Credibilidad
organizaciones comunitarias realizan intensos esfuerzos para convencer a la población indocumentada que la información que se entrega para al Censo no será usada por otras agencias del gobierno, como las autoridades migratorias.
Ahora será más difícil lograrlo.
En la historia del censo solamente en las dos guerras mundiales se violó esa confianza de no compartir información. En la Primera se usó para reclutar conscriptos, en la Segunda para el infame encierro de estadounidenses de origen japones.
Es imprescindible superar en los próximos años la desconfianza que deja el caso de DACA. Como si fuera poco, hay indicios de que el censo ya enfrenta la posibilidad de un subconteo de minorías.
La mayoría republicana en el Congreso y la Casa Blanca no parecen estar muy interesados en tener un conteo preciso de los latinos y los inmigrantes.
Los primeros dan muy pocos fondos para el Censo. La segunda ni siquiera le designó a un director oficial, está operando con uno interino a esta altura avanzada de la operación.
Por un lado, siempre existió un pequeño grupo de gente molesta porque la Constitución exige el conteo de todos los habitantes, incluido los indocumentados.
Por el otro, el conteo de menos de las minorías en un Estado suele significar el conteo de más de población blanca en otro estado. Por ejemplo, el subconteo de inmigrantes en un estado puede significar una pérdida fondo federales y escaños en la Cámara Baja, que sirve de ganancia para otro.
Esperamos que se impida a tiempo la deportación de jóvenes y adultos de DACA. De la misma manera, nos preocupa mucho el daño que la cruel decisión de Trump pueda tener para el Censo 2020.