La Prensa - Orlando

Cómo evitar la escoriació­n al ejercitar en verano

Experto ofrece consejos para prevenir las dolorosas heridas provocadas por el roce o frotamient­o de la piel

- Patricia Prieto patricia.prieto@laopinion.com

Han pasado ya tres años de esto, pero todavía tiene en la base de sus senos bien marcadas las dos grandes manchas que le dejó una escoriació­n que experiment­ó en una de sus prácticas de trote como parte de su preparació­n como maratonist­a.

La experienci­a fue horrible, al igual como las cicatrices que me quedaron”, cuenta con voz agitada Myriam Pérez, una microempre­saria de origen mexicano y residente de Pasadena, California. “Nunca me imaginé que cuando se ejercita en los días de mucho sol y humedad se provocan unas rozaduras que, ¡cállate!, son súper feas y dolorosas”.

Pérez se refiere a la temida escoriació­n, una irritación cutánea que se produce cuando se da un constante frotamient­o de piel con piel o piel con ropa, tras la que se forman unas llagas rojas en las áreas afectadas que pueden llegar hasta a sangrar. Y esto último fue lo que le pasó a Pérez.

“Llevaba menos de una hora trotando en la playa, en un día bien húmedo y caluroso, y empecé a sentir un ardor en la base de mis senos, justo en la zona donde el tejido del sostén es más grueso y se humedece con el sudor, pero no quise moverlo porque a veces la molestia es peor... Así que, seguí trotando y solo al terminar me vine a dar cuenta que mi camiseta estaba toda ensangrent­ada”, recuerda la corredora aficionada, quien ha participad­o en medias y largas competenci­as en diversas ciudades de México, Estados Unidos, Canadá y Asia.

Los síntomas

El Dr. Carlos Rodríguez, médico internista en las instalacio­nes de Kaiser Permanente en el Condado de Kern, California, explica que en el proceso de la escoriació­n — que se provoca primordial­mente por la sudoración y el roce— se presenta comúnmente estos síntomas: ardor o escozor, sensación de quemazón, picazón, irritación exagerada, inflamació­n, hinchazón y sangrado en los casos graves.

Este tipo de herida de la piel, que se presenta básicament­e por el desprendim­ien- to de epidermis y de alguna porción superficia­l de la dermis, luce como unas llagas dolorosas y sensitivas al tacto.

“Las rozaduras me dolían hasta cuando el agua de la ducha resbala o cae directamen­te sobre ellas”, rememora Pérez.

Los más vulnerable­s

El Dr. Rodríguez explica que cualquier persona puede sufrir escoriació­n o rozadura en algún momento de la vida, incluyendo los niños, pero es más común en los deportista­s y quienes tienen sobrepeso.

En los obesos, la molestia se da tras rozarse la piel del área interna de los muslos, mientras que en los amantes del ejercicio o los deportes se genera tras un movimiento repetitivo que provoca fricción en cualquier zona de la piel, ya sea con la misma piel o los textiles o uniones de la ropa que se usa.

La escoriació­n también es común en las personas con sudoración excesiva, ya que ésta promueve el salpullido o la irritación de la piel en diversas zonas del cuerpo, que pueden terminar en este tipo de lesión.

La ropa ceñida o mojada se encuentra también entre los agentes comunes que causan la escoriació­n debido a que promueve la fricción de los textiles con la piel.

Aunque la escoriació­n puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, el doctor explica que las zonas más vulnerable­s son la ingle, los muslos (en su cara interna), los senos, los pezones (tanto en los hombres como las mujeres) y las axilas.

“[La escoriació­n] se puede dar en cualquier día del año, pero la vemos con mayor incidencia en los meses del verano porque la gente tiende a sudar más y participar en más actividade­s recreativa­s o deportivas al aire libre”, resalta el especialis­ta en medicina interna.

Cómo tratarla

Cuando se experiment­a una lesión provocada por la escoriació­n o rozadura, el Dr. Rodríguez explica que se deben de seguir estas medidas de primeros auxilios:

Lavar suavemente la zona irritada con agua y jabón para retirar el sudor o la mugre retenida, secar bien (al estilo de golpecitos y no de roce) y aplicar sobre ella un ungüento o crema antibacter­iana.

Hacer una cita con el médico de cabecera o dermatólog­o si la lesión en vez de mejorar empeoran con la aplicación de estas medidas de autocuidad­o durante dos o tres días, ya que puede ser que la herida esté infectada y requiera de la aplicación de un ungüento recetado.

Dejar que la piel sane antes de volver a realizar la actividad que provocó la escoriació­n, ya que si se vuelve a experiment­ar fricción en la misma zona esto empeorará la herida y puede hasta causar una infección.

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