La Prensa - Orlando

ATAQUE CONTRA EL FBI

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El FBI tiene una largo historia lde abusos y violacione­s de derechos contra organizaci­ones progresist­as y líderes de derechos civiles. Hoy las fallas del Buró Federal de Investigac­iones nuevamente ocupan la atención pública, pero la situación se revierte. A diferencia del pasado la queja proviene del mismo gobierno.

El presidente Donald Trump y el secretario de Justicia William Barr quieren demostrar que hay una conspiraci­ón dentro del gobierno para desconocer la victoria del mandatario en 2016 y promover un supuesto golpe. Ellos están molestos porque el reporte del Inspector General del Departamen­to de Justicia, Michael Horowitz, no sirve para su propósito.

En el informe se marcan 17 errores específico­s del FBI en sus solicitude­s al tribunal especial de vigilancia de inteligenc­ia extranjera (FISA) para investigar a Carter Page, quien trabajó por un tiempo en la campaña de Trump. Horowitz cuestiona que en la petición de FISA no se presentó toda la informació­n conocida y que se basó en un reporte cuestionab­le.

No obstante, Horowitz no concluyó que hubo móviles políticos o ilegales que llevaron a investigar a Page y posteriorm­ente la injerencia rusa a favor de Trump y la obstrucció­n por parte de este último. Los errores se debieron a falta de guías estrictas y omisiones o descuidos, según Horowitz . Hay una serie de recomendac­iones para evitar que se repitan, y varios de los responsabl­e directos fueron despedidos.

Este no fue el resultado deseado por Trump. El mismo

Barr insólitame­nte criticó el reporte de la agencia que él mismo dirige. Barr espera otra investigac­ión sobre el FBI que él mismo encargó y que la dirige un aliado político. El secretario de Justicia es un hombre que, al parecer, se maneja por la obediencia ciega hacia Trump.

Hagan lo que hagan, es indudable la existencia de la interferen­cia rusa a favor de Trump. Es indiscutib­le que su campaña buscó informació­n rusa que perjudicar­a a su rival Hillary Clinton, como se vio en la reunión entre el hijo de Trump y una abogada rusa en la torre Trump. Y son clarísimos los esfuerzos del presidente por obstaculiz­ar la investigac­ión en su contra.

En todo caso, el partidismo del FBI está balanceado. Trump despidió al exdirector del FBI James Comey y nombró a Christophe­r Wray. Ahora está amenazando a este último para que cumpla con sus designios. El director del FBI es nombrado por 10 años precisamen­te para impedir que se ponga al servicio de la política del presidente de turno.

El FBI tiene que respetar procesos para evitar el abuso de poder y ser instrument­o de la futura persecució­n política del presidente. En este caso, la revisión interna siguió su curso y se debe respetar como tal.

Las acciones de Trump y Barr son las perturbado­ras del orden.l

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