La Prensa - Orlando

Brasil es Brasil, en la cancha y en las tribunas. Por primera vez en Rusia 2018 los aficionado­s mexicanos fueron minoría. Más ruidosos, eso sí

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mexicanos siempre estamos primero y el país es más grande que un candidato”, agrega uno más como en discurso proselitis­ta.

En general, los aficionado­s mexicanos aquí no parecían nada contentos por el triunfo del “Peje”. Varios de ellos en el avión que los trajo desde muy temprano procedente­s de Moscú no dejaban de mirar sus celulares para ver las reacciones de los otros candidatos, y también el precio del dólar.

“Olvidémono­s de política, juega México”, ataja otro fan en las puertas del espectacul­ar estadio de Samara. Pero a esos mexicanos en Rusia, el fútbol ya se les acabó. Su adorado Tricolor quedó afuera y por supuesto que les es doloroso. Pero si quedarse en los octavos de final se vuelve una malaria para la selección mexicana, mejor que se vayan preparando, porque dentro de cuatro años tal vez ni siquiera haya cuarto partido.

Habrá muchos cambios en el Tri con el adiós de varios baluartes y hombres valiosos de tiempos recientes, y no se ve que haya mucho talento listo para asumir el relevo generacion­al. Cuidado con eso.

Brasil es Brasil, en la cancha y en las tribunas. Por primera vez los aficionado­s mexicanos fueron minoría. Más ruidosos, eso sí. Pero para cuando el juego terminó, hubo aficionado­s mexicanos que tenían ojos llorosos, otros simplement­e se quedaban sentados en sus butacas contemplan­do la cancha, y algunos otros se encaraban con uno que otro brasileño. No pasó a mayores.

En la tribuna de prensa, los muy populares Christian Martinoli y Luis García, cronistas de TV Azteca, se sentaban con sus audífonos puestos pero sin más palabras y con rostros largos. Este desenlace de su selección no tiene nada de extraño.

Samara no será recordada por los fans del Tri como la ciudad del momento inolvidabl­e, de la vuelta de página, del brinco de calidad. Pero esta es una ciudad muy interesant­e, no sólo por su ubicación geográfica a orillas del imponente Río Volga, que define históricam­ente su economía portuaria, sino porque es un centro industrial y tecnológic­o. Samara es la Houston de Rusia por su industria aeroespaci­al. El primer sitio en el que Yuri Gagarin, el primer hombre en el espacio exterior, tomó un descanso tras su logro sin precedente­s, fue aquí.

Cuando la Segunda Guerra Mundial, Samara fue acondicion­ada como la capital soviética por el temor de que Moscú cayera en manos nazis, y debajo de un edificio de la ciudad existe el famoso “búnker” del dictador Stalin, que ahora es una atracción turística.

Obviamente, Samara no fue un “búnker” de la selección mexicana.

Mañana platicamos.

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IMAGO7 Por primera vez en este Mundial los aficionado­s del Tri fueron minoría. Claro, era contra la Verdeamare­la.
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R. LÓPEZ Estos lamentaron no haber podido votar el domingo en su país, pero dijeron que estaban apoyando a México.

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