MÁS ATAQUES CONTRA LA INMIGRACIÓN
El gobierno de Donald Trump anunció nuevas limitaciones a la emisión de ciertas visas para extranjeros que trabajan temporalmente en Estados Unidos. Estas restricciones, aunadas a otras anteriores, son caprichosas, destinadas para consumo de los adictos al presidente y obran contra los intereses económicos del país.
Washington ha obstaculizado constantemente los trámites migratorios en general, en un ataque contra la inmigración legal. Ha interrumpido la expedición de pasaportes. Ha postergado audiencias migratorias en procesos ya iniciados. Ha cancelado las entrevistas para los solicitantes de asilo. Dejó de procesar visas de reunificación para familiares inmediatos de residentes legales permanentes y de ciudadanos estadounidenses y en general suspendió el procesamiento de solicitudes de residencia permanente.
Las nuevas restricciones, según el documento que dio a conocer la Casa Blanca, están supuestamente dirigidas a quienes “presentan un riesgo para el mercado laboral de Estados Unidos” por la pandemia. Esperan que al limitar el ingreso de trabajadores extranjeros, los puestos que ellos ocuparían se abrirán para estadounidenses y así disminuirá la grave cesantía que padecemos como consecuencia del parón económico resultante del covid-19.
En realidad, es poca la relación entre estas medidas y ese supuesto beneficio a los trabajadores estadounidenses. La nueva ofensiva de Trump no es, como dijo la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), una respuesta ante los efectos del covid-19.
El anuncio sigue la práctica de Trump de legislar por decreto, sin pasar por el Congreso.
Así es como ha impulsado su proyecto de muro fronterizo, prohibió el ingreso de ciudadanos de países musulmanes, redujo la cuota de refugiados e intensificó las deportaciones inmediatas.
La nueva serie de ataques a los inmigrantes fue criticada por las empresas tecnológicas, especialmente por la suspensión hasta fin de año de programas como la visa L-1, que permite a estas empresas transferir empleados de sus oficinas en el extranjero, y del programa H-1B para 85,000 trabajadores anuales en ocupaciones especializadas.
Por otra parte, en la medida ni siquiera se mencionan las 66,000 visas anuales H-2A para trabajadores agrícolas, que están excluidos.
La inmigración en general, y en especial la de expertos en diversos campos, ha contribuido inmensamente al éxito económico de Estados Unidos, le proporcionó su diversidad que es condición de su progreso y le ha permitido convertirse en el gigante tecnológico que constituye en la actualidad.
Un ingeniero o un experto en informática que llegan a estas costas constituyen el producto de 16 años o más de educación, que invirtió su país de origen y que usufructuará el nuestro. Es conveniente para Estados Unidos.
La medida de Trump carece de lógica económica. No va a llevar a que se empleen más estadounidenses en trabajos que hasta ahora han rechazado o a los que no estaban preparados, y en definitiva va a dañar nuestra economía.
La medida es en realidad un nuevo signo al electorado duro de Trump, de tendencias xenófobas, en su afán por reelegirse.l