La Prensa - Orlando

ESPÍRITU NAVIDEÑO

- Eva Pagán Hill

Hace unos días escuché a una amiga decir que “no tenía espíritu navideño”. Otra amiga me contó que estuvo en un retiro y que el padre Miguel González habló sobre el verdadero significad­o del “espíritu navideño”. ¿Cuál es el significad­o de esta frase tan usada por nosotros durante esta temporada del año? ¿Qué es tener o no tener “espíritu navideño”?

Durante estas fechas varias religiones celebran sus fiestas y es tradición pasarlas en familia, ir a la iglesia o templo, intercambi­ar regalos. Algunas culturas decoran con luces y árbol de Navidad, otras usan otros símbolos de celebració­n.

Los comerciale­s nos repiten que “tenemos que comprar esto o aquello para demostrar que amamos a nuestra pareja, hijos, padres y amistades”. Esta ‘tradición’ siempre ha causado estrés en muchas familias, especialme­nte las que no tienen mucho dinero. Muchos gastan lo que tienen y lo que no tienen y luego en enero se lamentan cuando llegan las cuentas.

Los cristianos celebramos el nacimiento del Niño Jesús en un pesebre. Un niño de padres pobres y humildes, pero llenos de amor, fe y esperanza. Una familia dispuesta a sacrificar­lo todo por su Dios. El verdadero regalo que ofrecieron María y José fue su fe y disposició­n de servir.

Muchas personas sufren de lo que en inglés llaman ‘Holiday Blues’, se sienten tristes o desganados. Algunas de las muchas y variadas razones para sentirse así son que extrañan a familiares que han muerto o quisieran tener pareja y no tienen o quizás están cortos de dinero y esto impacta su estimación propia o les afecta el cambio de clima, etcétera.

En el pasado estas celebracio­nes eran mucho más sencillas y espiritual­es. Los regalos eran hechos no comprados. Se preparaban platos de arroz con dulce, tembleque, galletitas y otras golosinas y los compartían con familiares y amigos. Los niños recibían un juguete o dos, no era este despliegue de cosas caras que han recibido en años recientes. Al recibir estos regalos sencillos, ellos se sentían felices y bendecidos con lo que recibían. (¡Aunque estoy tratando de aparentar que soy “jovencita”, la verdad es que yo era una de esos niños!)

Para mí, el espíritu navideño significa compartir con familia y amistades. Asistiré a la misas de aguinaldo como todos los años y los regalos serán sencillos pero con gran cariño.

¡Les deseo que logren sentir el verdadero espíritu navideño, que extiendan la mano en amistad y servicio; y abran sus mentes y corazones como lo hicieron José y María en señal de fe y esperanza! ¡Feliz Navidad a todos! l

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