La Prensa - Orlando

EN LA EDUCACIÓN: JAMÁS CONFORMARN­OS

- Marco Rubio Senador federal por la Florida

Con el regreso a clases, los estudios y el sistema educativo se vuelven la conversaci­ón de preferenci­a de muchas familias. El anhelo de todos los padres es que sus hijos tengan acceso a una educación que les proporcion­e las herramient­as para un mejor futuro sin importar sus orígenes socioeconó­micos.

Los padres de la Florida no son la excepción y saben que la educación de nuestros niños no debe ser limitada a estándares que no sirven a propósitos de aprendizaj­e efectivos.

Es por esto que me opongo a “Common Core”, por ser una medida que obliga a los estados a adherirse a los estándares del currículo que se imponen a nivel nacional. Lo mejor sería conferir poderes a los padres, a las comunidade­s locales y a los estados de la nación. Es el derecho legítimo de un padre el decidir sobre la educación que recibirá su hijo o hija y esa decisión es mejor hecha a nivel local y estatal.

La base de la enseñanza que se establece de K a 12 es sumamente importante, por eso necesitamo­s un sistema de educación que ofrezca opciones genuinas a nuestros estudiante­s. Las “Becas Florida Tax Credit” reflejan estos esfuerzos pues están basadas en ayudar a niños cuyas familias tienen bajos ingresos, dando a la vez opciones y poder de decisión económica a los padres a escoger si desean enviar a su hijo a una escuela privada.

Esa es una de las razones por la cual he luchado contra los esfuerzos de suprimir estas becas que han ayudado a tantas familias de bajos recursos.

Recienteme­nte la Corte de Apelacione­s del Primer Distrito dictaminó en contra de los esfuerzos por prohibir esta becas.

Esta justa decisión crea un precedente favorable para programas que brindan mayores oportunida­des a familias de bajos ingresos.

De igual forma, las becas McKay han sido un alivio para los estudiante­s con discapacid­ades y un camino a la esperanza de una mejor educación K-12 para este grupo. McKay cubre diferentes discapacid­ades como la intelectua­l, un problema de lenguaje, una deficienci­a auditiva, problemas visuales, padecimien­tos ortopédico­s, trastorno del espectro autista, entre otras discapacid­ades documentad­as.

Por otro lado, cuando hablamos de educación superior, yo he experiment­ado en carne propia la intensidad de pagar préstamos estudianti­les. En ocasiones los préstamos estudianti­les son un mal necesario y no por esto los jóvenes deben abandonar los estudios.

Por esto participé en el proyecto de ley “Right to Know” en el cual las universida­des deben informar cuánto puedes ganar después de que te gradúas; así sabrás con antelación si vale la pena o no adquirir un préstamo. Este proyecto de ley protege el derecho del estudiante de saber a qué se expone antes de decidir por una carrera que quizás no le proveerá los beneficios que espera.

Para los que deciden estudiar en una universida­d acreditada y necesitan de becas por las altas matriculas, he peleado defendiend­o exitosamen­te la beca “Bright Futures” cuando se encontraba bajo una investigac­ión injustific­ada por parte de la administra­ción de Obama.

Afortunada­mente estudiar una carrera en una universida­d acreditada no es la única opción disponible en esta época.

Hay muchas carreras técnicas que son mejor pagadas que una carrera tradiciona­l, esto es una realidad. Muchas de estas carreras se encuentran en el sector privado, en la industria automotriz, por ejemplo.

Yo exhorto al sector privado a que cree programas de estudios para sus trabajador­es. La industria privada se beneficiar­ía tanto como los que trabajan en ella.

La educación no es una opción, sino una necesidad. No hay mejor forma de asegurar a nuestras futuras generacion­es que mediante un sistema educativo y mientras le continuemo­s dando a los padres mayores opciones continuare­mos viendo mejoras.

Eso requiere ideas innovadora­s, reformas continuas y el deseo, sobre todo, de no conformarn­os.

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