Kavanaugh debutó en el Tribunal bajo nube de polémica confirmación
Juez escucha un caso sobre la detención prolongada de inmigrantes indocumentados
El juez conservador Brett Kavanaugh asumió su cargo vitalicio en el Tribunal Supremo con una amplia gama de casos por delante, y bajo un nubarrón de escepticismo sobre si obrará con independencia e imparcialidad jurídica.
Kavanaugh, de 53 años, fue confirmado en el pleno del Senado el sábado pasado, con 50 votos a favor y 48 en contra, tras un polémico proceso de confirmación ante acusaciones sobre su presunta mala conducta sexual en la década de 1980.
El juez tomó el juramento horas después del voto y este lunes, durante una ceremonia protocolaria en la Casa Blanca, nuevamente prometió actuar de forma “independiente” e “imparcial”.
Su presencia como noveno juez, en reemplazo de Anthony Kennedy, quien se jubiló en julio pasado, completa a un Tribunal Supremo que estará bajo mayoría conservadora, 5-4, durante décadas, afectando la vida política y las políticas sociales en el país.
En su primer día de trabajo, Kavanaugh llegó acompañado de su familia y recibió una efusiva bienvenida del presidente del Tribunal Supremo, John Roberts.
“Le deseamos una larga y feliz carrera en nuestro llamado común”, dijo Roberts frente a un salón repleto de periodistas, expertos jurídicos y miembros del público, que hicieron cola desde temprano para presencia la sesión.
Sentado en la extrema derecha de un amplio escritorio de caoba en el solemne salón, Kavanaugh asumió un papel activo al escuchar argumentos orales en sendos casos de robo relacionados con una ley federal de 1984. Esa ley incrementa las sentencias carcelarias para criminales reincidentes, en particular los que cometen crímenes violentos o infracciones de droga graves.
En ambos casos, uno de Florida y otro en Arkansas y Tennessee, los demandantes impugnaron la clasificación de delitos graves bajo esa ley federal, que permite una sentencia mínima de 15 años en prisión en algunos casos.
Casos pendientes
Kavanaugh reemplaza a Kennedy, nominado por un presidente republicano pero que con frecuencia fue un “voto bisagra” –es decir, un voto de desempate- y también votó con el ala progresista de la corte en asuntos como el acceso a servicios de aborto o los derechos de los homosexuales.
Kavanaugh no podrá emitir dictámenes en los casos ya escuchados la semana pasada - a menos que la corte programe otras audienciaspero esta semana escuchó un caso sobre la detención prolongada de inmigrantes indocumentados mientras aguardan la resolución de sus casos.
También se prevé que el Tribunal escuche eventualmente casos como el futuro del “programa de acción diferida” (DACA) de 2012, las “ciudades santuario”, y la inclusión de la pregunta sobre ciudadanía en el Censo de 2020.
Las audiencias de ayer se realizaron bajo extremas medidas de seguridad, tomando en cuenta que confirmación de Kavanaugh generó apasionadas protestas de grupos a favor y en contra.
Promesas de un juez
Durante la ceremonia en la Casa Blanca, Kavanaugh señaló que el Tribunal Supremo es una institución por encima de lealtades partidistas o políticas, y prometió ser un juez “independiente e imparcial”.
“El Tribunal Supremo es una institución de leyes, no es una institución partidista o política… es un equipo de nueve (jueces) y siempre trabajaré en equipo”, prometió.
“Mi meta será ser un gran juez para todos los estadounidenses y para todo EEUU… siempre lucharé por preservar la Constitución de EEUU y el imperio de la ley estadounidense”, enfatizó Kavanaugh.
Precisamente por sus promesas es que, en adelante, sus dictámenes estarán bajo la lupa, debido a su extensa trayectoria jurídica conservadora y a sus diatribas contra los demócratas, a quienes acusó de “orquestar un golpe político”.
El grupo Latinos por un Sistema Judicial Justo afirmó en un comunicado que continuará luchando para proteger a los latinos y otras minorías que “buscan igualdad de justicia en los tribunales”.
“Si el juez Kavanaugh busca restringir el acceso de los inmigrantes al cuidado de salud y las protecciones laborales, o hace caso omiso a los daños de leyes discriminatorias sobre el derecho al voto, o si repliegue el control de las mujeres sobre sus cuerpos, acá estaremos esperándolo”, afirmó el grupo, que promete movilizar a los votantes junto a otros grupos progresistas.
Tampoco ayuda que Trump y sus aliados republicanos han hecho alarde de que la instalación de Kavanaugh cumple una prome- sa electoral de 2016 de nombrar a jueces anti-aborto y pro tenencia de las armas, entre otras causas conservadoras.
Consciente del escepticismo entre las mujeres votantes, Kavanaugh también destacó que hizo historia al nombrar a cuatro abogadas a su equipo de asesores.
Afuera del Tribunal Supremo, sin embargo, un puñado de activistas señaló que Kavanaugh fue confirmado pese a que no hubo una investigación exhaustiva sobre las acusaciones de abuso sexual, o mala conducta sexual, que tres mujeres formularon en su contra.
Es que, aunque presuntamente tuvo “luz verde” de Trump para hacer una investigación “exhaustiva”, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) no entrevistó ni a Kavanaugh ni a su principal acusadora, la doctora Christine Blasey Ford.
Ambos ofrecieron testimonio bajo juramento el pasado 27 de septiembre ante el Comité Judicial del Senado: Ford dijo estar “100%” segura de que Kavanaugh intentó violarla en una fiesta en 1982, cuando ambos cursaban la secundaria.l