NO PUEDE BORRAR LA CONSTITUCIÓN
Las palabras del presidente Donald Trump hablan de una “amenaza” urgente, a pesar de que la caravana de migrantes que, según él, nos invadirá aún está en el sur de México. Y de que no puede hacer nada ahora por ese “peligro” por el cual quiere saltarse unilateralmente la Constitución. Pero lo único inminente son las elecciones.
A medida que se acerca los comicios legislativos que le puede costar a los republicanos el control del Congreso, se incrementa la desesperación de la Casa Blanca por tirar a los inmigrantes al fuego. A los que están en EEUU, los que están en camino y, por último, a los que aún no nacen.
A esto se refiere Trump cuando dice que está considerando una orden ejecutiva para quitar la ciudadanía estadounidense automática que hoy recibe cada bebé que nace en EEUU. El propósito es seguir explotando un discurso nativista para movilizar al votante con amenazas de que los inmigrantes destruirán el estilo de vida estadounidense. Estados Unidos es una nación extensa y muy diversa. Trump engaña a su electorado haciéndole creer que puede retrasar el reloj GHPRJUIÀFR D XQ SDVDGR Ohjanísimo cuando el país no tenía la diversidad y riqueza que hoy tiene.
La Enmienda 14 de la Constitución, estableciendo la ciudadanía para todos los nacidos en EEUU, fue aprobada en 1868 para proteger a los afroamericanos después de un controversial fallo de la Suprema Corte. En 1898 el $OWR 7ULEXQDO FRQÀUPY OD Lqterpretación que hoy perdura.
El principio dice que todos los nacidos en territorio de EEUU y bajo su jurisdicción de EEUU son estadounidenses.
Por ello, el derecho a la ciudadanía a los así nacidos es claro y la pretensión de vulnerarlo por un acto unilateral de la Casa Blanca es una muestra de autoritarismo contrario a los principios básicos de la república. Ciertamente la Constitución puede ser reformada vía el Congreso, aunque eso resulta difícil por las amplias mayorías legislativas y estatales que se requieren.
Pero saltarse la Enmienda 14 con un decreto es inconstitucional. Y resulta peligroso e inaceptable que alguien crea que con plumazo puede cambiarse o ignorarse la Constitución.
Trump ya tiene la Guardia Nacional en la frontera con México y envía a miles de soldados para enfrentar una marcha migrante que se va reduciendo, integrada mayormente por familias. La idea de recortar la ciudadanía por decreto cuadra en su estrategia de promover odio y resentimiento electoral a través del miedo. Pero es anticonstitucional y sería un acto que sería impugnado en los tribunales de la nación.
La urgencia electoral y el desprecio a los inmigrantes ignoran las necesidades que enfrentan países desarrollados como el nuestro. Los hijos de los inmigrantes integran la fuerza laboral que mantendrá el equilibrio entre la baja de nacimientos, la extensión de la vida y el crecimiento económico. Su ciudadanía es por demás legal y legítima.
Claro, el futuro de EEUU es más lejano que la elección de este martes.o