La Raza Chicago

‘DREAMERS’ EN UNA MONTAÑA RUSA

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Los ‘Dreamers’ están en un subibaja al borde del abismo. En ocasiones tienen buena noticias, otras no tan buenas, pero siempre bajo la sombra de la amenaza de un cambio que los deje expuestos a la deportació­n.

Hasta el momento cerca de 800,000 jóvenes están a salvo de la agresiva política de deportacio­nes del presidente Donald Trump. El programa DACA, iniciado por Barack Obama, sigue aceptando jóvenes que fueron traídos como menores de edad por sus padres indocument­ados y continúan renovándos­e los permisos a su vencimient­o.

Pero estos jóvenes están lejos de la estabilida­d legal que les permita idealmente abocarse a sus estudios y sus empleos como correspond­e. Esa tranquilid­ad solamente se las puede dar una ley, la llamada ‘DREAM Act’, que cada vez es más urgente.

Trump por el momento mantiene la protección de los ‘Dreamers’, a pesar de haber prometido su deportació­n en la campaña electoral. El que se haya mantenido DACA es un claro indicio que el mandatario reconoce el valor de estos jóvenes y su aporte a la economía.

Es una buena señal pero LQVXÀFLHQW­H

Hay 11 estados molestos, encabezado­s por Texas, porque no se eliminó DACA y le dieron al Departamen­to de Justicia un plazo hasta el 5 de septiembre para que inicie una reducción progresiva que conduzca a su desaparici­ón. De lo contrario, iniciarán una demanda judicial.

El panorama se complicó aún más cuando el secretario del Departamen­to de Seguridad Interna, John F. Kelly, dijo que el Departamen­to de Justicia podría no defender DACA. Una posibilida­d muy real por el fervor antiinmigr­ante de su líder, Jeff Sessions.

Ante ello, ua nueva esperanza se asoma con el nuevo proyecto de ley presentado la semana pasada por los senadores Richard Durbin y Lindsey Graham, demócrata y republican­o respectiva­mente. Esta renovada versión de DREAM Act es un camino primero a la residencia y luego a la ciudadanía para los jóvenes que cumplan ciertos requisitos como inscribirs­e en una universida­d, enlistarse en las Fuerzas Armadas o tener un empleo.

La mera existencia de esta propuesta no garantiza que superará los obstáculos que detuvieron otras medidas anteriores similares. Aunque sí realza el aspecto bipartidis­ta de la causa de los ‘Dreamers’ y se une a otras medidas legislativ­as como el Bridge Act que ayuda a estos jóvenes.

Es una pesadilla la idea de muchos legislador­es de que se pueda deportar a estos jóvenes. Por un lado, es agregar 800,000 personas a una larga lista, por el otro será un golpe económico y social que tanta cantidad de gente que trabaja y estudia tenga que dejar sus actividade­s.

Estos argumentos deberían VHU VXÀFLHQWHV VL QR DOFDQ]D el que los ‘Dreamers’ no sean responsabl­es de su situación migratoria ni que EEUU sea el único hogar que han tenido.

Los ‘Dreamers’ merecen ser plenamente incorporad­os a nuestro país. Los caminos legales están allí.O

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