Sufren los lanzadores
El cuadrangular más largo de la temporada por un jugador de los Rockies de Colorado no lo conectó Nolan Arenado ni Charlie Blackmon, los toleteros de esa novena de la Liga Nacional.
El batazo vino nada más y nada menos que del lanzador, Jon Gray, cuando disparó un bambinazo de 467 pies.
Fue el de mayor distancia pegado por un pitcher desde el 2015, cuando las Mayores comenzó a medir las longitudes a través de Statcast.
Esta rareza se une a que dos novatos se encuentren entre los líderes jonroneros en las Mayores en la campaña de 2017.
Aaron Judge, el espigado jardinero de los Yankees de 25 años, acumula 30 vuelacercas como líder en la Liga Americana.
Cody Bellinger, el principiante de 21 años de los Dodgers, lleva 24 estacazos, empate con Joey Votto, de los Rojos de Cincinnati, por el puntero en el Viejo Circuito.
Estos notables datos se unen a que la mayor cantidad de cuadrangulares pegados en un mes en 17 años ocurrió en el pasado mes de junio, cuando salieron del parque 1,101 pelotas.
El récord previo fue de 1,069 cuadrangulares en mayo del año 2000 en pleno apogeo de la denominada “Era de los esteroides”.
¿Será que la vergonzosa y oscura época del mejor beisbol del mundo está de vuelta?
Más que mirar a la posibi-
«Hay muchas personas que no están contentas con la pelota, estoy recibiendo esas mismas reacciones»
lidad del retorno del uso de suplementos y sustancias prohibidas, los ojos se han puesto sobre la pelota de beisbol. Un reportaje de
publicado el pasado 29 de junio citó a una docena de jugadores, coaches y dirigentes quienes tienen sospechas amplias de que hay algo raro con las pelotas que desde mediados del 2015 salen a menudo disparadas hacia lo profundo, ya sea por un defecto de fábrica o una alteración a propósito para estimular los jonrones.
“Hay muchas personas que no están contentas con la pelota, estoy recibiendo esas mismas reacciones”, dijo Dan Warthen, coach de pitcheo de los Mets de Nueva York, en el escrito.
“Estás viendo a jugadores batear hacia la banda contraria, rompiendo sus bates, y las bolas como quieran están saliendo del estadio. Son las bolas. Las están tirando más duro, pero están generando menos rotación, así que la pelota se queda colgando sobre el plato. Tiene que haber una investigación”, indicó.
Este artículo se une al estudio realizado por el portal The Ringer junto a un experto de la sabermetría, Mitchel Lichtman, en el que presentaron la teoría de que las pelotas utilizadas en el 2016 viajaron en un promedio de 7.1 pies más en comparación con las usadas después del receso del Juego de Estrellas del 2015.
El escrito detalla, además, que la pelota tiene una costura que sobresale menos sobre OD VXSHUÀFLH \ TXH OD EROD HV más pequeña que antes, lo que estaría contribuyendo el efecto del surgimiento de poder.
Otro estudio del portal estadístico Fivethirtyeight.com llegó a conclusiones similares.
Aaron Judge podría pasar de 50 jonrones con Yankees en esta temporad de novato.
Las Grandes Ligas no se quedaron callados ante la desFRQÀDQ]D TXH VH KD JHQHUDGR y emitieron un comunicado a los 30 equipos el pasado 1 de julio en el que detallan el proceso riguroso de pruebas al que se someten las pelotas –que son fabricadas por la compañía Rawlings en Costa Rica– este año.
Muchos jonrones
Hasta junio pasado, se pegaron 2,992 cuadrangulares en las Mayores para un promedio de 2.52 jonrones por juego. De seguir el ritmo actual, en el 2017 se pegarían más de 6,000 vuelacercas para quebrar la marca de 5,693 – promedio de 2.34 por partido– establecida en el 2000.
Antes del Juego de Estrellas, 16 jugadores llegaron a los 20 bambinazos, un paso que los llevaría a los 40 en septiembre.
En el 2016, sólo ocho jugadores consiguieron dicha cantidad. En el 2015, el dominicano Nelson Cruz, de los Marineros de Seattle, fue el único jugador que logró esa cifra.
“Da la sensación de que ha habido muchos cuadrangulares pegados por tipos que normalmente no son jonroneros, o por tipos que pueden pegar jonrones, pero que no llevaban la bola tan lejos. He visto muchos jonrones que simplemente no son normales”, dijo Jerry Blevins, veterano relevista de los Mets. Mientras los fanáticos gozan con la demostración demoledora con cada batazo que pegan sus jugadores favoritos, varios lanzadores también pusieron el grito en el cielo por la cantidad de colegas con ampollas en sus manos y dedos.
Marcus Stroman, de los Azulejos, reclamó a Grandes Ligas por el súbito aumento de lanzadores con ampollas en su mano de lanzar.
“Creo que se siente como una epidemia que está sucediendo en las Mayores ahora mismo, con muchos lanzadores con ampollas que nunca las tuvieron en el pasado.
Hasta ahora, las Grandes Ligas le han dado la espalda a este asunto. Creo que es una locura”, denunció el derecho de 25 años.
Lanzadores como Jharel Cotton, Taijuan Walker y Justin Nicolino perdieron tiempo de juego por la misma lastimadura. De igual manera, los estelares David Price y Johnny Cueto también se expresaron preocupados por la lesión que jamás habían experimentado.
El as de los Tigres de Detriot, Justin Velander, comparó la pelota que se utiliza en las Ligas Menores con la que se usa en las Grandes Ligas y resaltó que a la pelota que se usa al mayor nivel apenas se le ve la costura.
“Creo que el mejor examen que uno puede hacer es con los ojos. Ves bolas siendo bateadas fuera del parque que no deberían salir”, expresó.