La Prensa - Orlando

“Canelo”, sin pausa hasta la excelencia

- Rafael Cores

5de mayo. Ésa es la fecha que el boxeador mexicano Saúl “Canelo” Álvarez

tiene metida entre ceja y ceja. La fecha para la que lleva preparándo­se durante meses. En la otra esquina del ring encontrará a

Gennady Golovkin, el mismo hombre al que enfrentó el pasado septiembre. No hubo ganador. No hubo perdedor.

El más pequeño de siete hermanos, todos boxeadores, que a los 15 años se hizo profesiona­l, Canelo recuerda el momento en que su padre tuve que firmar un permiso para que le dejaran pelear en México contra boxeadores que le doblaban la edad. Los ganó a todos. Ahora Canelo no va a permitir que esos sacrificio­s hayan sido en vano.

Este mexicano pelirrojo está decidido a ser el primer boxeador que le endosa una derrota a GGG y prácticame­nte no tiene tiempo para pensar en nada más. Pero sus seguidores se preguntan: ¿tiene el hombre del momento alguna pasión fuera del ring?

Como buen tapatío, Canelo está orgulloso de sus raíces y disfruta montando a caballo cuando puede escaparse a su rancho. Tampoco sorprende que este talento internacio­nal del apasionant­e mundo del boxeo tenga una enorme curiosidad por conocer más del mundo que le rodea. De hecho, el pasado verano viajó a Italia y tuvo la oportunida­d de hablar personalme­nte con el Papa Francisco y regalarle un par de guantes de boxeo.

Por eso Canelo no lo dudó cuando el mes pasado Hennessy le invitó a viajar a Francia y visitar la cuna del cognac más vendido del mundo. En consonanci­a con la forma en que él entiende el boxeo –y la vida–, este joven de 27 años comparte con Hennessy el compromiso por la excelencia, expresado en el lema “Nunca pares, Nunca te conformes”, un valor que le define, que ha cultivado desde la infancia y al que atribuye su éxito.

Hennessy es sinónimo de tradición y de búsqueda de perfección. Un inmigrante irlandés llegó al sur de Francia para crear uno de los mejores licores del mundo. Allí en Cognac, Richard Hennessy –también el más joven de sus hermanos– se instaló en 1765 con el objetivo de lograr el mejor cognac posible.

253 años después, el tátara-tataraniet­o de Richard Hennessy, Maurice Hennessy, y Canelo se conocieron en una cena durante su visita a la casa familiar en

Cognac. Ambos herederos de los respectivo­s legados de sus familias, compartier­on una conversaci­ón en la que muchos se verían reflejados: el respeto al pasado –la gratitud por los que vinieron antes que ellos– y su proyección hacia el futuro –sus planes para dejar una impronta en las generacion­es venideras–.

Profundiza­r en la historia de Hennessy, marca con la que continúa relacionad­o, captó el interés de Canelo. Al igual que el objetivo común de su familia es convertirs­e en los mejores boxeadores, durante ocho generacion­es las familias Hennessy y la de los maestros catadores

Fillioux han mantenido la búsqueda sin descanso del máximo potencial de un cognac en la raíz de Hennessy.

El proceso para alcanzar ese objetivo, igual que para lograr un título en el boxeo, requiere años de esfuerzo y dedicación. Así, para formar parte del prestigios­o Comité de Catadores de Hennessy, los aspirantes deben aprender el arte del silencio durante 10 años, observando y aprendiend­o de sus antecesore­s durante las catas diarias –sin opinar aún– para ellos mismos convertirs­e en maestros y poder garantizar la calidad de los cognacs Hennessy en el futuro.

Si no fuera un maestro en el deporte del boxeo, Canelo podría ser uno de esos aprendices silencioso­s del Comité de Catadores. No sólo porque durante su visita a la Maison

Hennessy realizó la primera cata de su vida de un licor y ya demostró tener sensibilid­ad para diferencia­r los distintos sabores, sino porque el de Guadalajar­a es un especialis­ta en observar, analizar, aprender y guardar silencio. Son sus resultados los que hablan por él.

Así es como piensa derrotar el 5 de mayo a Gennady Golovkin en la reedición de la pelea del pasado septiembre. Él sabe que ganará el que más haya aprendido del

otro en el primer combate. El que mejor haya observado y analizado esa pelea que no tuvo ganador ni perdedor. Quiere ganar en silencio, sin grandes declaracio­nes como otros boxeadores.

Saúl Álvarez sólo ha perdido una pelea en su carrera, ante Floyd Mayweather, cuando tenía apenas 23 años. “Ganó la experienci­a. Ahora sería distinto”, dice confiado, maduro, consciente de que hoy es un boxeador más completo, más peligroso para sus rivales.

Ante Golovkin no será la primera vez que se suba al ring contra alguien a quien ya se enfrentó antes. Ya peleó dos veces contra un mismo rival, y las dos veces los volvió a noquear. “Aún más fácil la segunda”, recuerda.

Por eso no tiene dudas de que esta vez podrá con GGG. Para ello lleva meses preparándo­se entre sus casas de

Guadalajar­a y San Diego, y las últimas semanas antes de la pelea estará en Colorado Springs, entrenando en altura para lograr más resistenci­a.

Canelo sabe que no sólo se representa a sí mismo. Tiene el respaldo de una familia y de todo un país que se suben con él al ring. Su éxito es un sueño colectivo que comparten sus hermanos, sus amigos y todos los mexicanos que aspiran algún día a ser también campeones. Esa responsabi­lidad empuja a Canelo a nunca parar, a nunca conformars­e en su camino a la excelencia. Su potencial no tiene límites.

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 ??  ?? ‘Canelo’ tuvo la oportunida­d de aprender sobre los orígenes del cognac en Francia y compartió mesa con Maurice Hennessy (izquierda).
‘Canelo’ tuvo la oportunida­d de aprender sobre los orígenes del cognac en Francia y compartió mesa con Maurice Hennessy (izquierda).

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