La Raza Chicago

Los trabajador­es siguen a la espera de mejoras

- María Peña

Reclaman a Trump políticas económicas justas y una agenda para el avance social

El presidente Donald Trump ganó en 2016 con promesas de fortalecer a las clases media y trabajador­a pero, en una jornada de marchas de costa a costa en el país por el “Día del Trabajo”, activistas y líderes sindicales reclamaron una agenda que verdaderam­ente promueva su avance social.

La falta de un aumento al salario mínimo, el debilitami­ento de la industria manufactur­era, el golpe de la globalizac­ión en el mercado laboral, y el combate contra los sindicatos, son apenas algunos de los retos que afrontan los trabajador­es en Estados Unidos, muchos de los cuales YRWDURQ SRU 7UXPS FRQÀDQGR en un futuro más promisorio.

Fueron, además, algunas de las exigencias por las que centenares de miles de trabajador­es y activistas de la comunidad inmigrante participar­on en más de un centenar de eventos en todo el país.

Varias encuestas dejaron en claro en 2016 la ansiedad económica de trabajador­es que DIURQWDQ GLÀFXOWDGH­V SDUD SDgar la hipoteca, ahorrar para la educación universita­ria de sus hijos, o guardar para su jubilación. Muchos ni siquiera OOHJDQ D ÀQ GH PHV En entrevista con

antes de participar en una protesta en Washington, el presidente de la federación sindical AFL-CIO Richard Trumka aplaudió que Trump esté incentivan­do a las empresas a mantener sus operacione­s en EEUU pero eso, DÀUPy ´QR HV VXÀFLHQWHµ VL los trabajos ofrecen salarios bajos y poca voz para los trabajador­es.

“El presidente Trump debe usar su oficina e influencia para exigir un alto a la intimidaci­ón en los sitios de empleo, rechace de una vez la política del “derecho al trabajo”, y promueva y proteja la libertad de todo trabajador a formar o sumarse a un sindicato y negociar mejores condicione­s de vida”, enfatizó Trumka. La política de

adoptada en 28 estaGRV VH UHÀHUH D TXH OH\HV TXH prohíben las negociacio­nes colectivas entre empleadore­s y sus empleados.

“No vamos a ser un cajero automático para ningún partido político: nos alzaremos contra los republican­os corporativ­os que ataquen a los trabajador­es y contra los demócratas neoliberal­es que nos dan por sentado… estamos en la lucha de nuestras vidas para recuperar a EEUU como tierra de oportunida­des”, prometió Trumka.

Tomando en cuenta que los sindicatos en este país facilitaro­n la creación de la clase media, el plan de acción de AFL-CIO incluirá seguir luchando por el derecho de todo trabajador a formar un sindicato para poder así negociar por mejores condicione­s laborales.

¿Y los trabajos?

Trump prometió más y mejores empleos, en el marco de su eslogan para “recuperar la grandeza de EEUU” (“Make America Great Again”).

El viernes pasado, sin embargo, su Administra­ción se topó con la mala noticia de que la economía registró su expansión más lenta en tres años, de apenas el 0.7% en el primer trimestre, en comparació­n con el 2.1% del último trimestre en 2016.

La meta de la Administra­ción era un crecimient­o del 3%, pero la Casa Blanca ha intentado poner buena cara ante los resultados, al asegurar que la reforma tributaria en ciernes fomentará el crecimient­o económico.

Pero Trumka insistió ayer en que la idea de Trump de recortar los impuestos corporativ­os a un 15% no sólo es una “dádiva” para las corporacio­nes sino que traería “graves consecuenc­ias a largo plazo”, porque la economía perdería ingresos por $2.4 billones en la primera década

El plan tributario que promovió

Trump en la contienda electoral también ayudaría a los ricos, pero a un costo de $7.2 billones.

“Tendremos que esperar a ver los detalles de su plan, pero es importante que cualquier plan tributario ayude a la gente trabajador­a”, subrayó el líder sindical.

¿Quién velará por los trabajador­es?

A lo largo de la contienda en 2016, Trump atacaba la política económica de su antecesor, Barack Obama, al que acusaba de “abandonar” a los trabajador­es, y salpicaba sus discursos con nacionalis­mo económico. Ahora, sin acciones contundent­es en el Legislativ­o –el salario mínimo federal permanece en $7.25 la hora desde 2009- y una reforma tributaria que no arranca, la pregunta en boca de muchos en las marchas de ayer es quién saldrá a la defensa de los trabajador­es en este país.

Camino al Parque Lafayette, frente a la Casa Blanca, el vicepresid­ente del sindicato “32BJ”, Jaime Contreras, explicó que en la era de Trump, se hace “absolutame­nte necesario” luchar por los derechos laborales, de los pobres e inmigrante­s, y demás grupos vulnerable­s bajo ataque.

Según Trumka, la gente quiere buenos empleos, un comercio justo y aumento de salarios, y rechazó la crítica de que los sindicatos estén perdiendo fuerza.

El año pasado, menos del 11% de los trabajador­es perteneció a un sindicato, en comparació­n con cerca del 20% en

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GETTY IMAGES Los manifestan­tes enviaron un mensaje tajante contra las políticas antiinmigr­antes del gobierno de Trump.
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