La Raza Chicago

PRESIÓN PARA QUE EL CONGRESO ACTÚE

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Los estudiante­s están decididos a terminar con las matanzas escolares. No quieren que los adultos vuelvan a ignorar la amenaza real que existe en las aulas por falta de leyes que restrinjan la posesión de armas.

Al cumplirse un mes de la masacre en la secundaria de Parkland, Florida, cerca de 150,000 estudiante­s de 3,000 escuelas de todo el país suspendier­on sus clases para exigir cambios en el control de armas. Desde Chicago y Nueva York hasta Los Ángeles, decenas de miles jóvenes recordaron la tragedia con momentos de silencio, con sillas vacías o mencionand­o los nombres de las 17 víctimas.

La acción está destinada a mantener vivo el movimiento estudianti­l surgido a partir del incidente y como antesala para la demostraci­ón March for Our Lives del próximo 24 de marzo en Washington DC.

Este activismo en favor del control de las armas de fuego es un ejemplo para todos. Las tragedias que invoOXFUDQ XQ UHYyOYHU R XQ ULÁH se producen a diario en hogares, en sitios de empleo, en la calles, en la iglesia y en las escuelas.

De todos, son los estudiante­s los que reaccionar­on.

Ellos son los que no están dispuestos a callar. Ellos rechazan la “normalidad” de que en cualquier momento puede entrar una persona armada y mate a todos. Ellos se preparan seguido en las aulas para ese momento. Pero resulta intolerabl­e tener que estudiar con un ojo en el pizarrón y el otro en la puerta por si entra un asesino.

Es justa la causa para controlar mejor o eliminar las armas de asalto en manos civiles, crear un sistema universal para la averiguaci­ón de antecedent­es de los compradore­s y otras medidas de sentido común.

Lo estudiante­s merecen el respaldo de los padres, de los maestros y de los adultos a su alrededor.

Ellos necesitan ese apoyo porque su idealismo y compromiso se enfrenta a fuerzas SRGHURVDV TXH VH EHQHÀFLDQ con la abundancia de armas y hacen todo lo posible por mantenerla.

Hay mucha farsa en el Congreso como la reciente aprobación en la Cámara Baja de la medida STOP School Violence Act que destina 50 millones de dólares para un programa de entrenamie­nto. Esta es una maniobra, pues QR VH GLFH FyPR VH ÀQDQFLDrá, para mostrar una acción.

Hasta ahora no habrá camELRV VLJQLÀFDWL­YRV HQ ODV OH\HV sobre el control de armas. Si fuera por la Casa Blanca o el Congreso todo seguirá igual. El ciclo masacre-lamento-oración-masacre continuarí­a sin problema.

El problema con las armas es mucho más que una cuestión de seguridad escolar. Es un complicaci­ón social que amenaza al público, que estremece el sistema de salud.

Los estudiante­s están levantando la bandera del sentido común. Hay que respaldarl­os porque su lucha es legítima y de todos.O

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