ESCUCHAR Y PROTEGER A LOS HIJOS
Hoy, como a ustedes, me duele el corazón de ver tanta violencia y falta de sentimientos que existen en este mundo. Matar en un lugar donde nuestros hijos se suponen estén tranquilos no tiene perdón ni escapatoria de ley o de Dios. Yo no le echo la culpa a las escuelas, que ya tienen tantas responsabilidades, pero el gobierno tiene que actuar. Las armas automáticas no hacen falta en las manos de nadie en la calle que no sea militar o policía. Vamos a incluir esto en la agenda con dar multas a los que les encanta textear mientras manejan. No hay respeto a la vida humana, la ley o religión.
Los padres tenemos la obligación de velar no solamente como proveedores de las diarias necesidades de los hijos, sino de hablarles y ver cómo están mentalmente. Como cualquier otra persona, se merecen respeto y que los escuchen. Otra cosa, esa mochila que usted le compró en confianza ábrela a ver qué contiene y si no le gusta ‘too bad’. Alguien se tiene que dar cuenta.
Una frase sencilla que transciende toda religión, partido político y nuestro corazón es “tratar a otros como queremos que nos traten”. La diferencia entre nosotros y las computadoras es “razonamiento o lógica” y la diferencia entre nosotros y los animales es que podemos expresarnos.
Los baby boomers al querer darle tanto a nuestros hijos empezamos un poco esa dependencia al proveerle todo lo que no tuvimos. Ellos aprendieron y tuvieron como ‘baby sitter’ al Nintendo, etc. y al no tener esa interacción humana se les fue el sentido común y los sentimientos que no se aprenden en la televisión. Dios les bendiga.