LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA Y LA PERTENENCIA
Al haber nacido en Nueva York de padres puertorriqueños me acuerdo del discrimen como si fuera ayer y, gracias a Dios, no permití que nada ni nadie me desviara de mis metas. Si la vida me daba limones, aprendí a hacer limonada y disfrutármela. Me siento como mi abuela cuando me hacía los cuentos de las libras de guineos que compraba con monedas de $.01. Por Dios, hoy día hay quienes las botan. Yo no porque le añado cuatro más y ahí tengo el vellón.
Bueno, volviendo a por qué recuerdo tanto el crecer en Nueva York y todo lo bueno que aprendí de mis dos culturas, siempre vivas en casa. Cuando los newyoricans crearon su propio idioma, el gobierno de New Jersey empezó a traer traductores para ayudar a los hispanos. Pero si no eras de ahí no entendías cuando iban al “roofo a lonchar un sandwich”. Hoy es súper claro. Los boricuas somos crueles hasta con nosotros mismos. No importa dónde naces, porque no puedes escogerlo. Todos pertenecemos a algún lugar y si olvidamos eso podemos entregarle el mundo a las computadoras. Hoy día los baby boomers seguimos destacándonos porque no hemos perdido ese calor humano. Pedimos la bendición y respetamos a las personas mayores. Hoy día gracias al celular y las computadoras estamos criando seres sin sentimientos para nadie, solamente para sí mismos. Esto porque están adictos al celular y los padres lo están permitiendo porque lo hacen también.
La familia era lo principal en mis días y eso ayudó a crear el ser que soy hoy. Si no fuese así, ¿qué hubiese sido de mi hijo después de su accidente casi fatal? Familia, qué palabra bella con tanto significado. No importa quién seas, cuando piensas en tu niñez y en la familia, ¡sonríes!