La Raza Chicago

ANTE EL TERROR, ACCIÓN CÍVICA

-

El brutal ataque contra el club gay Pulse en Orlando es repudiable y aterrador por el odio y la barbarie que lo incitó y con los que fue cometido, por la desoladora pérdida de vidas y el dolor que provocó y por el riesgo de que, en la consternac­ión y la rabia que genuinamen­te ha suscitado entre los estadounid­enses, esta tragedia sea aprovechad­a para estigmatiz­ar a comunidade­s enteras, perpetuar lacras que están en el origen de la violencia en el país y VDFDU EHQHÀFLRV HOHFWRUHUR­V con retóricas incendiari­as y demagógica­s.

El atentado en el que un tirador, al parecer cargado de homofobia e inspirado en el integrismo terrorista del Estado Islámico, asesinó a 49 personas es en todo sentido condenable, pero el hecho de que su autor fuese de religión musulmana no convierte a todos los que profesan ese credo en factores de riesgo para la seguridad del país.

La estigmatiz­ación de una comunidad entera por los crímenes de una minúscula proporción de sus integrante­s es injusta y peligrosa, pues agita los odios y la xenofobia y abre la posibilida­d de nuevos resentimie­ntos y violencias.

Perseguir a un grupo humano por la religión que profesa es éticamente errado y contrario a los valores fundaciona­les y a la Constituci­ón de Estados Unidos. El uso político electoral del miedo o el prejuicio hacia el diferente debe, por ello, ser señalado y neutraliza­do con el poder del voto y la bondad de la democracia.

Por otro lado, quienes han sido hostiles, antes y después del atentado, contra la comuQLGDG /*%7 GHEHQ UHÁH[LRQDU a fondo sobre los impactos que el discurso homofóbico y el rechazo a la diversidad tienen para una sociedad.

Cada quien es libre de profesar la religión de su preferenci­a y seguir sus valores, pero el respeto, la tolerancia y la vi- gencia de la ley y los derechos humanos deben regir esas relaciones y no únicamente las considerac­iones subjetivas o particular­es, que son válidas en el marco del respeto y la convivenci­a armónica pero pueden volverse destructiv­as si se degradan en prejuicios, sean estos motivados por la raza, el sexo, la edad, el origen nacional, la orientació­n sexual, las capacidade­s físicas o intelectua­les, la religión, el nivel socioeconó­mico o las actitudes políticas.

< ÀQDOPHQWH HV LQGLVSHQsa­ble que la sociedad entera y sus gobernante­s impongan controles mayores a la venta de armas de fuego que, preser- vando el espíritu de la Segunda Enmienda, contrarres­ten los excesos, las enormidade­s y los intereses que reducen la seguridad común. Las histerias que alegan que todo control de armas en el país es contrario a la Constituci­ón se equivocan, pues esa regulación no solo preserva el derecho de la Segunda Enmienda sino que la hace posible al compatibil­izarla con el resto de las garantías fundamenta­les.

El horror en Orlando debe mover a la acción en favor de la tolerancia, la democracia, la dignidad común y la seguridad inteligent­e. Esa es una excelente manera de honrar la memoria de las víctimas.

O

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States