Las Vegas y Orlando, tragedia y solidaridad compartidas
La masacre donde personas murieron 59, hasta ahora, es el mayor atentado doméstico en EEUU
El tiroteo que dejó al menos 59 muertos y más de 500 heridos en Las Vegas, Nevada, a manos de un hombre blanco, se ha convertido en la peor masacre en suelo estadounidense, y ha puesto a prueba la política de seguridad nacional de la Administración Trump, que por ahora prefiere evadir el debate sobre un mayor control de las armas.
En aras de la seguridad nacional, el presidente Donald Trump ha redoblado los esfuerzos por restringir el
ingreso a EEUU de inmigrantes, en particular de países de mayoría musulmana.
Solo que, en esta ocasión, Stephen Paddock, de raza blanca, fue quien se atrincheró en su habitación en el piso 32 del hotel Mandalay Bay Resort & Casino, y abrió fuego contra miles de personas que el domingo asistían a un concierto al aire libre de música country en Las Vegas. Las autoridades irrumpieron en la habitación y encontraron muerto a Paddock, de 64 años, con más de 10 rifles automáticos en su posesión.
En Twitter y más tarde en declaraciones desde la Casa Blanca, Trump condenó el ataque como “un acto de maldad pura”.
“Nos une la tristeza, la conmoción y el dolor... fue un acto de maldad pura”, afir- mó Trump desde el Salón Diplomático de la Casa Blanca, tras cancelar un evento sobre reforma regulatoria.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ha dicho que Paddock aparentemente no tenía vínculos con un grupo terrorista internacional pero, durante su acostumbrada rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, señaló que las investigaciones apenas comienzan y “sería prematuro” calificar el tiroteo como un acto terrorista.
Por su parte, la secretaria interina del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Elaine Duke, dijo que la agencia no tiene información que apunte a “una amenaza creíble específica en otros sitios públicos en el país” pero, para mayor cautela, es posible que se incremente la seguridad “en torno a eventos y sitios públicos”.
En tono y contenido, las declaraciones de Trump sobre Las Vegas fueron distintas a las que realizó en junio de 2016 tras la masacre de 49 personas en el club nocturno Pulse de Orlando, incidente que utilizó más adelante para condenar el terrorismo islámico y para defender su veda al ingreso a EEUU de musulmanes.
En 2012, a raíz de la masacre de niños y maestros en Sandy Hook, en Newtown (Connecticut), Trump apoyó la propuesta de la Administración Obama de restringir aún más la venta de armas.
Sanders afirmó que Trump respalda la Segunda Enmienda, que consagra la tenencia de las armas en EEUU, y que la prioridad es apoyar a las víctimas.
Ya habrá tiempo más adelante para discutir asuntos como el control de armas, aseguró Sanders, aunque reconoció que una cosa es hablar como candidato y otra como presidente.
La semana pasada, el director del FBI, Chris Wray, dijo ante el Comité de Seguridad Nacional del Senado, que su agencia tiene abiertas “cerca de mil” investigaciones de terrorismo doméstico, y una cifra similar de casos vinculados con el terrorista “Estado Islámico” (ISIS).
En mayo pasado, el FBI advirtió en un boletín nacional que grupos supremacistas blancos podrían cometer más ataques de violencia y convertirse en una “amenaza de violencia letal en el próximo año”.
Lo que omitió Trump
En sus declaraciones, Trump incluyó referencias bíblicas e hizo un llamado a la unidad nacional, pero jamás mencionó la palabra terrorismo ni el rifle automático que utilizó Paddock, a quien describió como el “pistolero”.
Trump tampoco hizo mención del perenne problema de la violencia derivada de la tenencia de armas, en un país donde hay más de 300 millones de armas en manos civiles.
Según el grupo “Gun Violence Archive”, tan solo en 2017 se han producido 46,597 actos de violencia con armas de fuego, dejando una estela de más de 11,700 muertos y 23,520 heridos.
Pero varios líderes demócratas dentro y fuera de Washington han hecho hincapié en que el incidente deja de manifiesto la urgencia de imponer mayores controles en la venta de armas de fuego, en particular las de calibre militar.
“Es inconcebible que los estadounidenses sean 25 veces más propensos a ser víctimas mortales por armas de fuego que las personas en otras naciones desarrolladas”, señaló el presidente del Senado de California, Kevin de León.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA) no se había pronunciado al cierre de edición sobre la masacre.Ol