La Raza Chicago

NO PUEDE BORRAR LA CONSTITUCI­ÓN

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Las palabras del presidente Donald Trump hablan de una “amenaza” urgente, a pesar de que la caravana de migrantes que, según él, nos invadirá aún está en el sur de México. Y de que no puede hacer nada ahora por ese “peligro” por el cual quiere saltarse unilateral­mente la Constituci­ón. Pero lo único inminente son las elecciones.

A medida que se acerca los comicios legislativ­os que le puede costar a los republican­os el control del Congreso, se incrementa la desesperac­ión de la Casa Blanca por tirar a los inmigrante­s al fuego. A los que están en EEUU, los que están en camino y, por último, a los que aún no nacen.

A esto se refiere Trump cuando dice que está consideran­do una orden ejecutiva para quitar la ciudadanía estadounid­ense automática que hoy recibe cada bebé que nace en EEUU. El propósito es seguir explotando un discurso nativista para movilizar al votante con amenazas de que los inmigrante­s destruirán el estilo de vida estadounid­ense. Estados Unidos es una nación extensa y muy diversa. Trump engaña a su electorado haciéndole creer que puede retrasar el reloj GHPRJUIÀFR D XQ SDVDGR Ohjanísimo cuando el país no tenía la diversidad y riqueza que hoy tiene.

La Enmienda 14 de la Constituci­ón, establecie­ndo la ciudadanía para todos los nacidos en EEUU, fue aprobada en 1868 para proteger a los afroameric­anos después de un controvers­ial fallo de la Suprema Corte. En 1898 el $OWR 7ULEXQDO FRQÀUPY OD Lqterpreta­ción que hoy perdura.

El principio dice que todos los nacidos en territorio de EEUU y bajo su jurisdicci­ón de EEUU son estadounid­enses.

Por ello, el derecho a la ciudadanía a los así nacidos es claro y la pretensión de vulnerarlo por un acto unilateral de la Casa Blanca es una muestra de autoritari­smo contrario a los principios básicos de la república. Ciertament­e la Constituci­ón puede ser reformada vía el Congreso, aunque eso resulta difícil por las amplias mayorías legislativ­as y estatales que se requieren.

Pero saltarse la Enmienda 14 con un decreto es inconstitu­cional. Y resulta peligroso e inaceptabl­e que alguien crea que con plumazo puede cambiarse o ignorarse la Constituci­ón.

Trump ya tiene la Guardia Nacional en la frontera con México y envía a miles de soldados para enfrentar una marcha migrante que se va reduciendo, integrada mayormente por familias. La idea de recortar la ciudadanía por decreto cuadra en su estrategia de promover odio y resentimie­nto electoral a través del miedo. Pero es anticonsti­tucional y sería un acto que sería impugnado en los tribunales de la nación.

La urgencia electoral y el desprecio a los inmigrante­s ignoran las necesidade­s que enfrentan países desarrolla­dos como el nuestro. Los hijos de los inmigrante­s integran la fuerza laboral que mantendrá el equilibrio entre la baja de nacimiento­s, la extensión de la vida y el crecimient­o económico. Su ciudadanía es por demás legal y legítima.

Claro, el futuro de EEUU es más lejano que la elección de este martes.o

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