HONRANDO A LOS VETERANOS
Aunque el 11 de noviembre de 1919 fue designado como el Día del Armisticio, no fue hasta 1926 que el Congreso lo designó como celebración nacional y el Día de los Veteranos se convirtió en día feriado en 1938.
A través de la historia de Estados Unidos, miles de hombres y mujeres de todos los grupos étnicos, razas, nivel socioeconómico y religión se han unido a las Fuerzas Armadas y han arriesgado sus vidas para defender nuestros derechos y libertades. Algunos, como el fenecido senador John McCain han sufrido los horrores de ser prisioneros de guerra.
Tampoco podemos olvidar los miles que han perdido sus vidas ni las familias de Estrella Azul (familias de los que están en servicio activo) ni las familias de Estrella Dorada (familias de los que han muerto en servicio militar).
Algunos personas dedican ese día para hacer desfiles y otras celebraciones, ir a poner flores y banderas en los cementerios. Pero otros dedican ese día y muchos otros a ofrecer servicios de salud, ropa y hasta baños para los veteranos que viven en las calles. La indigencia es altísima entre los veteranos de guerra.
Muchos veteranos regresan de servir con necesidades médicas y sufriendo del síndrome postraumático y no se les ofrece el respeto ni los servicios necesarios para ayudarlos.
Recientemente, el presidente Trump dijo que estos veteranos carecían de fortaleza y que eran débiles. Debilidad no tiene nada que ver con este síndrome, es el resultado de haber vivido un gran trauma y no merecen ser humillados por esto.
Este gran trauma y la falta de recursos aumentan la dificultad de adaptarse a la vida civil y contribuyen a la alta tasa de suicidios entre veteranos.
Los veteranos han servido con honor y merecen nuestro respeto y agradecimiento todos los días.O