Adiós al singular ‘Coach’ Perales
Sin importar limitaciones, dio a niños y jóvenes una opción de vida sana vía el boxeo. Perdió la lucha contra el cáncer
Coach Ángel Perales, quien dedicó su vida a enseñar gratuitamente el deporte del boxeo a jóvenes de escasos recursos de la Florida Central, perdió la batalla más importante de su carrera. No se trataba de una de boxeo sino de una lucha que libró con todas sus fuerzas en contra del cáncer del pulmón que se le diagnosticó hace apenas unos cuatro meses.
Coach Perales decidió enfrentar la enfermedad y hacer tratamientos a pesar de que su cáncer se encontraba en estado avanzado en etapa 4.
“Voy a luchar con todo para darle un KO a esta enfermedad”, decía Perales con entusiasmo aunque su condición de salud estaba muy delicada. A pesar de luchar contra este mal perdió su batalla y falleció hace unos días.
Perales era muy querido por sus chicos del boxeo, durante su vida ayudó a cientos de jovencitos a aprender este deporte. En el área de Ocoee, Perales se reunía todas las tardes detrás de su apartamento, les daba almuerzo, los hacía que terminaran los trabajos escolares y luego los entrenaba en el deporte con la pasión de quien un día fue también boxeador.
“A mí nunca me cobraron cuando entrenaba, por eso no quiero cobrarle a ellos”, decía Perales, ya que muchos de estos jóvenes no tenían los recursos económicos para pagar clases en un gimnasio. A los muchachos los quería como a sus propios hijos y a muchos les decía “son”. Perales tocó muchas vidas y sacó a muchos de los vicios para darles una nueva esperanza enseñando la destreza deportiva y el control de la agresividad a través del deporte de manera sana.
Su lucha por obtener un gimnasio donde entrenar a sus chicos estuvo a punto de convertirse en realidad cuando una escuela cercana le ofreció prestarles un salón de clases para convertirlo en gym a principios de este semestre escolar. Algo que Coach nunca pudo ver realizado pues el cáncer se apoderó de su cuerpo con mucha rapidez. Aun débil, en andador y posteriormente en silla de ruedas, iba a entrenar a sus muchachos al estacionamiento habitual.
Los chicos del Lunar Boxing Club entre llantos y abrazos se reunieron hace unos días a darle un último adiós a su ‘Ángel’ . Allí estuvieron presentes también sus hijas, familiares, amigos, miembros de la comunidad, de otros gimnasios de boxeo e integrantes del Lunar Boxing Club original que ya son adultos. Tarik Cobb, quien fuera capitán del equipo, habló a la audiencia y entre cuentos y sollozos dijo que Coach fue su mejor amigo. “crecí sin un papá y ese espacio lo lleno él. Me hablaba mucho, me dio una casa estable, era mi mejor amigo, hablábamos interminablemente de temas de los que nadie me quería hablar. Cuando lo conocí yo era un chico lleno de problemas y si no fuera por él estaría en muchos problemas aún. Me enseñó el deporte y me dijo que tenía que cambiar para entrenar y así lo hice”, dijo Cobb.
Su legado continuará
José Alberto Hernández, quien fue la mano derecha y asistente de Coach desde el principio, continuó entrenando a los muchachos durante este tiempo de enfermedad y asegura que la responsabilidad que queda sobre sus espaldas es muy grande.
“Son unos guantes muy grandes los que me toca llenar, pero prometo que habrá Lunar Boxing Club por un buen rato”, dijo Hernández, quien asegura que Perales le pidió en sus últimos días, desde la cama del hospital, que continuara y que no abandonara lo que habían comenzado, sobre todo a sus muchachos.
“Él siempre se ocupó de ellos, les daba comida y los sacaba de vicios envolviéndolos en algo positivo que es el deporte. Perdimos a un gran hombre pero su legado continúa”, dijo Hernández, quien aun reúne a los chicos en la calle para entrenar. “Habíamos recibido una aprobación para 501(c)(3) [organización sin fines de lucro exenta de impuestos] y no se sabe en qué va a quedar eso después de fallecer Perales. Tenemos la escuela y lo que sé es que continúo porque él me lo pidió”.
Los mensajes en los medios sociales aún no paran de rodar y es que en su vida Coach tocó y cambió la dirección de muchos jóvenes, muchos de ellos a los que llamaba hijos.l