De empresario corporativo a secretario de Estado
El nombramiento de Rex Tillerson crea suspicacias por su cercanía con Rusia y porque es el primero en no ser político o diplomático
Siguiendo un patrón de polémicos nombramientos al moldear su Gabinete, el presidente electo, Donald Trump, nombró al presidente de la multinacional Exxon Mobil, Rex Tillerson, como próximo secretario de Estado,pese a sus vínculos con Rusia y su falta de experiencia gubernamental.
Al formalizar el nombramiento, Trump pasó por encima de personas con experiencia política, como el excandidato presidencial repu- blicano en 2012 Mitt Romney, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, y el exembajador de EEUU ante Naciones Unidas John Bolton.
Sería la primera vez en la historia en la que el jefe de la diplomacia estadounidense no proviene de círculos políticos o diplomáticos.
En una declaración escrita emitida por su equipo de transición, y más adelante en Twitter, Trump elogió a Tillerson como uno de los empresarios más exitosos del mundo.
A su juicio, “su tenacidad, amplia experiencia y profundo entendimiento de la geopolítica lo hacen una excelente opción para secretario de Estado”, porque sabe dirigir una empresa global y tiene relaciones “sin par” con líderes en todo el mundo.
Por su parte, Tillerson, de 64 años, dijo estar “honrado” por el nombramiento y aseguró que comparte con Trump “su visión para restablecer la credibilidad de las relaciones exteriores de EEUU y avanzar la seguridad nacional” del país.
Según datos oficiales, Tillerson ha amasado una fortuna en Exxon Mobil que ronda los $218 millones en acciones, además de una pensión con un valor de casi $70 millones.
El equipo de transición de Trump no ha explicado si, para evitar posibles conflictos de interés desde su cargo en el Departamento de Estado, éste tendrá que desprenderse de sus negocios antes de su jubilación, programada para el próximo año.
Tillerson tiene el respaldo de republicanos de la talla de los exsecretarios de Estado, Condoleezza Rice y James Bakerr, así como del exsecretario de Defensa, Robert Gates y del exvicepresiden- te, Dick Cheney. Pero tendrá que someterse a audiencias y voto de confirmación en el Senado, donde lo aguardan duros cuestionamientos sobre sus vínculos con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El senador republicano por Florida, Marco Rubio, dijo en su cuenta en Twitter que “ser amigo de Vladimir” no una cualidad que admire en un secretario de Estado.
Su nombramiento se produjo en unos momentos en que demócratas y republicanos en ambas cámaras del Congreso han anunciado investigaciones sobre la presunta injerencia de Rusia en los comicios del pasado 8 de noviembre con el propósito de impedir la victoria de la demócrata Hillary Clinton.