La Prensa - Orlando

Deportacio­nes: las diferencia­s entre Obama y Trump

Con el nuevo gobierno se acabaron las prioridade­s y también el respeto a otras medidas que tomó Obama

- Pilar Marrero

La primera clave ocurrió hace tres semanas, cuando abogados reportaron que en las cortes de inmigració­n, los representa­ntes del gobierno ya no estaban negociando el cierre de casos de inmigrante­s de “baja prioridad de deportació­n”.

Esto venía ocurriendo desde finales de 2014 con Obama, cuando las autoridade­s finalmente tomaron una serie de medidas para enfocarse más y más en deportar a los delincuent­es más peligrosos y a los migrantes recién llegados.

Personas con largo tiempo en este país, lazos familiares, récord limpio que caían en un proceso de deportació­n, recibían un “cierre” y quedaban tranquilos, sabiendo que no serían deportados en un futuro inmediato o quizá nunca.

Si uno de los 129 “Equipos de Fugitivos de ICE” salía a buscar a personas con órdenes viejas de deportació­n y arrestaban por error a otros indocument­ados, se revisaban los casos luego del arresto, y algunos quedaban en libertad.

Se llaman “arrestos colaterale­s”, como las víctimas colaterale­s de ataques militares, son aquellos inmigrante­s a los que ICE no anda buscando, pero que caen en sus redes cuando están buscando a alguien más.

“Con Obama y con Bush anteriorme­nte siempre hubo arrestos colaterale­s cuando ICE hacía sus operativos para recoger fugitivos”, dijo Ma-ríelena Hincapié, del National Immigratio­n Law Center. “Pero cuando eso pasaba, hacían una evaluación tras el arresto y determinab­an si las personas eran prioridad, si eran elegibles para DAPA, si tenían hijos, etc. ”.

Casos ilustran cambios

Entre los casos específico­s de las últimas semanas, ya puede observarse esta ampliación de las prioridade­s, destinada no sólo a crear temor en la comunidad inmigrante­s y cobertura mediática que de beneficios políticos a Trump con sus seguidores.

Trump busca “números”, deportar a la mayor cantidad posible de personas, como lo prometió en su momento al decir que expulsaría a 2 o 3 millones de “delincuent­es”. Pero los cálculos de los expertos señalaron que no había tantos delincuent­es documentad­os o con tarjeta verde.

Para cumplir con esa cifra, Trump debe ir mucho más allá de los delincuent­es. Y eso, al parecer, es lo que ha comenzado a hacer. La primera evidencia clara está en la orden sobre inmigració­n dictada por Trump el 25 de enero. Ese día no sólo ordenó la construcci­ón del “muro”, sino que dictó una serie de cambios en las agencias de inmigració­n.

Cualquiera puede caer

El cambio más importante, como cubrimos en su momento, fue la ampliación de las prioridade­s, que durante los años de Obama se fueron centrando más y más en delincuent­es violentos convictos y recién llegados, a una lista muchísimo más amplia.

La letra de estas órdenes amplió las categorías de deportació­n mucho más allá de los delincuent­es convictos en los que supuestame­nte se iba a poner prioridad, creando una línea más bien borrosa que probableme­nte lleve a más deportacio­nes de todo tipo de inmigrante­s.

Las prioridade­s establecid­as por las órdenes son: extranjero­s convictos de cualquier ofensa criminal, extranjero­s que han sido acusados de una ofensa criminal, aún sin ser convictos, extranjero­s que hayan cometido actos que “pudieran ser un delito”, quienes hayan cometido fraude migratorio o gubernamen­tal.

Otra cláusula de la orden indica que extranjero­s que hayan entrado con visa y se hayan quedado o violado términos de las mismas “representa­n una amenaza significat­iva a la seguridad nacional”, poniendo una red aún más amplia que podría esencialme­nte incluir a la mayoría de los indocument­ados en el país.

Un ejemplo es el caso de Guadalupe García, de Mesa, Arizona, una madre de dos hijos ciudadanos con 20 años en el país, que fue deportada Ipso facto al presentars­e a un “check-in” de ICE.

“Al menos durante el tiempo de Obama el objetivo era enfocar más y más las deportacio­nes, cosa que se logró cada vez más y particular­mente en los últimos años, para evitar el daño a personas con largo tiempo en el país”, dijo el David Leopold, ex presidente de la Asociación Nacional de Abogados de Inmigració­n.

DACA no es sacrosanto

Un “dreamer” con DACA, Daniel Ramírez Medina, fue arrestado cuando ICE se presentó a arrestar a su padre, que tiene antecedent­es penales, en su apartament­o de Des Moines, estado de Washington. ICE alega que es deportable, porque “dijo” ser pandillero, aunque no tiene antecedent­es.

Si bien Trump no ha eliminado el programa DACA, que acoge a más de 750,000 jóvenes que antes eran indocument­ados y vinieron al país antes de los 16 años, el arresto de Ramírez Medina y las circunstan­cias en que se dio, convence a muchos activistas de que la protección de DACA no es tan absoluta como pensaban.

“Tal parece que cualquiera puede ser etiquetado de criminal”, dijo Greisa Martínez, directora de United We Dream, y ella misma con DACA. “Estamos en alerta máxima y aconsejand­o a la gente que lleve consigo sus permisos y documentos”.

ICE en lugares “delicados”

Una indocument­ada que acudió a una corte de protección familiar en El Paso a denunciar a su pareja por abuso, fue denunciada a ICE por su abusador y los agentes la esperaban a la salida del tribunal la pasada semana.

En Alexandria, Virginia, varios hombres latinos fueron arrestados al salir de un refugio contra el frío de una iglesia el pasado miércoles.

En 2011, el gobierno de Obama se comprometi­ó a que sus agentes de inmigració­n no harían operativos en lugares “delicados”, como es- cuelas, iglesias y hospitales.

Esto parece haber cambiado con Trump.

Patrick Valdez, abogado, reportó que la pasada semana vio a varios agentes de ICE dentro del tribunal de inmigració­n en el Centro de Los Ángeles. “Se presentaro­n tres ICE a buscar a alguien que supuestame­nte tenía una orden de arresto”, dijo el abogado.

Todo podría empeorar

La evidencia de que las cosas sólo pueden empeorar de ahora en adelante, se encuentra en otros hechos: la confirmaci­ón de Jeff Sessions, el senador más anti inmigrante, como nuevo Procurador, quien puede tener influencia en la política migratoria, en cómo se manejan los tribunales migratorio­s, a cargo de su departamen­to y en qué pasa con el futuro de DACA.

Se está consideran­do como jefe de la Patrulla Fronteriza a uno de los Sheriffs más anti inmigrante­s de Arizona que fue defenestra­do allí de ese cargo: Paul Babeau.

Si Trump enfrenta controvers­ias y caos en otros departamen­tos, la mano dura contra los inmigrante­s será su carta de triunfo ante su base más fiel.

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ARCHIVO Las recientes redadas tienen en vilo a la comunidad inmigrante.

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