UN AÑO QUE SE VA
¡El 2017 ha llegado a su fin! Este ha sido un año intenso para muchísimos. Las lecciones del 2017 son muchas y pido a Dios que no las olvidemos.
Fue un año de terremotos, huracanes, matanzas, falta de caridad y empatía de parte de gobernantes, amenaza de guerra y escándalos en el gobierno, pérdida de servicios para los necesitados, avaricia y…
También vimos gran amor y caridad de parte de veteranos, miembros de iglesias y asociaciones, la diáspora puertorriqueña y muchos otros ayudando a sus países a enfrentar los desastres. Vecinos siguen ayudando a vecinos y comunidades trabajando para el bienestar común.
En realidad es en momentos de necesidad que realmente sabemos quiénes son los que nos aman y “de qué estamos hechos”.
Mi padre decía que las cosas materiales son pasajeras pero nuestros valores, actos y las personas a quienes amamos son la verdadera riqueza en la vida. Las cosas materiales pasan de moda o nos cansamos de ellas. Los llamados símbolos de estatus nos dan placer efímero, pero no nos llenan.
Tomemos tiempo para hacer un inventario nuestras vidas (retos y bendiciones) y lo que es verdaderamente significativo. En vez de hacer resoluciones que no cumpliremos, hagamos lo posible por aprender y enseñarle a nuestros hijos lo que es verdadero amor, fe y caridad.
No dejemos para mañana decir los “te quiero”, pedir perdón y perdonar. Hagámosle saber a nuestras parejas cuánto las amamos. Juguemos con nuestros hijos. Visitemos nuestros padres y familiares tanto mayores como jóvenes. Disfrutemos tiempo a solas y con amistades. Riamos más y quejémonos menos.
El tiempo es impredecible y no queremos dejarlo pasar y luego lamentar lo que no hicimos.
¡Les deseo un 2018 lleno de amor y apreciación por las bendiciones que han tenido y tendrán!