Óscar Figueroa escribe su nombre en letras de oro
El pesista da la primera presea dorada a Colombia en Río 2016
El colombiano Óscar Figueroa hizo realidad su gran sueño: convertirse en campeón olímpico, al imponer sus galones en la categoría de hasta 62 kilos de halterofilia masculina de los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuatro años después de haber logrado la plata en Londres.
El levantador de pesas nacido en Zaragoza hace 33 años y que el pasado enero se sometió a una operación para poner fin a los quebraderos de cabeza que le causaba una hernia lumbar, fue el mejor en el pabellón 2 del Riocentro con 318 kilos totales, 142 en arrancada y 176 en dos tiempos. Fue el mejor en ambas categorías.
Figueroa superó por seis kilos al indonesio Eko Yuli Irawan, medallista de plata, y por trece al kazajo Farkhad Kharki, que se colgó el bronce, para lograr el primer oro para Colombia en halterofilia masculina. Se trata del primer metal de su país en Río y el vigésimo de su historia.
Además, éste es el tercer trofeo olímpico de colombia en este deporte. Sus dos medallas se unen a la lograda en Beijing 2008 por Diego Salazar, también en 62 kilos.
El camino al podio
Fiel a sus humildes orígenes familiares en los que la pesca y la minería eran las fuentes del sustento de sus padres y cuatro hermanos, en la red de Figueroa cayó ayer un metal de oro en su aventura en Río, que no es precisamente un río revuelto.
La medalla de plata que obtuvo hace cuatros en Londres quedó atrás con su el desempeño superlativo de un joven que antes de levantar pesas probó suerte con el fútbol, el baloncesto, y el kárate.
Tenía entonces nueve años y su familia, como tantas otras familias acosadas por la violencia de grupos guerrilleros y paramilitares, había abandonado la natal Zaragoza, en el departamento de Antioquia, cuya capital es Medellín.
La nueva vida comenzó en Cartago, municipio del departamento del Valle de Cauca, del que Cali es capital.
Sin mucha convicción pero más persuadido por su contextura física, Figueroa atrajo la atención de entrenadores.
Por presión de ellos, que vieron un tesoro apto para pulir, comenzó a practicar un deporte al que paulatinamente le fue dedicando más horas al día en parte por el poco interés que tenía sobre los estudios.
La llegada de Figueroa a Río de Janeiro estuvo precedida por un periodo de aprehensión debido a la operación a la que se sometió en enero pasado para poner fin a una hernia lumbar.
“Gracias a Dios se dieron las cosas después de episodios difíciles”, dijo el colombiano que dejó entrever que se retirará tras la hazaña conseguida.
La recuperación resultó excelente, como constató con sus cifras: en total levantó 318 kilos, 142 en arrancada y 176 en dos tiempos. Fue el mejor en ambas categorías.
Figueroa es el tercer colombiano con dos medallas olímpicas. Los otros dos son la luchadora Jackeline Rentería y el tirador Helmut Bellingrodt.
Figueroa vuelve a casa con la mejor pesca de su vida.