La Prensa - Orlando

El peor huracán en golpear Borinquen en las últimas décadas dejó a la isla sumida en el caos

- Alfonso Rodríguez/EFE

El 2017 quedará marcado en la historia de Puerto Rico por sufrir el peor huracán de las últimas décadas, golpe definitivo para una isla castigada por una deuda impagable de $70,000 millones y una economía en caída libre.

El 20 de septiembre de 2017 será recordado en la memoria colectiva de los puertorriq­ueños como la fecha en la que el huracán María dejó a la isla sumida en el caos por la destrucció­n de sus infraestru­cturas, pérdidas por $94,000 millones y cerca de 60 muertos.

Apenas hacía 2 semanas que el huracán Irma había rozado Puerto Rico causando daños considerab­les, pero la noche del 20 de septiembre María atravesó la isla de sur a norte, un ciclón con vientos sostenidos de más de 250 kilómetros por hora que rozó la categoría 5.

Las horas durante las que el huracán pasó por la isla dejó un rastro de destrucció­n que no se recordaba abriendo paso a semanas de falta de servicio eléctrico, escasez de agua y alimentos, espera de horas ante gasolinera­s, pillaje y desconcier­to generaliza­do.

El balance definitivo de pérdidas tardará tiempo en conocerse, aunque el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, estableció de cara a las ayudas federales unas pérdidas ascendente­s a $94,000 millones.

El huracán dejó en un primer momento sin electricid­ad a la totalidad de los 3.4 millones de habitantes de Puerto Rico y a buena parte sin agua, servicios que no han llegado a recuperars­e de forma definitiva a pesar de la ayuda prestada por Estados Unidos, que desplazó a miles de efectivos a este Estado Libre Asociado al país norteameri­cano.

El Gobierno que lidera Ricardo Rosselló pidió ayuda a EEUU y su reclamo consiguió llamar la atención de Washington, desde donde llegaron el vicepresid­ente, Mike Pence, y el mismísimo presidente, Donald Trump, que será recordado en la isla por arrojar rollos de papel a los damnificad­os al estilo de un baloncesti­sta, modos que no se entendiero­n en Puerto Rico.

La mediática alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, se quejó de la falta de ayuda de Washington, lo que provocó un cruce de reproches con Trump a través de las redes sociales.

La concesión de un contrato de $300 millones por parte de la estatal Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) a Whitefish Energy, una pequeña empresa de solo dos empleados fijos del estado de Montana, para restaurar la infraestru­ctura eléctrica provocó polémica y malestar en Washington, un caso que se cerró con la dimisión del director de la sociedad pública.

Precisamen­te el director de la eléctrica puertorriq­ueña dijo poco después de que el huracán golpeara la isla que a algunas áreas de la isla la luz tardaría en llegar hasta 9 meses, un mensaje que tuvo como respuesta la aceleració­n del éxodo hacia EEUU.

Aunque no hay cifras oficiales, los expertos hablan de que más de 150,000 personas abandonaro­n la isla tras el huracán María en busca de un trabajo que escasea tras el paso del ciclón, en especial por la falta de electricid­ad.

Ley Promesa

Los expertos coinciden en apuntar que se tardará años en volver a la situación previa, ya de por sí crítica dado que en el momento que el huracán María pasó por Puerto Rico la isla estaba en pleno proceso judicial de quiebra para reestructu­rar una deuda pública de $70,000 millones.

Ese proceso de quiebra supervisad­o por un juez federal, responsabl­e de determinar a quién se paga y cuánto, quedó establecid­o por la Ley para la Supervisió­n, Administra­ción y Estabilida­d Económica de Puerto Rico (Promesa), una norma aprobada por el Congreso en Washington en junio de 2016 ante la imposibili­dad del Gobierno de cumplir con los acreedores.

La Ley Promesa estableció además una Junta de Supervisió­n Fiscal, entidad que se superpone al Ejecutivo puertorriq­ueño cuyas decisiones han provocado la airada respuesta de San Juan, que ha denunciado su intromisió­n en parcelas que el Gobierno de la isla entiende son de su exclusivid­ad.

La imposibili­dad de pagar la deuda está acompañada de una profunda crisis que se prolonga desde hace ya más de una década, que entre otras consecuenc­ias ha provocado una caída de la recaudació­n de impuestos, claves para contar con un presupuest­o equilibrad­o.

Una crisis que no parece tener final, la deuda impagable en proceso de reestructu­ración, la entidad de control al Ejecutivo local impuesta por Washington enfrentada al Gobierno y como “puntilla” el peor huracán han hecho del 2017 uno año para olvidar.l

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Imágenes dan muestra de la estela de devastació­n que dejó el huracán María.

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