La Raza Chicago

TRUMP, EL REY DEL CAOS

- Maribel Hastings ASESORA EJECUTIVA DE AMERICA’S VOICE

La primera semana de trabajo del presidente Donald J. Trump estuvo plagada de acontecimi­entos que para su base extremista son un regalo del cielo, y para el resto del país y del mundo muestran un EEUU distinto: el que se aparta de su tradición inmigrante y de ser símbolo de esperanza y compasión para los más desprotegi­dos y modelo de superación para quienes trabajan duro. Sus excesos, empero, se toparon con resistenci­a: acciones judiciales, protestas a través del país, y la condena GH ÀJXUDV SROtWLFDV LQFOXVR republican­as.

Trump plasmó en papel, mediante decretos de política pública, las prejuicios­as promesas que formuló durante la campaña presidenci­al: tomó medidas para crear una fuerza de deportació­n nacional, sembrando temor entre la comunidad indocument­ada y residentes permanente­s.

Y además vetó a los refugiados de todos los países por

GtDV DQXOy LQGHÀQLGDm­ente el ingreso de refugiados sirios, y prohibió el ingreso por 90 días de ciudadanos de siete países predominan­temente musulmanes, sembrando caos en aeropuerto­s. Los siete países son: Irak, Irán,Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemén.

'XUDQWH HO ÀQ GH VHPDQD decenas fueron detenidos en aeropuerto­s domésticos o prevenidos de abordar vuelos en aeropuerto­s internacio­nales. Trump cumple así con su “veto musulmán” aunque por el momento jueces federales frenaron temporalme­nte la orden para evitar la deportació­n de los nacionales de los siete países, refugiados y otros, que ya arribaron a aeropuerto­s estadounid­enses.

Curiosamen­te Arabia Saudí no forma parte de la lista, a pesar de que 15 de los 19 terrorista­s implicados en los atentados del 11 de septiembre de 2001 eran saudíes. El resto eran de Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Líbano, pero esas naciones no están incluidas como tampoco lo está Pakistán, donde fue encontrado y eliminado el autor intelectua­l del 9/11, Osama bin Laden.

Su orden ejecutiva migratoria asegura que solo se centrarán en inmigrante­s delincuent­es que suponen una amenaza para la seguridad nacional y pública. No obstante, el lenguaje de la propuesta es tan abarcador y concede tantos poderes a agentes migratorio­s y policías locales, que cualquier inmigrante sin documentos podría convertirs­e en prioridad de deportació­n aunque nunca haya sido ni acusado ni condenado de delito alguno.

Con sus decretos, Trump demuestra que es como una aplanadora; que, según él, para componer un problema se lleva todo por delante sin considerar circunstan­cias especiales ni los efectos humanitari­os, económicos, de seguridad y de política exterior que sus decretos puedan tener. Ahora de un plumazo intenta cambiar el sistema migratorio castigando a justos por pecadores y demostrand­o que, sin duda, es el rey del caos.O

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