuvo saludable y participó en 151 juegos en 2015? ¿En serio?
Si lo habrían querido y de hecho se habló de Seattle, donde inició su carrera, de Astros urgido de ofensiva y de Angels, el parque de pelota más bondadoso con el bate de Rodríguez.
Pero él no tuvo interés en ir a batear a ninguna parte para seguir escribiendo su historia porque en Yankees – aunque no jugara– tenía seguros sus millones.
Eso produce vergüenza. Allí se tipifica el cómo y el porqué Alex Rodríguez decidió bajarle el telón a su carrera y no dar la última batalla – por si le interesa– por sus seguidores y por la historia misma del béisbol.
Las viejas crónicas cuentan que todos los grandes bateadores de jonrones: Bonds, Aaron y Ruth estuvieron activos incluso hasta los 43 años y que si no hubieran extendido sus carreras hasta esa edad no habrían puesto los números que pusieron en las enciclopedias.
A-Rod de pronto se encontró en 3 y 2. Tenía que elegir entre irse de Yankees para buscar en estos dos años los jonrones que faltaban para hacer historia, aunque ganara menos millones o – terrible dilema para él– quedarse en Yankees y que como no lo querían jugando entonces que lo jubilaran en un cargo inventado de última hora y salvar su contrato.
Alex Rodríguez prefirió la jubilación. ¿Podía batear a los 41 años de edad? Todos los grandes lo hicieron.
‘ Hank’ Aaron bateó 41 cuadrangulares después de los 40 años, cuando ya había superado a Babe Ruth y Barry Bonds disparó 28 con 42 años en la temporada en la que superó a Aaron.
Que el juego de sumas y restas pusiera a A-Rod por delante de Bonds era cuestión de tiempo. Bien pudo este año, en otro equipo de la Liga Americana, haber pasado la barrera de los 700 y entonces ponerse mano a mano con Bonds a la distancia de 60 jonrones con dos años al frente.
Para un hombre que con 40 años había sacado 33, la meta se veía alcanzable.
Pero A-Rod no quiso el ropaje del sacrificio para dar el extra en cada turno al bate en busca de su propia leyenda. Eligió defender su contrato de $27 millones que le quedaban por cobrar a los Yankees.