La Raza Chicago

El gobierno separa a las familias que buscan asilo y persigue a los padres

- Pilar Marrero pilar.marrero@laopinion.com

Cuando la salvadoreñ­a Blanca Vásquez llegó a la frontera de Texas y México con su hijo de 12 años Luis en octubre pasado, sólo tenía consigo una Biblia y la esperanza de que al decir la verdad de lo que le había pasado a su familia con las maras, Estados Unidos la protegería. Blanca, de 41 años, perdió a su esposo Juan Gilberto Landaverde en febrero de 2012, luego que el veterano sargento del ejército salvadoreñ­o fuera asesinado por orden de la mara. El caso fue noticia en El Salvador.

“Mi esposo trabajaba dentro de las prisiones. Estaba a cargo de prevenir la corrupción que ocurría dentro. Lo más común es que las pandillas operen sus empresas FULPLQDOHV GHVGH DOOtµ DÀUPD Blanca. “Pero mi Juan era incorrupti­ble”.

Tras la muerte de su esposo,Blanca y sus dos hijos pasaron un viacrucis. Se mudaron varias veces, recibieron amenazas y su hijo mayor estuvo en la mira de las autoridade­s que aseguraban que él era marero. Los pandillero­s buscaban reclutar al pequeño Luis para sus actividade­s ilegales.

El hijo mayor, William,escapó a principios de 2016 y fue detenido en la frontera, pero aprobó su entrevista inicial y fue liberado y enviado con su tío en Nueva Orleans. Blanca escapó como pudo a principios de 2017 con su hijo pequeño y pasó 10 meses en México.

En octubre de 2017 WUDV FUX]DU HO 5tR *UDQGH HQ Texas “con el agua a la cintura” Blanca no se encontró con agentes que la llevaron a un centro de detención para ayudarla a ella y a su hijo Luis mientras pedía ayuda al gobierno de Estados Unidos.

Lo que Blanca encontró fue la nueva política de la Patrulla Fronteriza bajo Donald Trump y el procurador Jeff Sessions: separación familiar y acusación criminal del adulto.

“Ella expresó el miedo de regresar a su país, pero en vez de llevárselo­s y detenerlos, los separaron de inmediato y decidieron presentarl­e a ella cargos penales por “entrada ilegal”, explicó a este medio la abogada Adriana Zambrano, que tomó el caso de Blanca en enero cuando la salvadoreñ­a lo tenía casi todo perdido.

Blanca y Luis no fueron al mismo centro de detención mientras su “unidad familiar” (que es como el gobierno llama a las familias que buscan asilo), peleaba su caso legal. Esto era lo común bajo el gobierno de Barack Obama.

“Lo diferente es que ahora estamos viendo más casos de madres -o padres- con niños pequeños que en vez de quedar detenidos juntos para pelear su caso, los separan, mandando al niño a un refugio y al padre o madre a un centro de detención”, dijo Zambrano.

La cosa no termina allí.Además de separar a las familias, las autoridade­s están acusando a los adultos -el padre o la madre- de un cargo criminal, lo que los hace automática­mente deportable­s y vetados del país por muchos años.

Según abogados y varias quejas de organizaci­ones de defensa de los niños migrantes, no está claro cuál es el criterio que están usando para separar a las familias.

En enero, Adriana y Bridget Cambria, de la organizaci­ón ALDEA, comenzaron a defender a Blanca.La organizaci­ón no lucrativa tiene como objetivo ayudar a los niños y familias que buscan asilo.

Su trabajo legal de varios meses rindió frutos cuando un juez de El Paso, conocido por ser uno de los más estrictos del país, aceptó que el caso de Blanca era creíble y le dijo TXH SRGtD VDOLU EDMR ÀDQ]D

El pequeño Luis, tras pasar mes y medio en un refugio en Nueva York, fue reunido con su hermano William y su tío en Nueva Orleans.

Una campaña pública para levantar fondos logró recabar lo necesario para cubrir OD ÀDQ]D GH %ODQFD \ HVSHra seguir recabando fondos para ayudar a otros casos.

Blanca está a punto de salir del centro de detención y reencontra­rse con sus dos hijos,

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FOTO: PROPORCION­ADA Blanca Vasquez no ha visto a su hijo Luis desde que los separaron en octubre.

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