LA ESPERANZA
Una de las cosas que más deberíamos tener en cuenta es la de agradar a Dios todos los días de nuestra vida. Al fin y al cabo Él nos dio la vida y, como dicen las escrituras, “si vivimos para Él vivimos y si morimos para Él morimos, sea que vivamos o que muramos somos del Señor”.
Y si queremos agradar a Dios tenemos que vivir por fe ya que sin fe es imposible agradar a Dios. De esta manera le demostramos que creemos y confiamos en Él. Y el ingrediente más importante de la fe es la esperanza. Como las mismas escrituras la definen: “fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Tenemos que aprender a esperar, esto fortalece nuestra fe, de la misma manera que el agricultor espera el resultado una vez siembra la semilla. Lleva un tiempo, la semilla no crece inmediatamente, él tiene que esperar. Lo mismo cuando una mujer va a dar luz a un hijo, tiene que esperar nueve meses y así sucede en el mundo espiritual.
Traigo a la memoria al que es llamado padre de la fe, Abraham. Él tuvo que esperar por más de 12 años cuando el Señor le prome- tió un hijo cuando tenía 90 años y su esposa Sara casi de la misma edad y además era estéril. Pero él esperó con paciencia y vio realizada la promesa del Señor, sabía que quien lo prometía lo iba a cumplir.
Lo mismo le pasó a Noé, pasaron casi 80 años construyendo el arca antes que el Señor inundara la tierra. Y sin ir muy lejos este su servidor esperé en una ocasión más de 18 años esperando la respuesta.
Aprenda a esperar, se me portan bien y buen genio.l