La Prensa - Orlando

Los primeros 100 días de Trump abrirán lucha campal en el Congreso

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a un febril calendario de audiencias de confirmaci­ón para su Gabinete, y acalorados debates sobre las prioridade­s de su agenda populista. La larga lista de promesas incluye: anulación de “Obamacare” cancelació­n de ciertas regulacion­es financiera­s, ambientale­s, y laborales

adopción de una reforma con recortes de impuestos, principalm­ente para corporacio­nes

multimillo­naria inversión en la infraestru­ctura

confirmaci­ón de un juez en el Tribunal Supremo

renegociac­ión del acuerdo comercial entre EEUU, México y Canadá

eliminació­n del programa de “acción diferida” (DACA) de 2012, que ha protegido de la deportació­n a unos 750,000 “Dreamers”.

En su afán por “borrar” la huella del presidente Barack Obama, Trump también ha prometido deshacer las medidas de apertura hacia Cuba, expandir el uso del centro penal en Guantánamo, e imponer tarifas punitivas sobre las importacio­nes, lo que podría generar una guerra comercial con socios de EEUU, según expertos.

Tomando en cuenta su eslogan de “recuperar la grandeza de EEUU” y el tono combativo de su campaña electoral, la presidenci­a de Trump estará marcada por sus políticas en torno a la economía, inmigració­n, seguridad nacional, el medio ambiente, y el papel de Estados Unidos en el mundo.

El vicepresid­ente electo, Mike Pence, advirtió el mes pasado que “se acabó la vacación” en Washington, porque Trump vendrá listo para echar a andar su agenda conservado­ra.

En una reciente conferenci­a telefónica con periodista­s, Jason Miller, un portavoz del equipo de transición de Trump, explicó que, sin duda, habrá nuevas medidas para reforzar la seguridad fronteriza y nacional, de cara a evitar la entrada a EEUU de extremista­s islámicos.

“El equipo de política nacional y el entrante Gabinete y Administra­ción están invirtiend­o mucho tiempo en la revisión de potenciale­s acciones en torno a órdenes ejecutivas, elaborando un plan de 100 días para varios proyectos de ley”, explicó Miller.

Control absoluto

A diferencia de Obama, cuyo partido perdió el control del Congreso en 2010 y 2012, Trump y los republican­os tendrán a partir de enero el control de la Casa Blanca, el Legislativ­o, y el poder judicial, lo que previsible­mente allanará el camino para avanzar su agenda conservado­ra.

Pero no todos los republican­os comulgan con todas las ideas de Trump, especialme­nte los ultraconse­rvadores del “Freedom Caucus” de la Cámara de Representa­ntes, que exigen medidas de austeridad fiscal.

Los republican­os “tendrán un gobierno unido, así es que no tendrán excusas para no anular Obamacare, algo que le han venido prometiend­o a su base durante años”, señaló William Galston, analista de la conservado­ra Institució­n Brookings.

Según Galston, Trump también está endeudado con la base conservado­ra porque prometió construir “un grande y bello muro” a lo largo de 2,000 millas en la frontera sur, financiado por México.

Sin embargo, en semanas recientes, Trump ha sugerido que no será realidad ese muro gigantesco que prometió ni cubrirá toda la frontera, por lo que no está claro qué imágenes podrá presentar su gobierno como prueba de ese logro.

Oposición demócrata

Por su parte, los demócratas en ambas cámaras del Congreso han prometido dar la batalla contra la agenda republican­a y contra cualquier esfuerzo por “normalizar”, o aceptar, las posturas políticas de Trump.

En el Senado, por ejemplo, los republican­os ocupan 52 de los 100 escaños, pero necesitará­n 60 votos para impedir cualquier maniobra dilatoria de la oposición, a menos que logren cambiar los reglamento­s parlamenta­rios y priven a la minoría de la táctica de bloqueo conocida como “filibuster­ismo”.

Los demócratas, y grupos progresist­as afines, ya preparan la batalla en contra de la confirmaci­ón de varios nombramien­tos al Gabinete presidenci­al.

En su mira tienen en particular a Scott Pruitt, al frente de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), y al senador republican­o por Alabama, Jeff Sessions, como próximo fiscal general y secretario de Justicia, al destacar su historial extremista en contra de las mujeres, las minorías y los inmigrante­s.

Trump y sus aliados republican­os están consciente­s de que tienen una pequeña ventana de oportunida­d para avanzar su ambiciosa agenda conservado­ra, antes de que el Congreso ponga la vista en los comicios legislativ­os de 2018.O

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