Que nadie quede en la calle
Al terminarse la ayuda de FEMA, organizaciones trabajan para hallar vivienda para las 45 familias boricuas desplazadas por María que aún están en hoteles
“Yo me pongo nerviosa porque no sé qué va a pasar después del 14 de septiembre. Estamos pasando por momentos horribles”, comentó María Rivera, de 69 años, quien estaba acompañada de su esposo Carmelo Alme- na, de 75. Sentados frente a la iglesia episcopal Jesús de Nazaret y tomados de la mano, esperan con incertidumbre su futuro. Rivera sufre de asma y tiene dolor en las piernas, dice que a veces no puede ni caminar. Los dos han estado enfermos.
Esta pareja es parte de las 45 familias desplazadas de Puerto Rico por el huracán María que aún viven en hoteles y que son asistidas por organizaciones locales. A casi un año de la catástrofe que dejó el huracán María en Puerto Rico, el programa Asistencia Transitoria de Vivienda (TSA) llega a su fin el 14 de septiembre después de que un juez negara la solicitud para que la Agencia de Manejo de Emergencia (FEMA) abriera programas de ayuda para vivienda de transición para los desplazados de la isla caribeña.
El gran reto para Rivera y Almena, al igual que para otros refugiados, es encontrar un lugar para vivir de modo permanente. Su único ingreso es el seguro social por incapacidad. Entre los dos reciben mensualmente poco más de $1,000 y no pueden pagar una renta de $1,200, que es el promedio de un apartamento de un cuarto en Orlando. Ellos llenaron una solicitud de vivienda para personas de bajos ingresos con lo cual pagarían el 30% de sus ingresos, pero hay una lista de espera de año y medio.
“Parece que hay un apartamento en Ocala, [ciudad a hora y media de Orlando] donde hay apartamentos”, dijo Almena. Fue una buena noticia, ya que regresar a Puerto Rico no es una opción, porque allá lo perdieron todo. La pareja su mudó de Caguas, Puerto Rico, una de las provincias más castigadas hace un año por el huracán María. La única opción para sobrevivir con sus condiciones de salud era venir a Florida, sin nada. El hotel en el que residen actualmente es el lugar en el que la pareja ha vivido desde que llegaron en noviembre.
“El gobierno del estado de Florida y el gobierno federal pueden ayudar a estas familias, pero no han querido hacerlo”, aseguró José Rodríguez, padre de la iglesia episcopal Jesús de Nazaret y miembro de Vamos4PR. Rodríguez dice que estás familias se quedarán en el desamparo, en la calle o viviendo en el carro, si no se les ayuda. “Son las más vulnerables porque son familias a las que se les ha hecho más difícil valerse por sí mismas por su edad, sus condiciones de salud y sus enfermedades crónicas. Y hay madres solteras”, resaltó.
“Vamos a seguir luchando por vivienda, ya tenemos la esperanza de tener un apartamento en Ocala y el dinero que nos dará Hispanic Federation. Eso nos ayuda para pagar unos días de hoteles en lo que conseguimos una
vivienda”, dijo Jaykarey Skerett, madre de tres hijos con condiciones especiales como trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Maribel Adorno, enferma de diabetes, tiene una hija con retraso mental y dos nietas que cuida. Ella no quiere regresar a Puerto Rico porque las terapias y la educación especial son mejores en Florida. Dijo que ella recibe $500 por su hija de 40 años, la cual se comporta como una persona de 15.
Dimarie Cardona, completamente bilingüe y con una carrera de enfermería, dijo que no ha podido revalidarla en Florida, por lo que ha tenido que trabajar limpiando cuartos en un hotel de Disney World. Ella relató que los recursos de las organizaciones están allí, pero a la hora de la verdad hay obstáculos para poder continuar: “United Way te ayuda con un mes de renta y el depósito, pero si no tienen los ingresos suficientes eso no te ayuda”. Cardona vive en un hotel de Kissimmee y tiene un ingreso mensual de $1,600, pero está dispuesta a pagar $800 porque ese es su presupuesto y tiene otros gastos como pagos de guardería y del carro.
“Estamos disgustados porque no se ha hecho lo suficiente para ayudar a los puertorriqueños que son ciudadanos, que no han sido tratados con equidad”, señaló Betsy Franceschini, directora regional de Hispanic Federation. Ella recalcó que están trabajando en coalición con organizaciones comunitarias para encontrarles vivienda y proveerles fondos para pagarla.
La semana pasada, Hispanic Federation y varias organizaciones sin fines de lucro llegaron a los hoteles donde se hospedan las familias desplazadas para evaluar sus necesidades de vivienda y empleo. Se registraron 45 familias que necesitan recursos de emergencia. Se hizo todo el papeleo y esta semana se hará lo posible para conseguirles vivienda, además de que el público está enviando ofertas de cuartos, casas o departamentos en renta.
El padre Rodríguez dijo que han encontrado 20 apartamentos de dos o tres cuartos a un costo de $700 y $800 en Ocala. “Allí los landlords [dueños de viviendas] no se han aprovechado de la gente”, dijo el religioso, y agregó que están en pláticas con el alcalde de de esa ciudad localizada al noroeste de Orlando.
“Estamos trabajando en coalición con distintas organizaciones, para poder llevar a estas familias en una transición. Estamos buscando alternativas de vivienda no necesariamente en Orlando, pero estamos viendo otros lugares como Ocala, donde hay una organización hispana de apoyo. Tenemos familias que reciben seguro social o pensiones, pero en Orlando es imposible pagar una casa con ese tipo de ingreso”, explicó Freddie Agrait, coordinador de Abrazo Boricua.
Agrait pidió más sensibilidad hacia estas familias debido a que pasaron por un desastre natural, lo que “te cambia la vida, de algo normal a buscar los elementos básicos de supervivencia, como agua, comida, techo, mientras otras están pensando en comodidades como ir al cine… Tenemos que entender que todas estas personas por fuerza de la naturaleza han tenido que reenfocar su vida y que están en búsqueda de los elementos básicos de supervivencia”, finalizó el coordinador.l