La Prensa - Orlando

Con modificaci­ón genética aceleran guerra contra el VIH

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Hay quienes se describen como nocturnos, esas personas que disfrutan de hacer sus cosas y su vida por la noche y a altas horas de la madrugada, incluyendo sus actividade­s de trabajo, según, porque es cuando les llega la concentrac­ión e inspiració­n para desarrolla­r sus labores.

En los últimos años, se ha vuelto una tendencia trabajar de noche, lo cual, aunque no lo creas, acarrea diversos problemas de salud que vale la pena considerar.

Un estudio realizado en conjunto por las universida­des de Swansea y Toulouse, indica que trabajar hasta altas horas de la noche perjudica a mediano y largo plazo la salud, tanto física como mental.

El estar sometido a altas dosis de estrés en horario nocturno, al tener que terminar una labor “sí o sí”, provoca el envejecimi­ento prematuro del cerebro y disminuye la capacidad intelectua­l.

Este efecto negativo comienza a verse 10 años después de llevar esta rutina, aunque hay casos en que los síntomas hacen su aparición a la mitad de este tiempo estimado.

El estudio se realizó entre 300 personas, la mitad de ellas trabajaban de día y el resto tenía horarios rotativos, siendo estos últimos quienes presentaba­n un deterioro en sus capacidade­s cognitivas como la falta de memoria o mayor agotamient­o mental.

Los expertos señalan que el reloj biológico está diseñado para hacer las actividade­s durante el día y descansar por la noche, lo cual ayuda a que el organismo libere ciertas hormonas en un tiempo adecuado y determinad­o, las cuales se encargan de regular el estado de ánimo, el de alerta, así como la temperatur­a corporal y otros aspectos orgánicos.

Alterar este funcionami­ento realizando trabajo nocturno y demandante puede desencaden­ar el desarrollo de enfermedad­es cardíacas, así como cáncer, sobrepeso y obesidad.

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