Gran susto, poco daño
Aunque causó afectación, el huracán Matthew fue relativamente benévolo en la Florida Central. La lección es que todos deben estar preparados ante posibles desastres
La advertencia del paso del huracán Matthew de categoría 4 puso la semana pasada a muchas familias en alerta con los preparativos y las horas de espera para conseguir suministros. Eso dejó una lección para muchos: hay que estar preparados para cualquier emergencia.
Muchos tomaron muy en serio las recomendaciones de las autoridades de Florida y las zonas por las que se pronosticaba pasaría el huracán, que azotó la costa este de Florida y tocó tierra el sábado 8 de octubre, como huracán de categoría 1, en Carolina del Sur. El paso del huracán y las graves inundaciones que provocó han sido asociados a al menos 38 muertes en Estados Unidos, 19 de ellas en Carolina del Norte y 9 en Florida. En Haití el desastre es mayúsculo, con cientos de muertos.
“Por la magnitud de cómo se veía venir, decidí por la seguridad de mi hijo y la mía irnos a donde unos familiares en Mississippi. Además esperé hasta lo último para prepararme, no estaba lista, y si se iba la luz o pasaba algo más no contaba con suministros”, dijo Gloria Puerto, madre de familia residente en Ocala que regresó el sábado pasado a su casa.
Como ya había experimentado el paso del huracán Charley en 2004 y otras tormentas en Florida, la asustó la categoría 4 de Matthew, si bien se debilitó a categoría 3 y se mantuvo a su paso por Florida en el mar, por lo que no causó grandes estragos en esta zona. “Que bendición que no pasó nada, por eso hay que estar bien preparados y no dejar a última hora los preparativos, cuando salí a buscar agua, baterías no había nada en las tiendas”, comentó Puerto.
Las autoridades locales suspendieron las clases en las escuelas el jueves y viernes de la semana pasada; mientras el viernes, cuando se dio el azote mayor del huracán, se pidió a la ciudadanía permanecer en sus hogares.
Lizbeth Padilla, residente de St. Cloud desde hace casi tres años, temió lo peor y optó por irse a un hotel con su esposo e hijos, donde pasó la noche del jueves y viernes, pendiente de las noticias.
“Hay que prepararse como quiera, aunque no pasó nada, nos sentimos bendecidos. Pero por lo que veía del daño en Haití y Cuba, pensamos que eso venía muy fuerte. Si eso hubiera estado más cerca, quién sabe qué nos hubiera pasado”, dijo esta puertorriqueña.
Su primera experiencia de prepararse para un huracán en la Florida fue inquietante, dijo quien ya pasó por el devastador huracán Hugo en su natal Puerto Rico. “nos preparamos aquí con linternas, agua, salchichas, y lo que más pudimos empacar y oramos por la noche”, añadió Padilla.
Ella destacó la información precisa y oportuna que dieron de las autoridades estatales y locales para mantener a la ciudadanía alerta y preparada, especialmente la de los canales hispanos locales.
Entre tanto, la colombiana Yadira Bello, residente del área de Metro West, no pudo salir de su casa al caer un árbol frente a su garaje que le impedía la salida de su auto, una situación que se resolvió hasta la mañana del sábado.
No sufrió ningún percance en su apartamento donde estuvo con su hijo, su novia y otra joven que estaban de vacaciones en Orlando. Las jóvenes pasaron un poco de susto porque nunca habían experimentado esta situación.
“Fue estresante porque ellas no sabían…, ya uno sabe o estamos un poco acostumbrados a estar alertas. No me pesa haber preparado, gracias a Dios, no pasó nada, pero hay que estar listos, es mejor estar prevenidos para cualquier eventualidad. Aquí no es como en el país de uno,
que hay una tienda en la esquina, aquí tienes que estar preparado”, dijo Bello, agente de bienes raíces en Orlando.
Mientras, Olga Castaño, que vive en Kissimmee, puso paneles de madera en la puerta de vidrio de su casa, dentro de sus preparativos como muchos residentes para proteger sus hogares: “al principio no lo tomé muy en serio, pero luego vi a las autoridades ya que se tomen las precauciones seriamente, lo hice, pero no sentía que íbamos a estar en peligro, sabía con fe que todo iba a estar bien”.
En el 2004, con el huracán Charley, Castaño pasó varios días sin luz y señaló que “con Charlie fue más dramático, fue bien fuerte, fuimos bendecidos al desviarse éste huracán {Matthew]”.
De igual forma, Bárbara Rosado, que vive en la zona de Buenaventura Lakes (BVL), en Kissimmee, sintió alivio al pasar sin novedad este huracán y recordó que durante Charley y otras tormentas se han caído árboles en casas, no hubo energía eléctrica por sectores y muchas áreas sufrieron inundaciones.
“La casa de mi mamá fue afectada, no había luz, se le dañó parte del techo de la casa, tuvimos que traerle comida y una nevera para tener las cosas frías. Estaba preocupada, sí, por este huracán [Matthew[, me preparé con todo lo necesario. Fuimos bendecidos, pero otros no, así que ayudemos a los que fueron afectados”, dijo.
Entre tanto, Soraya Rincón, que vive en Oviedo con sus dos hijos, experimentó su primer huracán en Florida, a donde llegó hace casi dos años. Ella se preparó y no desestimó ningún aviso.
“Creo que esto es una reflexión para todos a amar nuestra naturaleza, a cuidarla y también a prepararnos para cualquier emergencia, no dejarlo al final. Nos venían diciendo de lo que venía, pero una guardaba la esperanza que se desviaría”, dijo.l