EL ENGAÑO EN LA FRONTERA
Lamentablemente tenemos que referirnos una vez más al monumental engaño en que se convirtió el programa llamado Quédate en México. Nuevos datos nos obligan.
Se trata de un acuerdo entre EEUU y México en 2018, por el cual solicitantes fueron enviados al país vecino a esperar una audiencia de asilo.
Funciona en San Diego-Tijuana, Calexico-Mexicali y El Paso-Ciudad Juárez. En Tijuana hay 10,000 personas esperando. Son oriundos especialmente de El Salvador y Guatemala. Familias, mujeres y niños. No están allí por su gusto ni preferencia, sino por desesperación y para no morir víctimas de la violencia en su país o de inanición y pobreza.
Nuestro gobierno ha mostrado mano dura en el trato a los inmigrantes indocumentados en general, separando familias, encarcelando niños y generando una imagen pública de terror, crueldad y rechazo para disuadir a los migrantes. En el proceso desaparecieron niños y algunos murieron bajo custodia. El gobierno se defiende alegando que se trata de criminales o al menos, que violan las leyes migratorias.
Pero los solicitantes de asilo no violan ninguna ley sino que se acogen a éstas. Su estatus está protegido por el derecho internacional y la ley estadounidense.
Pero desde hace casi un año han sido rechazados y enviados a las ciudades mexicanas fronterizas. Allí, les dijeron, esperarían mientras presentaban sus expedientes y se decidía su suerte.
Casi un año después, el engaño detrás de este método sale a la luz. Solo 11 personas han recibido la aprobación tan anhelada. Una décima del 1%.
De los 47,000 que se acogieron al programa Quédate en México, menos de 10,000 completaron la presentación de sus casos, cumpliendo requisitos cada vez más estrictos y difíciles de cumplir. De estos, el gobierno rechazó 5,085, y 4,471 fueron rechazados por razones procedurales. Esto comparado con el proceso regular de procesamiento de solicitudes de asilo, donde la tasa de aprobación es del 20%.
Que se aprobaran 11 de 10,000 es el resultado de que el gobierno de Trump decidió que estos solicitantes no pasarán.
Los ha tildado de criminales. Los ha denominado como enemigos del país. Los ha descrito como peligrosos cuando no son distintos al resto de quienes huyen de sus países buscando salvar la vida.
Un informe publicado hace unos días, identificó 636 casos de “secuestro, tortura y violencia” contra solicitantes de asilo del programa Quédate en México, de ellos 138 casos de secuestro o intentos de secuestro de niños, escribe el periodista Gustavo Solís.
Nuestro gobierno debe dejar de jugar con las vidas de estas personas. Atrapado en una ideología extraña a nuestra historia y ajena a nuestros intereses, insiste en mostrar una imagen de crueldad. En vez de apostar a que los refugiados desistan de su esperanza de sobrevivir aquí, o que México se canse de proporcionar justificación para estos actos, debe concluir el procesamiento de los casos y ahorrar sufrimientos a los que aún esperan, esperanzados.l