EL TERRORISMO NO PUEDE DIVIDIRNOS
El pasado fin de semana dos incidentes hicieron recordar a todos los es- tadounidenses la facilidad con que se pueden cometer actos de terrorismo desde dentro del país y la dificul- tad de prevenirlos cuando tienen una raíz doméstica aunque la inspiración pro- venga del exterior.
Las autoridades están ac- tuando con rapidez, los res- ponsables deben ser llevados ante la justicia y estos hechos no deben causar el hostigamiento de las comunidades étnicas y religiosas a las que pertenecen los sospechosos.
Uno de los hechos ocurrió con la explosión de una bomba en Nueva York que causó 29 heridos y otras bombas que ex- plotaron y fueron halladas en New Jersey. El sospechoso Ahmad Khan Rahami, es un afgano naturalizado que ya fue capturado. El segundo fue un ataque con un cuchillo cometido en un centro comercial de Minnesota por el somalí Dahir A. Adan, ataque que aparentemente fue reivindicado por ISIS.
Aún está por dilucidarse el grado de implicación, si lo hubo, que otras personas, dentro o fuera de Estados Unidos, podrían haber tenido en esos ataques, pues aún no se cuenta con información que revele que los responsables en ambos suceso tuvieron cómplices.
Pero es necesario no confundir las acciones de unos individuos con sus comunidades ni hacer a estas últimas responsa- bles de lo ocurrido. La solución contra el odio no es responder con la misma moneda.
Es importante que la amenaza de nuestros tiempos, el terrorismo, no sea manipulada para fines electoralistas. Es errado que Donald Trump arremeta otra vez contra los inmigrantes, que quiera ganar puntos asustando a los votantes y que culpe a la administración Obama de estos hechos por no ser “fuerte”. Tampoco es correcto que Hillary Clinton acuse a Trump de atizar el fuego del terrorismo con sus comentarios.
La seguridad interna y externa tienen un papel importante en esta elección y la deben tener en las propuestas de los candidatos. Los ataques personales que responsabilizan a uno o a otro aportan muy poco a ese debate.
La intención de este tipo de acciones es aterrorizar a los civiles. Dividirnos. Eso no debe ocurrir. El terrorismo es una realidad pero no debe levantar rencores internos ni conducir a regresiones en una sociedad abierta como la nuestra. Requiere al individuo medio prestar más atención a su alrededor sin caer en el pánico y recordar que, pese a todo, se trata de hechos aislados.
«La seguridad interna tiene un rol crucial en el proceso electoral»