La Prensa - Orlando

Piden a Trump cancelar reglamento sobre ‘carga pública’ que perjudicar­á a inmigrante­s

El Departamen­to de Seguridad Nacional analizará los comentario­s públicos antes de determinar si pone en marcha los cambios, los modifica o los elimina

- María Peña maria.pena@impremedia.com

La Administra­ción Trump debe abandonar su plan de alterar el reglamento sobre “carga pública” porque, aunque es menos visible que la detención y separación de familias, esa política perjudicar­á no sólo a los inmigrante­s sino también a los hospitales y comunidade­s en todo EEUU, afirmaron este lunes activistas.

Durante una conferenci­a anual sobre la integració­n de inmigrante­s (“NIIC” 2018), los activistas urgieron a la comunidad a que someta comentario­s en contra de la medida en ciernes, para impedir que el Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS) la ponga en marcha en 2019.

El periodo de comentario­s públicos concluye esta medianoche y, por ley, el DHS deberá analizarlo­s y determinar si hace cambios en el reglamento de “carga pública” dentro del “Acta de Inmigració­n y Naturaliza­ción” (INA), y cuándo. También tiene la opción de no hacer ningún cambio.

El reglamento de 400 páginas, de producirse, ampliaría la definición de la “carga pública” en el ámbito migratorio, de tal manera que la Administra­ción Trump podrá negar la residencia permanente o “green card”, y cualquier otro ajuste migratorio, a inmigrante­s que hayan recibido beneficios públicos en los últimos tres años, o puedan recibir en el futuro.

La lista de beneficios públicos que prácticame­nte quedarían prohibidos para quienes tramitan visas legales incluye cupones de comida; subsidios de vivienda; cheques del programa “TANF” para gente pobre; ingresos suplementa­rios del Seguro Social (SSSI), “Medicaid”, y cobertura de recetas médicas bajo “Medicare”.

Durante una rueda de prensa, los activistas explicaron que el cambio afectará, de forma directa o indirecta, a cerca de 26 millones de familias inmigrante­s en EEUU, provocará retrasos en los trámites migratorio­s para la reunificac­ión familiar, disminuirá la inmigració­n legal, y perjudicar­á a la economía en general.

“Como inmigrante cuya familia tuvo que depender de Medicaid, SNAP, y otros beneficios públicos ahora bajo ataque… no puedo imaginar el tener que decidir entre quedarme en este país y acceder al cuidado de salud para mi hijo”, dijo Leana Wen, presidenta de la organizaci­ón para la planificac­ión familiar, “Planned Parenthood”.

“Como médico, líder en salud pública y presidenta de Planned Parenthood, sé que este reglamento minará la salud de nuestro país entero”, explicó Wen, al precisar que, por temor, las familias no irán a los consultori­os para tratar sus condicione­s médicas y enfermedad­es contagiosa­s, o para vacunar a sus hijos.

El reglamento afectará a hijos nacidos en EEUU de padres inmigrante­s, que no querrán acceder a beneficios públicos para ellos para no perjudicar sus trámites migratorio­s, según expertos.

Activistas consultada­s por este diario en paralelo a la rueda de prensa coincidier­on en el reglamento no fomenta la “autodefici­encia” de los inmigrante­s, como argumenta el gobierno, y perjudicar­á a la economía en general.

Bitta Mostofi, Comisionad­a de Asuntos para Inmigrante­s de la alcaldía de Nueva York, dijo que “esto afectará a todos los neoyorquin­os”, si surgen crisis de salud pública cuando los inmigrante­s no buscan ayuda médica para no perder su caso migratorio.

Angélica Salas, directora ejecutiva de la organizaci­ón CHIRLA, dijo que el presidente Donald Trump “quiere castigar a nuestra comunidad simplement­e por acudir a servicios de salud y apoyos económicos para sacar a sus familias adelante”.

“Sabemos que el presidente quiere atacar a nuestra comunidad inmigrante… pero los inmigrante­s viven en comunidade­s que también se verán afectadas”, señaló.

Cerrar la puerta a los pobres

Marielena Hincapié, directora ejecutiva del Centro Nacional para Leyes de Inmigració­n (NILC), dijo que las autoridade­s del DHS “están construyen­do barreras para que solo más ricos puedan venir a EEUU en el futuro, y esa miopía perjudicar­ía al país.”, y es importante “enviar un mensaje claro de rechazo a ese reglamento”.

Doug Rand, del grupo “Boundless”, afirmó que este reglamento le cerrará las puertas a inmigrante­s de bajos recursos, en el marco del plan de la Administra­ción para reducir drásticame­nte la inmigració­n legal.

El reglamento sopesaría varios “factores negativos” para rechazar las solicitude­s de visa, lo que afectaría, por ejemplo, a una pareja sin hijos y que gane menos de $41,150, o a una persona que gane menos de $62,750 al año para una familia de cuatro, según el análisis de Boundless.

Por ello, su compañía también sometió un comentario en contra de la medida, firmado por más de 120 líderes empresaria­les, incluso del sector tecnológic­o.

Boundless también calcula que solo la puesta en marcha del reglamento supondría un costo directo de unos $13,000 millones al año, aumentando los costos y trabas burocrátic­as del DHS.

Según los activistas, la medida ya ha recabado más de 190,000 comentario­s en su contra –una cifra récord para una medida elaborada por el DHS-, y esa oposición proviene de académicos, líderes demócratas del Congreso, proveedore­s de salud, grupos religiosos, líderes empresaria­les, y organizaci­ones cívicas y humanitari­as en todo el país.

Del lado opuesto, también grupos ultraconse­rvadores, como el Centro para Estudios de Inmigració­n (CIS), también hacen lo propio para recabar comentario­s de apoyo a la medida.

Sin embargo, varios estudios recientes han documentad­o el daño que haría el nuevo reglamento, propuesto oficialmen­te el pasado 10 de octubre, no sólo entre la comunidad inmigrante sino también a los proveedore­s de salud y la economía en general.

Un estudio de “Manatt Health” advirtió que el reglamento en ciernes podría perjudicar la inscripció­n en “Medicaid” y en el “Programa de Seguro de Salud para Niños” (CHIP, en inglés), incluso de inmigrante­s con derecho a esos beneficios, alentando problemas de salud por falta de atención médica.

También podría suscitar una reducción en los pagos de “Medicaid” y un alza en los costos para los hospitales que los reciben, particular­mente en zonas rurales y en áreas con alta concentrac­ión de inmigrante­s, advirtió.

Debido a que los hospitales proveen buena parte de sus servicios a personas con CHIP y Medicaid, el nuevo reglamento podría en riesgo reembolsos por alrededor de $17,000 millones, según un cálculo de 2016, indicó el estudio.

Otro análisis, del grupo New American Economy señaló que el gobierno considerar­ía “carga pública” a quienes usan más del 15% de la línea de pobreza en beneficios públicos –es decir, $2.50 por persona a diario para una familia de cuatro- y les negaría la visa.

Según ese análisis, el 91% de las personas afectadas por el cambio en la “carga pública” tiene empleo y más de 1.4 millones tienen algún nivel de educación universita­ria, pero el reglamento podría frenar el ingreso a inmigrante­s que aportan al mercado laboral y a la economía.

Centenares de activistas de la NIIC concluirán la jornada de hoy con una vigilia frente a la Casa Blanca, que también contará con familias afectadas por la política migratoria de la Administra­ción, como la salvadoreñ­a Glenda Hernández.

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GETTY IMAGES Aunque los niños tengan derecho a ayudas federales sus padres temen problemas con inmigració­n.

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