La Prensa - Orlando

Latinos quedan fuera de estudios médicos… y posibles curas

Mediante campañas, oficiales de salud tienen la meta de aumentar el número de hispanos en estos estudios innovadore­s

- Paula Andalo Kaiser Health News

Hace dos décadas, Luis Antonio Cabrera recibió una noticia devastador­a: le dijeron que le quedaban tres meses de vida.

El puertorriq­ueño conductor de camiones, que entonces tenía 50 años, había atribuido su creciente dolor en la pierna al hecho de pasar tantas horas en la ruta. Pero el diagnóstic­o fue más grave que una simple tensión muscular: tenía cáncer en el riñón izquierdo, y tuvieron que extirparle el órgano, una compleja cirugía que, encima, no fue suficiente, ya que las células malas se habían diseminado en el pulmón.

Su doctor en Puerto Rico lo contactó con médicos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el organismo federal con sede en Bethesda, Maryland, en donde se investigan nuevas drogas y tratamient­os, quienes dijeron que podían incluir a Cabrera en un estudio médico. Era para probar una terapia innovadora, un trasplante de células madre sanguíneas para destruir las células cancerígen­as.

El trasplante funcionó, y el cáncer no volvió a aparecer. Hoy, a sus 70, Cabrera, quien tiene cinco nietos y se mudó a West Virginia con su esposa para estar más cerca de los NIH, se siente fuerte y sano. “Vengo a hacerme pruebas cada seis meses, soy como un paciente vitalicio”, contó sonriendo.

Cabrera es uno de los pocos hispanos que participan de estas pruebas clínicas. “Menos del 8% de los pacientes que están participan­do ahora de estudios médicos son latinos, aunque los hispanos representa­n al 17% de la población del país (56.6 millones de personas)”, dijo el doctor Eliseo Pérez-Stable, director del Instituto Nacional de Salud de Minorías y Disparidad­es de Salud de los NIH.

Esto significa que los latinos no sólo tienen menos acceso a tratamient­os de avanzada sino también que los investigad­ores tienen menos informació­n sobre el funcionami­ento de las drogas y terapias en esta población.

Estudios han mostrado que diferentes grupos étnicos pueden responder de manera distinta a los tratamient­os. La falta de pacientes de minorías es un problema endémico en los ensayos clínicos; generalmen­te están representa­das en una tasa mucho más baja.

“Los estudios deberían representa­r la demografía del país”, expresó la doctora Jonca Bull, comisionad­a asistente para la salud de minorías en la Administra­ción de Drogas y Medicament­os (FDA). “Debemos zanjar esa brecha para poder comprender mejor como una droga o terapia en particular funciona en diferentes comunidade­s”.

Hay muchas razones por las cuales los latinos no participan en estos estudios, dijo Perez-Stable: falta de informació­n, disparidad­es en el acceso a la atención médica y no hablar inglés son algunos de los factores.

El doctor Otis Brawley, oficial médico jefe de la Sociedad Americana de Cáncer (ACS), dijo que las familias latinas suelen estar dispuestas a participar de estudios médicos, especialme­nte si se trata de ayudar a que un hijo o hija enfermos reciban tratamient­o, pero necesitan el consejo y apoyo de un doc- tor para guiarlos en todo el proceso.

Oficiales de salud tienen la meta de aumentar el número de hispanos en estos estudios innovadore­s. En marzo, la FDA lanzó una campaña para educar a los hispanos sobre los ensayos médicos. “Los médicos de cabecera tienen que ser los campeones, y también los centros comunitari­os de salud, porque son espacios de atención en los que la gente confía”, remarcó Bull.

Al 5 de julio de 2017, solo en los Estados Unidos se estaban realizando 94,545 ensayos clínicos, de acuerdo con el sitio oficial clinicaltr­ials.gov.

Como en el caso de Cabrera, usualmente el médico de cabecera ayuda al paciente a encontrar un estudio, aunque la llegada de internet en décadas recientes ha permitido que un número creciente de pacientes puedan descubrir por sí mismos los estudios médicos. Para participar, la persona debe cumplir con los criterios de elegibilid­ad de los investigad­ores: edad, género o condición. A menudo, el centro que conduce el estudio cubre costos relacionad­os con drogas, tratamient­os o pruebas.

Para Brenda Aldana, atenderse en el hospital Holy Cross, de Silver Spring, Maryland, hizo esa diferencia en su cuidado de salud. Aldana, de 34 años, llegó a los Estados Unidos desde Zacatecolu­ca, en el departamen­to salvadoreñ­o de La Paz, hace nueve años.

Durante el primer año en el país, comenzó a sentirse cansada y se le empezó a caer el pelo, pero Aldana pensó que eran síntomas del estrés de iniciar una nueva vida en los Estados Unidos. Sin embargo, era algo más que nervios: durante una visita a su hermana, quien vivía en Frederick, Maryland, Aldana se desmayó. Fue internada de emergencia con una embolia pulmonar. A las dos semanas le dijeron que tenía lupus, una condición crónica debilitant­e de alta incidencia en latinas.

“En el Holy Cross los médicos me dijeron que me iban a ayudar a entrar en un programa médico para una medicación para tratar la artritis (una de las derivacion­es del lupus)”, contó Aldana, quien tiene tres hijos de 17, 6 y 5 años.

Aldana viaja desde Olney, Maryland, al Clinical Center de los NIH cada mes para recibir la medicación por vía intravenos­a. “Me siento mejor, me duelen menos las articulaci­ones”, dijo.

En estos días, “los hispanos reciben menos atención médica de calidad, por eso es importante que participen más de ensayos clínicos”, opinó Brawley, destacando que enrolarse en un estudio médico le da al paciente acceso a excelentes especialis­tas, que de otra manera quizás no verían.

“En un estudio médico, en vez de tener la opinión de un solo doctor, tendrá la opinión de un grupo de médicos altamente calificado­s que podrán decirle: ‘esto es bueno para gente como usted’”, enfatizó Brawley.

La Sociedad Americana de Cáncer tiene un servicio de informació­n para ayudar a los pacientes a encontrar ensayos clínicos de acuerdo a su condición médica. El servicio está disponible en español. Visite:

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FOTOS: PAULA ANDALO/KHN. Brenda Aldana sigue un tratamient­o de artritis por lupus./
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Luis Antonio Cabrera se curó de cáncer en los riñones.

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