¿QUIÉNES SOMOS?
Esta es una pregunta que la mayoría de las personas nos hacemos. Dicen muchos expertos que no podemos saber hacia dónde vamos si no sabemos quiénes somos.
Muchos contestamos esta pregunta diciendo nuestra ocupación o título académico. Algunos lo anunciamos muy esponjados “Yo soy... el o la doctor (a), licenciado(a), senador(a)”, otros aparentamos disculparnos diciendo “yo sólo soy… ama de casa, secretaria, barrendero”. Lo cierto es que todos estos son trabajos honrosos y tienen tanta importancia como todos los demás en nuestra vida. Tanto el médico como el barrendero tienen una función muy necesaria. Es cierto que unos estudian más y la sociedad le ha dado más reconocimiento o prestigio, pero al final del día una labor hecha con amor y orgullo hace una gran diferencia.
¡Pero esa no es la respuesta a la pregunta, eso no es quiénes somos sino lo que hacemos! ¿Cómo podemos enseñarles a nuestros hijos a desarrollar una identidad propia y a valorarse si no sabemos exactamente lo que eso significa y por ende no lo practicamos?
Vivimos comparándonos con los demás, preocupados por vestir tal marca y manejar tal auto. Algunos(as) nos hacemos cirugías plásticas a los 16 años porque no nos gusta la nariz que heredamos y cuando somos un poco mayores porque no aceptamos que es ley de vida que envejezcamos.
Es común que nos insultemos diciendo “qué estúpido(a) soy”, “yo no tengo confianza en mí mismo(a)” y “no creo que puedo lograr esto o aquello”.
¡Ya es hora de romper ese patrón! Es el momento en que comencemos a conocernos como un ser único y especial que tiene gran potencial de convertirse en un ser humano efectivo. Aprendamos a ser nuestros amigos y a tratarnos con respeto.