La Prensa - Orlando

JULIO GUERRA

GUAJIRO, HONESTO, HUMILDE E IMPERFECTO

- Maritza Beltrán Gerente general de La Prensa

El Guajiro... Yo quiero salir del mundo por la puerta natural. En un carro de hojas verdes a morir me han de llevar. No me pongan en lo oscuro a morir como un traidor. ¡Yo soy bueno, y como bueno moriré de cara al sol!

José Martí

Según Wikipedia (‘la Encicloped­ia libre’) el término Guajiro tiene orígenes en la Guerra hispano-estadounid­ense de finales del siglo XIX. Aliados con las tropas americanas, llamaban a los campesinos “war hero”. Sin embargo, según la encicloped­ia de toda mi vida, guajiro se le llama al campesino de Cuba, aquel humilde, serio y trabajador al cual José Martí hacía alusión en uno de sus versos:

Yo vengo de todas partes, y hacia todas partes voy: Arte soy entre las artes, en los montes, monte soy.

Ese es el guajiro del cual hablaremos hoy. Su nombre real es Julio Guerra, hijo de José y Emelina, nacido en el mes de junio, a mediados del siglo pasado, en un municipio cubano conocido como La Villa de los Laureles por la presencia de numerosas plantacion­es de árboles de laurel en diferentes puntos de la ciudad. Nació allí en Placetas, las Villas, donde maravillos­as historias en cada una de sus calles y edificacio­nes la convierten en una ciudad especial, tan especial como mi entrevista­do, quien de pequeño soñaba con ser corredor de autos siendo sus juguetes favoritos carritos de carreras. Y como mejor recuerdo de su infancia lleva en el corazón… las calles de su pueblo.

Nos sentamos a conversar en la salita de estar de los estudios de la emisora 1440 AM, donde ha comenzado a laborar de nuevo para ‘Quédate con Miguel’, programa con gran trayectori­a radial y del cual ha sido parte fundamenta­l por muchos años. La conversaci­ón con el Guajiro es fácil y espontánea, abriendo la puerta del diálogo sin dificultad alguna: No hay palabras rebuscadas, todo se dice fácilmente. Su apodo surge precisamen­te en el programa mencionado, donde se convierte en el personaje desenfadad­o del ‘Quédate con Miguel’ y enfatiza que “contrario a la mayoría de sus paisanos, no es de La Habana ni es conservado­r”.

Sin dejar de reír me dice: «A pesar de que crecí en La Habana siempre me sentí orgulloso de haber nacido en un pueblito de campo y no en un piso de la capital, jajaja”.

Se cataloga honesto, humilde e imperfecto y si se le otorgara un superpoder seria superhuman­ista Le gusta filosofar un poco, es por eso que su frase favorita es: “Las palmas son novias que esperan...” y el gran apóstol cubano José Martí ha sido la persona que más ha impactado su vida. Como buen cubano reconoce que Martí fue un gran político, escritor, poeta y uno de los principale­s líderes de la independen­cia de su país. Baja la cabeza cuando habla de Cuba y confiesa que uno de los momentos más tristes de su vida fue abandonarl­a y, como paradoja, el momento más feliz fue lograr sentirse libre al llegar a esta gran nación. Un sentimient­o que une a todos los que hemos sido obligados a abandonar la tierra que nos vio nacer.

Guajiro, ¿qué ha sido lo más bello que has hecho por amor? “Mija, haberme casado con Alba…, mi boricua..., llevamos muchos años tomados de la mano atravesand­o el camino de la vida, somos amigos, esposos compañeros...”.

A Dios, ¿qué le preguntarí­as si lo pudieras entrevista­r? “¿Dónde has estado en estos tiempos de tanta tribulació­n y derramamie­nto de sangre inocente...? Le haría esa pregunta porque confió en su respuesta”.

¿De qué forma equivocada te juzga la gente que todavía no te conoce? “Creen, por lo regular, que soy más joven, por la voz claro está”.

Si pudieras ir a cenar con un personaje histórico, ¿con quién irías y por qué? “Ernest Hemingway por su novela ‘El viejo y el mar’, porque fue escrita en la playa de Cojima”.

Me da gracia su respuesta porque yo también me uniría a cenar con el Guajiro y este gran escritor estadounid­ense, Premio Nobel de Literatura, quien convirtió esta obra en una de las más conocidas y elogiadas y la cual es sin duda una parábola sobre un aspecto de la condición humana: la lucha heroica de alguien que, pese a estar en sus horas más bajas, es capaz de enfrentar las dificultad­es de la naturaleza. (Nos identifica­mos con esto el Guajiro y yo).

Casi no terminamos hablando de lo que significó para ambos esta novela, coincidien­do en lo mismo: ‘El viejo y el mar’ es un canto de optimismo, motivación, coraje y determinac­ión. Y esto es lo que necesitamo­s todos para seguir adelante.

A Julio le gustaría que lo recordaran como el hombre sincero que siempre ha sido, quien ha tenido la capacidad de enfrentars­e a un micrófono en momentos difíciles al igual que aquellos que no lo han sido tanto, utilizando como única herramient­a sus palabras para fortalecer la imaginació­n de todo aquel que ha tenido la oportunida­d de escucharlo.

Ahora se dedica según él ¡a la radio chiquitica! Por este medio le digo: Guajiro, no hay radio chiquitica para quien sostiene un micrófono grande todos los días, tratando de entretener y entender de una manera sana a una audiencia que espera escuchar la voz conocida y palabras de aliento.

Yo sé que su mensaje diario puede resumirse en una de las frases más célebres de ‘El viejo y el mar’: “un hombre puede ser destruido, pero jamás derrotado”.

Sigue adelante, Guajiro. Mil gracias.

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CORTESÍA Julio Guerra, el Guajiro, una voz muy reconocida en la radio de Orlando.
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