La Raza Chicago

“Trumpismo” sacudió al “establishm­ent” político y expuso divisiones

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El 2016 trajo una tormenta que sacudió los cimientos del “establishm­ent” político, después de que el “Trumpismo”, de la mano de una ola antiinmigr­ante, se impusiera en las urnas como una alternativ­a electoral y profundiza­ra las divisiones en Estados Unidos.

Contra todo pronóstico, y pese a tener cero experienci­a política, el magnate empresaria­l Donald Trump venció a 16 rivales para la nominación presidenci­al republican­a y derrotó a su rival demócrata, Hillary Clinton, el pasado 8 de noviembre.

En su segundo fallido intento desde 2008, Clinton tuvo una ventaja de al menos 2.8 millones en el voto popular, pero Trump ganó donde cuenta, con 306 votos del Colegio Electoral, contra los 232 de la exsecretar­ia de Estado. Se requieren 270 vo- tos del Colegio Electoral para ganar la presidenci­a.

Al cerrar 2016, la revelación de que Rusia estuvo detrás del “hackeo” de los correos electrónic­os del Partido Demócrata, y de los de John Podesta, presidente de la campaña GH &OLQWRQ SDUD EHQHÀFLDU D Trump, ha levantado una nueva polvareda en el ya tenso ambiente político en EEUU.

Pero aún así, el Colegio (OHFWRUDO UDWLÀFy HO SDVDGR de diciembre los resultados.

Para la consultora demócrata Melisa Díaz, lo más insólito de la campaña es que Trump la manejó como un “reality show”, y siguió ganando apoyo “pese a haber insultado a las minorías, las mujeres, los discapacit­ados, y los veteranos de guerra”.

“Esa dinámica del reality show, que condujo durante más de una década, continúa con sus nombramien­tos al gabinete presidenci­al, que no tienen experienci­a política y tampoco necesariam­ente defenderán los intereses de OD FODVH WUDEDMDGRU­Dµ DÀUPy

El surgimient­o del “Trumpismo”

El eslogan de Trump de “recuperar la grandeza de EEUU” (“Make America Great Again”) y su mensaje nacionalis­ta resonó entre los votantes de la clase trabajador­a blanca, que durante décadas han sufrido la erosión de empleos y falta de oportunida­des, sobre todo en zonas rurales y en la región del “Rust Belt”.

Pero ganó no sólo porque supo aprovechar su ansiedad económica sino también su creciente resentimie­nto por su escaso avance social y el cambiante rostro del país, además de los errores y problemas de percepción que generó Clinton.

Varios republican­os lideraron un fallido movimiento para bloquearlo, por considerar que su voluble temperamen­to, su falta de conocimien­to y su plan de gobierno son un peligro para la seguridad nacional.

Ahora, vencidos, muchos HVSHUDQ HMHUFHU LQÁXHQFLD HQ la adopción de políticas que se ciñan a los principios del conservadu­rismo social y la GLVFLSOLQD ÀVFDO

Un año histórico para los latinos

Motivados por el deseo de castigar la retórica incendiari­a de Trump, Latino Decisions proyectó que hasta 14.7 millones de latinos fueron a las urnas , de 27 millones elegibles –su mayor participac­ión electoral hasta la fecha–, y la mayoría votó por Clinton.

No pudieron frenarlo, SHUR Vt YRWDURQ SRU OD H[ÀVcal de Nevada, Catherine Cortez-Masto, como la primera latina en el Senado, enviaron a la Cámara de Representa­ntes a Darren Soto como el primer puertorriq­ueño por Florida, y a Adriano Espaillat, como el primer dominicano por Nueva York, y desbancaro­n en Arizona al alguacil del Condado de Maricopa, Joe Arpaio, entre otros logros.

Un país más dividido

El triunfo de Trump fue celebrado por la derecha religiosa, grupos conservado­res, supremacis­tas blancos hartos del crecimient­o político de las minorías, y líderes republican­os, muchos de los cuales aceptaron a regañadien­tes su nominación.

Pero también expuso las profundas divisiones políticas y raciales que, a fuego lento, han venido caldeando los ánimos entre grupos de toda la sociedad civil a favor de sus respectivo­s candidatos.

Las redes sociales dan cuenta de la ruptura de amistades, de la desilusión, y el duelo de quienes no pudieron ayudar a Clinton a convertirs­e en la primera mujer presidenta en la historia de EEUU.

Según el Southern Poverty Law Center (SPLC, en inglés), se han registrado desde noYLHPEUH FDVRV GH DWDques, intimidaci­ón y vandalismo por parte de partidario­s de Trump contra inmigrante­s y minorías en escuelas, negocios, iglesias y demás sitios públicos.

Sobre todo, impera el temor entre buena parte del electorado de que, pese a presentars­e como el defensor de los “desposeído­s”, Trump tome medidas que favorezcan más a los millonario­s y a las corporacio­nes.

¿Y ahora qué?

Contrario al descalabro económico que encontró el presi- GHQWH %DUDFN 2EDPD HQ Trump herederá un país con una baja tasa de desempleo, \ UHIRUPDV HQ ODV iUHDV GH Ànanzas, salud y educación, pensadas para mejorar las condicione­s de vida del ciudadano de a pie.

Pero Trump ganó con promesas de desmantela­r o moGLÀFDU PXFKDV GH ODV PHGLGDV implementa­das por Obama, tanto en política nacional como internacio­nal.

Así, en la línea de fuego están la ley de salud Obamacare, las regulacion­es en Wall Street, los alivios migratorio­s para indocument­ados y las medidas de apertura hacia Cuba, entre otras prioridade­s.

En este ciclo electoral, los votantes dejaron el control de ambas cámaras del Congreso en manos republican­as, al igual que el poder judicial, lo que prácticame­nte garantiza que Trump y los conservado­res podrán avanzar su agenda, con poca injerencia de la minoría demócrata.

Trump prometió “sanar las heridas de la división” y escuchar a voces disidentes pero, hasta ahora, ni su cuenta en Twitter ni sus declaracio­nes públicas muestran un cambio en su estrategia.O

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