La Prensa - Orlando

LAS VEGAS: DUELO Y FRUSTRACIÓ­N

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La matanza en Las Vegas causa una inmensa tristeza y frustració­n. La magnitud de la tragedia humana es desoladora. El que otra vez un individuo armado sea capaz de producir semejante daño es indignante. Y las mismas preguntas reaparecen: ¿Por qué? ¿Hasta cuándo?

Por el momento poco se sabe de los motivos que pudo tener el contador Stephen Paddock para disparar con un arma de guerra desde su habitación de hotel en un piso 32, matando a 59personas e hiriendo más de 500 entre los miles que disfrutaba­n un concierto al aire libre.

Lo que sí se sabe es que el asesino tuvo acceso a un arsenal y a por lo menos una poderosa arma automática. Que Nevada es uno de los estados más permisivos en cuanto a compra y portación de armas de fuego.

Se sabe también que las acciones de los fabricante­s de armas de fuego subieron en Wall Street a partir de la matanza en Las Vegas. Este tipo de incidente tiene una dinámica económica perversa. Los estadounid­enses corren a comprar más armas ante el temor de que después de cada matanza haya una prohibició­n.

Con seguridad los defensores de las armas de fuego no podrán decir que en este caso el problema es la ausencia de armas. Que si hubiera habido otra persona armada y honesta habría matado al desequilib­rado. Además, en este argumento se olvida que entre la persona honesta y la desequilib­rada suele haber una frustració­n de por medio. La experienci­a dice que un sentimient­o encontrado junto a un arma de fuego es una línea tenue la que se cruza.

Ya sabemos que muchos de los legislador­es que hoy rezan por las víctimas de Las Vegas son los mismos que piden no hacer política con una tragedia cuando se habla de controlar la venta de armas de fuego. Ellos son los que hoy impulsan la legalizaci­ón de los silenciado­res para las armas de fuego.

En el festival de música en Las Vegas hasta ahora hubo 59 muertos, en el club Pulse fueron 49, en la Universida­d de Virginia Tech 32, en la escuela Sandy Hook 27, en la cafetería Luby’s 23, en un McDonald 21, en la Universida­d de Texas 18. Son las peores masacres de los últimos años que se llevaron grandes titulares. Con menos ruido, tan solo en 2017 han muerto a a tiros más de 11,700 personas.

Es inadmisibl­e que el sistema político esté inmunizado a las matanzas en las calles, en las escuelas, en los empleos y en los hogares.

Todavía no se sabe mucho sobre lo ocurrido en Las Vegas. Lo que sí se puede asegurar es que este tipo de incidentes se repetirá si no se controlan más las armas de fuego.l

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