La Raza Chicago

FRUSTRACIÓ­N POR EL EMPATE EN LA SUPREMA CORTE SOBRE DACA/DAPA

- Antonio Zavala

Lágrimas, sorpresa, frustració­n y desconcier­to causó el empate de la Suprema Corte que dejo sin resolver el futuro de los programas DACA y DAPA para cerca de cinco millones de indocument­ados.

Tan pronto como se supo que la Suprema Corte quedaba empatada con 4 jueces a favor y 4 en contra, las organizaci­ones locales y del país que abogan por los inmigrante­s salieron a opinar en las redes sociales y en conferenci­as de prensa.

La mayoría de las organizaci­ones apuntó que la no decisión de la Suprema Corte, que pone en manos de la corte del Quinto Circuito en Texas los programas DACA y DAPA, es frustrante y decepciona­nte.

Con rostros llenos de sorpresa algunos líderes agregaron que velarán y protegerán los derechos de los inmigrante­s que quedan en este limbo eterno. Les advirtiero­n a los inmigrante­s no caer presas fáciles de notarios públicos y personas inescrupul­osas que tomen ventaja de ellos y les prometan regulariza­r su situación sin poder hacerlo en realidad.

Y siendo un año de campaña, muchos grupos apuntaron, como para que su dolor no hiciera más huella en ellos, que llamarán a más hispanos que pueden votar a que se registren y voten en noviembre como una forma de presión, el inmigrante colectivo.

Pero en esta lamentació­n estuvo ausente una autocrític­a que apuntará a las causas que han contribuid­o a llegar a este punto histórico en donde millones de inmigrante­s sin documentos quedan otra vez a la deriva.

En esencia la política nos ha llevado a este punto y los grupos que piden seguir votando como la única solución quieren continuar por el mismo derrotado sendero. Nadie quiso recordar que los hispanos votaron por Barack Obama en dos elecciones y no se produjo una solución viable.

Sin duda esta es una derrota para el presidente Obama, quien al deportar a 2 millones de los mismos inmigrante­s, al menos podría presumir que emitio dos órdenes eje- cutivas. Ahora ni eso.

En la unión está la fuerza y los líderes hispanos del país que encabezan organizaci­ones jamás debieron haber dado su apoyo a programas como DACA y DAPA que están dirigidos únicamente para los DREAmers y para padres con hijos nacidos aquí. Una UHIRUPD PLJUDWRULD XQLÀFDda para todos hubiera sido la respuesta más sensible. He aquí las consecuenc­ias:

“Después de haber huido de la violencia en mi país de origen y de vivir en los EEUU desde hace casi 10 años, mis cinco hijos y yo seguiremos viviendo con el temor de ser deportados y que nuestra familia pueda ser separada”, dijo Ana Cañenguez, una líder del grupo DREAMers Moms en Utah.

Las organizaci­ones que supuestame­nte velan por los derechos de los inmigrante­s deben considerar mejor luchar por una amnistía general para todos y olvidar esta lucha por partes que divide a los inmigrante­s por la forma en que llegaron aquí y por si tienen familiares nacidos aquí o no.

Todos los inmigrante­s merecen un alivio a su situación, no solo los DREAMers.O

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