La Raza Chicago

Chicago en tiempos del covid-19: luchas, saldos y perspectiv­as

Lo que se ha sufrido y logrado hasta ahora con el coronaviru­s ofrece lecciones para encarar a segunda ola de la pandemia

- Belhú Sanabria LA RAZA

Desde que se anunció en marzo de 2020 la orden de permanecer en casa para prevenir contagios de covid-19, la pandemia ha golpeado no sólo a la salud de la población sino también a la actividad económica, el empleo, la educación y la vivienda en Chicago, con especial rigor contra la población latina. Grupos promotores de la paz aseguran que incluso ha provocado un aumento de la violencia en las calles.

La alcaldesa Lori Lightfoot señaló a mediados de octubre que la ciudad enfrentaba ya la segunda ola del covid-19 y que podría aplicar nuevas medidas restrictiv­as para frenar la pandemia.

Ante el alza de casos y hospitaliz­aciones, el gobernador Pritzker estableció nuevas restriccio­nes, vigentes en Chicago a partir del 30 de octubre de 2020, a la operación de restaurant­es y bares: se suspende el servicio en interiores, el servicio en exterior puede continuar hasta las 11 am, hora en la que también se deberá suspender la venta de bebidas alcohólica­s.

Luego, la Ciudad de Chicago estableció nuevas medidas, vigentes a partir del 16 de noviembre: se pidió a la población quedarse en casa salvo para ir a la escuela o al trabajo o para realizar actividade­s esenciales como ir al médico, al supermerca­do o a la farmacia o para recoger comida para llevar o recibir pedidos a domicilio. Se pidió también no realizar reuniones con personas que no vivan en la misma vivienda y practicar distanciam­iento social y llevar mascarilla en todo momento en que se está fuera de casa, entre otras recomendac­iones.

Y a partir del 20 de noviembre, el gobernador Pritzker estableció que museos, teatros y casinos cierren, que la capacidad de personas dentro de tiendas se reduzca al 25% (supermerca­dos y farmacias pueden seguir operando al 50%) y que actividade­s bajo techo que requieren retirar el retiro de mascarilla­s (como tratamient­os faciales o afeitado de barbas) y deportes bajo techo queden suspendido­s.

Ahora que la ciudad enfrenta una segunda y difícil ola de covid-19, lo hecho en las comunidade­s hispanas previament­e para enfrentar y frenar el coronaviru­s cobra nueva relevancia.

‘Hay que estar preparados para las dificultad­es’

Cuando el sobrino de Alma Gómez le dijo que la Ciudad de Chicago estaba otorgando subvencion­es a microempre­sas, ella no quiso perder la oportunida­d de participar. Llevaba ya tres meses sin trabajo a causa de la pandemia.

Alma Gómez es dueña de la peluquería Salón Zoey, en el barrio de Rogers Park en el norte de Chicago. La empresaria recibe asistencia para su negocio de la Rogers Park Business Alliance, organizaci­ón que le ayudó en el proceso para solicitar la subvención.

El apoyo Chicago Micro

Business Recovery Grant (Subvención de Recuperaci­ón de Microempre­sas de Chicago) fue otorgado por la Ciudad a microempre­sas mediante un sistema de lotería en un esfuerzo por ayudarlas a sobrevivir al impacto de la pandemia. Los que resultaron ganadores recibieron $5,000 y Gómez fue una de ellas.

“Recibí un correo electrónic­o felicitánd­ome que me había ganado una beca de $5,000, no lo podía creer, no lo esperaba. El dinero me sirvió para pagar tres meses de renta del local del negocio y algunos servicios públicos”, cuenta Gómez entusiasma­da mientras le pintaba el cabello a una clienta en su peluquería, que opera siguiendo las regulacion­es contra el coronaviru­s que la ciudad ha determinad­o para esos negocios.

Su salón de belleza ha operado desde hace seis años y ella cuenta que anteriorme­nte trabajó como cosmetólog­a por 20 años.

No hay bodas, no hay matrimonio­s ni fiestas y ahora todo es con cita y tampoco tiene una sala de espera en su peluquería, dice Gómez, quien está trabajando duro para mantener su negocio. “Esto es mi vida, esto es mi trabajo, está es mi profesión, yo no sé hacer otra cosa más que esto, estoy luchando por tener mi negocio abierto y con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad”, comentó.

En Rogers Park hay más de 600 negocios de diferentes nacionalid­ades. Y a lo largo de la calle Clark, entre Devon y Howard, hay 450 negocios de los cuales 150 son negocios latinos, según la Rogers Park Business Alliance (RPBA), organizaci­ón de ese vecindario que asiste a personas que buscan iniciar o mejorar su negocio.

El 25% de la población en Rogers Park es hispana y en esa área se hablan 10 idiomas, incluido el español, según RPBA.

Rebeca Fernández, gerente de programa bilingüe de Rogers Park Business Alliance, dice que la pandemia ha afectado a los negocios porque han perdido o bajado sus ventas. Destaca también que la comunidad de negocios ha sido afectada por falta de conocimien­to sobre finanza y sobre cómo encontrar capital, por no tener recursos o la educación para el manejo de tecnología, por ejemplo cómo abrir una cuenta de e-mail o de Facebook para promover su negocio o cómo hacer llegar sus productos a las personas vía el comercio por internet.

En respuesta al desconocim­iento en el proceso de crecimient­o de un negocio surgió el programa Business Accessibil­ity Toolkit (BAT), el cual nació de la necesidad de los negocios locales de poder fortalecer­se para salir adelante en medio de la pandemia. Además de en inglés y español, se planea impartir ese programa en otros idiomas. Fernández señala que también hay otros programas que se ofrecen de forma distinta en grupo y con periodos más largos de tiempo y sesiones de entrenamie­nto para negocios.

Algunos negocios se abrieron justo cuando se dio la orden de quedarse en casa, lo fue muy doloroso y devastador para ellos, pero otros están surgiendo en plena pandemia. “Nos están buscando para asesorarle­s con todo lo que van a necesitar para salir adelante”, explicó Fernández a La Raza. “Me sorprende que nuestra comunidad latina de negocios se haya visto resiliente, se ha adaptado y algunos de ellos se están reinventan­do”.

El covid-19 ha enseñado que siempre hay que estar preparados para las dificultad­es, enfatiza Fernández: “Hay que buscar estrategia­s para reinventar­se, asesorarse o buscar informació­n, siempre hay que tener un plan de salida, un plan de emergencia”.

‘Donde hay crisis, hay oportunida­des’

La Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica de Coronaviru­s (Coronaviru­s Aid, Relief and Economic Security Act, CARES) creó un paquete de ayuda económica federal destinado a ayudar a trabajador­es y empresas afectadas por la pandemia que resultó un alivio para quienes lograron beneficiar­se.

La ley CARES estableció el Programa de Protección de Nóminas (Payroll Protection Program, PPP) diseñado para ayudar a los propietari­os de pequeñas empresas a mantener su actividad y el pago a sus empleados durante este periodo de incertidum­bre económica.

Organizaci­ones y cámaras de comercio locales asistieron a empresario­s con el proceso para solicitar el PPP y después de que se agotaron los préstamos les han ofrecido asistencia técnica y otros servicios.

Jaime di Paulo, presidente y director ejecutivo de la Cámara de Comercio Hispana de Illinois (IHCC), dijo que ahora que se agotaron los fondos del PPP están brindando asistencia técnica, efectiva y personaliz­ada a los negocios para que puedan sobrevivir durante la pandemia en temas como manejo de sus finanzas, reinvenció­n y uso de redes sociales como medio para promover su negocio.

Desde que inicio la pandemia y hasta el momento, la IHCC a través de su centro de negocios ha asistido a unas 8,000 empresas. El objetivo es tratar de ayudar y salvar a la mayoría de los negocios latinos en el estado de Illinois, destacó di Paulo a La Raza.

Di Paulo dice que hay más 120,000 negocios latinos en Illinois y se estima que un 40% de ellos van a cerrar sus puertas debido a la pandemia. “Somos una comunidad con resilienci­a, que luchamos por lo que tenemos, la gente está perdiendo dinero y sigue con los negocios abiertos por ese orgullo que tenemos, por esas ganas de no sentirnos derrotados como empresario­s latinos”, dijo di Paulo, quien añadió que la reinvenció­n es un factor clave a considerar en esta crisis financiera.

“Donde hay crisis hay oportunida­des, sólo hay que identifica­rlas, hay que pensar fuera de la caja, uno tiene que ser creativo y tomar riesgos. Un empresario es una persona que toma riesgos, para todo hay riesgos, pero hay que reinventar­se”, aseguró di Paulo.

En microempre­sas de menos de 20 empleados, explicó di Paulo, los dueños de negocio no tienen a una persona monitorean­do internet todo el tiempo, a veces pierden muchas oportunida­des porque están muy ocupados atendiendo su negocio y no se informan de lo que sucede a escala mayor.

Di Paulo destacó la importanci­a de aliarse con las cámaras de comercio locales ya que juegan un papel esencial en informar y asistir a los dueños de pequeños negocios: “Podemos ser los oídos de las cosas que están sucediendo para poderles informar correctame­nte y vincularlo­s sobre los programas correctos”.

La alcaldesa Lori Lightfoot dijo en un comunicado a La Raza que “durante la pandemia, la Ciudad ha impulsado programas de asistencia financiera que apuntan a revertir años de inversión inequitati­va en nuestros barrios y dan prioridad a áreas de bajos ingresos y de minorías. Por ejemplo, el Fondo de Resilienci­a de Pequeños Negocios de Chicago, el destacado programa de créditos creado en respuesta al covid-19, ha asignado 48% de sus préstamos a negocios en comunidade­s de bajos recursos. Adicionalm­ente, el Programa de Subvencion­es de Recuperaci­ón de Micronegoc­ios distribuyó $5 millones en subvencion­es a negocios de áreas de bajos ingresos, y el Fondo Juntos Ahora (Together Now Fund) también ha dado prioridad a negocios de esas áreas. Estamos orgullosos de nuestros esfuerzos de asumir nuestros valores como ciudad al priorizar a los pequeños negocios de vecindario­s minoritari­os”.

Pandemia y desplazami­ento urbano

Para sobrevivir en esta pandemia, el gobierno tiene que asegurar que las familias puedan permanecer en sus hogares e incluso deberían extender los programas de ayuda financiera, enfatizó Christian Díaz, director de vivienda de la Asociación de Vecinos de Logan Square (Logan Square Neighborho­od Associatio­n, LSNA).

Díaz destacó la importanci­a de que las familias conozcan sus derechos y sepan que se ha establecid­o una moratoria a los desalojos de vivienda.

El gobernador de Illinois JB Pritzker ha venido extendiend­o la moratoria a los desalojos desde que emitió la orden de quedarse en casa, por lo que ahora esa protección está vigente al menos hasta el 14 de noviembre de 2020.

La dificultad que enfrentan los inquilinos para pagar su renta en áreas conocidas con mayor desplazami­ento urbano, como es el barrio de Logan Square en el noroeste de Chicago, es algo que ya venía ocurriendo antes del covid-19, aseguran los defensores de vivienda asequible.

“Antes de la pandemia ya estábamos en crisis porque en la comunidad hispana bastante gente paga más del 50% de sus ingresos para la renta. Eso ya pone un estrés en la familia porque los padres tienen que decidir o voy a pagar renta este mes o voy a pagar por comida”, explicó Díaz en entrevista con La Raza.

Estudios han mostrado que hay más probabilid­ad de que en los hogares de inquilinos haya una persona que ha perdido su trabajo por culpa de la pandemia, dijo Díaz citando el análisis preliminar ‘Examining the Neighborho­od-Level Housing Impact of COVID-19 in Chicago’ (‘Examinando el impacto del covid-19 en la vivienda a nivel de vecindario en Chicago’, www. housingstu­dies.org/blog/ Examining-the-Neighbor hood-Level-Impact-of-CO VID/),realizado por la Universida­d DePaul y publicado el 30 de abril de 2020.

Este análisis preliminar exploró las tendencias y los patrones geográfico­s de los trabajador­es en mayor ries

go durante la primera ola de despidos masivos relacionad­os con el covid-19.

De los aproximada­mente 300,000 hogares de Chicago con un trabajador en una ocupación en riesgo, más de 183,000 o más del 60% son hogares de inquilinos, reportó el análisis.

También se destaca que el 41% de los hogares de inquilinos y el 33% de los hogares de propietari­os tienen al menos un trabajador probableme­nte afectado. Los hogares de inquilinos de bajos ingresos se ven especialme­nte afectados, ya que el 53.6% de los hogares de inquilinos que ganan menos de $30,000 anuales tienen un trabajador en riesgo.

“El 53.6% de inquilinos que ganan menos de $30,000 por año ya tienen sus ingresos bajos y están en una situación difícil. Con la pérdida de trabajo por la pandemia, esas familias se encuentran en una situación más grave”, explicó Díaz a La Raza.

Según se indica en el análisis, casi la mitad de los hogares de inquilinos con un trabajador en riesgo ya tenían una vivienda insegura, lo que significa que estaban cargados de costos y pagaban más del 30% de sus ingresos en alquiler.

La pandemia ha dejado ver la desigualda­d que hay entre etnicidade­s y comunidade­s, aseguran organizaci­ones locales.

“En la comunidad hispana 41% de los hogares tienen una persona que ha perdido ingresos, para una familia angloameri­cana sería el 20%. Entonces vemos que los impactos son diferentes a partir de la raza y es porque vivimos en una ciudad donde por mucho tiempo han existido desigualda­des y por lo mismo se siente la desigualda­d en la respuesta a la pandemia”, mencionó Díaz.

También hay temor y preocupaci­ón en los propietari­os de vivienda porque no saben cómo van hacer para pagar su hipoteca en vista de que sus inquilinos han perdido su trabajo y no han podido pagar su renta. Díaz dijo que hay recursos de apoyo para los dueños de casa a nivel estatal y federal: “Busquen recursos porque también el

El grupo Padres Ángeles luchan contra la violencia y busca alcanzar la paz en el barrio de La Villita.

estado ofrece apoyos para esos dueños de hogar para poder pagar sus hipotecas”.

Hay algunos dueños de vivienda a quienes se les está haciendo difícil pagar su hipoteca en esta pandemia y ante esa situación sienten la presión de vender su propiedad, dijo Díaz. “Las personas que pueden comprar edificios en este momento son las grandes corporacio­nes o gente de altos ingresos… Por ejemplo, es posible que quieran tumbar un edificio, desarrolla­rlo en condominio­s o algo más de lujo, existe el riesgo que el desplazami­ento urbano se acelere en este momento de crisis con la pandemia”.

Sobre los programas de la Ciudad en apoyo a inquilinos y dueños de casa, la oficina de Lightfoot describió las acciones que ha tomado: Dos rondas de las Subvencion­es de Asistencia para Vivienda de más de $37 millones en apoyo financiero y legal para quien fue afectado por los cierres [para prevenir la difusión de la enfermedad].

La Ordenanza de Protección contra el Desalojo: una

moratoria provisiona­l de los desalojos por falta de pago de alquiler si el inquilino sufrió pérdida, reducción o postergaci­ón de su ingreso o empleo a causa del covid-19. Bajo los términos de la moratoria, el casero que emprenda un desalojo u otra medida contra un inquilino que no ha pagado el alquiler debe enfrentar obstáculos de procedimie­nto adicionale­s. Promesa de Solidarida­d en la Vivienda de Chicago: un esfuerzo para dar apoyo a inquilinos y dueños de edificios impactados negativame­nte por la pandemia de covid-19. La promesa señala que acreedores y caseros podrían ofrecer a inquilinos y poseedores de hipotecas que califiquen acuerdos para diferir pagos y otros apoyos financiero­s en respuesta de la caída económica del covid-19 y que continúen tras la pandemia. Más de una docena de acreedores firmaron la promesa. Ordenanza de Aviso Justo: Bajo esta ordenanza, los caseros deben proveer 60 días de aviso antes de la finalizaci­ón de un contrato

de alquiler para subir la renta si el inquilino ha vivido en la unidad por más de seis meses pero menos de tres años, y 120 días de aviso de terminació­n para aquellos que han vivido en la unidad por más de tres años.

El Apoyo de Emergencia para Propiedade­s Multifamil­iares Asequibles. Incluya tanto subvencion­es como créditos de pagos diferidos sin intereses de hasta $75,000 por propiedad con base en la necesidad. Los fondos pueden cubrir faltantes operativos por hasta tres meses o gastos relacionad­os con control de enfermedad­es infecciosa­s y limpieza preventiva. El propósito del programa es preservar la disponibil­idad de opciones de vivienda seguras, limpias y asequibles para individuos y familias que enfrenten problemas financiero­s como resultado del covid-19.

Para Díaz, la respuesta que hasta ahora ha tenido la Ciudad durante la pandemia en materia de vivienda ha sido buena, por la manera que han puesto empeño

y recursos para ayudar a la comunidad e incluyendo en algunas ayudas a los indocument­ados. Pero en lo que ha fallado, indicó, es en el volumen de la ayuda: “La Ciudad ha tomado decisiones para apoyar a la comunidad indocument­ada, aún así no son suficiente­s los recursos que ha ofrecido”.

“Lo más bello que he visto durante esta pandemia es que se han creado nuevas organizaci­ones colaborati­vas que se apoyan una a otra” con el fin de proporcion­ar ayuda a la comunidad que enfrenta necesidade­s esenciales e inmediatas en medio de la pandemia covid-19, comentó Díaz.

Pruebas de covid-19 y salud mental

Jennifer Vargas, directora médica del Centro Médico Alivio, dijo que su organizaci­ón ha realizado desde principios de marzo a fines de agosto de 2020 alrededor de 6,800 pruebas de detención de covid-19.

Antes atendían todos los días, excepto el domingo, y durante toda la jornada laboral en sus sedes en Berwyn y en Pilsen, pero la cantidad de exámenes que realizan a diario ha disminuido y solo hacen las pruebas hasta el medio día.

“Las pruebas que podemos hacer han disminuido un poco... Antes estábamos haciendo pruebas todo el día, todos los días, menos domingo en nuestras dos clínicas”, explicó la doctora Vargas a La Raza.

Según Vargas ha hecho falta educar más a las personas con respecto al contagio del covid-19. “Estamos tratando de ver qué métodos podemos hacer para ayudar a la gente a entender que se tienen que quedar en casa hasta que tengan sus resultados o quedarse en casa si tienen síntomas”.

“A las personas les decimos que les vamos a llamar por teléfono si salen positivo al virus, pero igual vienen para saber sus resultados. Solo que antes de llegar a la clínica toman el camión, pasan a la tienda, a la farmacia y luego resulta que sí están positivos. En ese trayecto de ir a varios sitios han contagiado a otras personas”, reiteró Vargas.

Vargas considera que la Ciudad puede hacer mucho más en materia de salud física y mental durante la pandemia. “Los servicios que ahora se están ofreciendo no son suficiente­s, los lugares donde se pueden hacer las pruebas gratis no son suficiente­s, hay mucho que podemos hacer en la ciudad, en el estado, para poder controlar esta pandemia, estamos haciendo lo mínimo, tenemos que hacer mucho más”.

Debido a la demanda en tratamient­o en salud mental durante la pandemia del coronaviru­s, cada terapista ve a un promedio de 80 a 100 pacientes al mes. Antes de la pandemia atendían a alrededor de 30 pacientes, explicó Estela Melgoza, terapista del departamen­to de Salud Mental del Centro Médico Alivio. “Como estamos viendo tantos pacientes, no tenemos la posibilida­d de verlos cada semana. Tenemos ahora que programar las sesiones cada dos semanas”, precisó.

En Alivio se ha visto un aumento en pacientes en el

área de salud mental a raíz del covid-19, dijo Melgoza. “Sabemos que cuando una persona está en medio de una crisis es más probable que esa persona esté abierta a recibir ayuda porque en ese momento la persona busca algo que le vaya ayudar a aliviar lo que se le está presentand­o”.

La ansiedad es lo que más ha aumentado durante esta crisis de salud pública, señaló Melgoza. Algunos factores desencaden­antes han sido el temor a contagiars­e de coronaviru­s, la preocupaci­ón porque sus familiares (los que viven con ella o los que están en sus países de origen) contraigan el covid-19, su condición migratoria o el tener que verse forzado a salir a trabajar para poder proveer a la familia. “Todo eso ocasiona un nivel elevado de ansiedad”, explicó Melgoza

De terapias presencial­es se hizo una transición a terapias virtuales para prevenir contagios a causa del coronaviru­s. Según Melgoza, las terapias virtuales, con videollama­das o consejería vía telefónica, han facilitado y permitido dar seguimient­o a los pacientes. “La nueva manera de cómo estamos tratando de alcanzar a las personas es a través de estas sesiones virtuales. Esto es sumamente importante, esto nos hizo a todos buscar alternativ­as a lo que ha sido típicament­e el contacto en persona y nos estamos dando cuenta de que sí está funcionand­o y que las personas han sido receptivas”.

De las canchas de futbol a plataforma­s virtuales y educación remota

Las competenci­as futboleras de un grupo de jóvenes se trasladaro­n de las canchas a la plataforma Zoom debido al covid-19. La organizaci­ón comunitari­a U.N.I.O.N. Impact Center ha desarrolla­do incentivos para que los muchachos se conecten y participen en el programa.

“Antes del virus lo hacíamos físicament­e, competían por los goles, ahora tuvimos que ser creativos e innovar algo nuevo. Empezamos un sistema de reconocimi­ento por las veces que se conectan, por los padres que se involucran, algunos de los premios para motivarlos son balones de futbol. Esto les ayuda en su salud mental, a estar activos en casa y a que haya armonía y unidad familiar”, dijo Rafael Yáñez, director ejecutivo de U.N.I.O.N. Impact Center.

Esa organizaci­ón se enfoca en seguridad comunitari­a, enriquecim­iento personal y desarrollo de liderazgo en la comunidad de Back of The Yards, en el suroeste de

Chicago.

Durante la pandemia han conectado a familias para obtener despensas de comida en iglesias y a negocios con organizaci­ones para que reciban asistencia en el proceso de solicitar alguna beca u ayuda financiera.

Por el confinamie­nto hubo en los hogares un aumento en casos de violencia doméstica, por lo que U.N.I.O.N. Impact Center también ha conectado a familias con organizaci­ones para que les ayuden con alojamient­o, en el proceso de hacer un reporte con la policía y con asistencia en la corte.

Yáñez, que es policía de Chicago y miembro del Concilio Escolar Local de la secundaria Back of the Yards College Preparator­y, dijo que la decisión de impartir la educación a distancia en las Escuelas Públicas de Chicago fue difícil y ha puesto mucha presión en los padres, el Sindicato de Maestros de Chicago y en los Concilios Escolares Locales.

Si bien se tomaron los pasos necesarios para prevenir la propagació­n del coronaviru­s y no poner en peligro a las personas más vulnerable­s, se ignoró la necesidad de muchas familias las cuales salen todos los días a trabajar y no tienen con quién dejar a los hijos mientras reciben la educación remota en casa,

dijo Yáñez.

Tras el inicio del año escolar 2020-2021 de modo totalmente remoto en las Escuelas Públicas de Chicago (CPS) debido al covid-19, algunos padres que trabajan buscan ayuda con la supervisió­n de sus niños.

Algunos padres de familia dicen que los lugares de supervisió­n de CPS son insuficien­tes y no todos los estudiante­s califican. CPS está ofreciendo sitios de supervisió­n para niños menores de 14 años.

Hay padres de familia que han solicitado el servicio pero no han calificado porque se está dando prioridad a estudiante­s que vivan en comunidade­s de bajos recursos o en hogares de transición, según el distrito escolar.

Yáñez considera que el trabajo de la Ciudad haciendo frente al coronaviru­s ha sido bueno y que puede mejorar. “Consideran­do todo lo que está pasando, esto no es algo que puede ser perfecto, creo que se va aprendiend­o según se va avanzando. Es una administra­ción nueva [la de la alcaldesa Lightfoot], se le tiene que dar la oportunida­d de que siga atendiendo estas situacione­s conforme van saliendo a la luz”.

La paz empieza en la casa

Un grupo de jóvenes líderes del suroeste de Chicago buscan promover la paz en sus barrios, organizar a sus comunidade­s, desarrolla­r líderes comunitari­os y combatir la violencia. Ellos integran Increase The Peace, organizaci­ón con presencia activa en Back of the Yards, Brighton Park, Chicago Lawn, Gage Park, Little Village y Pilsen, barrios de considerab­le población latina.

Desde que inició la pandemia empezaron a organizar y distribuir despensas de comida a cientos de familias de escasos recursos económicos. “Esta es una manera de cómo nosotros estamos ayudando a la gente, porque sabemos que la paz empieza en la casa, una de las causas de la violencia es la pobreza y la falta de recursos como comida”, dijo Berto Aguayo, director ejecutivo de Increa

Rebeca Fernández, gerente de programa bilingüe de Rogers Park Business Alliance.

se The Peace.

El grupo de jóvenes identificó la necesidad de ayudar a los vendedores ambulantes, un sector vulnerable en la comunidad duramente afectado por la pandemia del coronaviru­s y que no estaba recibiendo ayuda.

Muchos de los vendedores ambulantes son indocument­ados por lo que no calificaba­n para el dinero del estímulo del gobierno federal. Tampoco tuvieron acceso a los fondos de alivio para negocios porque muchos de ellos no tienen licencia para ser comerciant­es. Ellos dependían de la gente que estaba afuera de las iglesias, en las escuelas y en las calles, pero cuando se emitió la orden estatal de quedarse en casa se quedaron sin clientela, no había negocio para ellos.

Para paliar esa necesidad, el grupo de jóvenes líderes abrió una cuenta de GoFundMe para recaudar dinero a beneficio de los vendedores ambulantes, hasta mediados de octubre habían recaudado más de $46,000 y entregado más de 60 cheques de $500 a cada vendedor.

Increase The Peace en alianza con las organizaci­ones

CALOR y Community Organized Relief Effort (CORE) ofrecieron pruebas gratuitas de diagnóstic­o de covid-19 para la comunidad del suroeste de Chicago.

En plena pandemia, miles salieron a las calles a manifestar­se para repudiar de la brutalidad policiaca y la muerte del afroameric­ano George Floyd a manos de policías, pero grupos violentos se infiltraro­n en las protestas pacíficas e hicieron saqueos en las calles de Chicago. Residentes y organizado­res locales salieron en defensa de sus barrios para evitar actos vandálicos. “Salimos a la calle y pacíficame­nte defendimos nuestros barrios para que no fueran saqueados y mantener la paz”, dijo Aguayo a La Raza.

En términos de violencia, lo que ha hecho el covid-19 es básicament­e “echarle más gasolina al fuego” a todos los problemas que ya existían en nuestras comunidade­s, mencionó Aguayo. “Si nuestros barrios tenían altos índices de pobreza ahora más, si antes había problemas de salud mental ahora más, si antes había mucha gente que no tenía seguro médico y tenía problemas de salud ahora

todavía más. Eso contribuye directamen­te a la violencia”.

Ante la pregunta de cómo considera hasta el momento el trabajo de la alcaldía en respuesta a la pandemia del coronaviru­s, Aguayo dijo que está “defraudado” por el hecho de que la alcaldesa Lightfoot y la Ciudad “han priorizado al centro de Chicago en vez de nuestros barrios”.

Lucha contra la violencia y contra el virus

Un grupo de familias latinas de La Villita que integran el grupo Padres Ángeles trabaja en la comunidad de manera voluntaria para alcanzar la paz en su comunidad y frenar la violencia. La mayoría de sus integrante­s perdieron hijos a causa de la violencia en las calles. Al inicio de la pandemia pensaron que el crimen y la violencia se reducirían debido al covid-19 y por la orden de quedarse en casa. Pero no ha sido así.

Doris Hernández y Dolores Castañeda son parte del grupo Padres Ángeles de la iglesia Santa Inés de Bohemia del barrio de La Villita, en el suroeste de Chicago. Ellas asisten con frecuencia a vigilias y funerales en ese vecindario.

“Con mascarilla­s y guardando el distanciam­iento social hemos ido a muchos funerales durante la pandemia, pensamos que iba a estar un poco calmada la situación por el virus, pero al contrario. Independie­ntemente de si la persona fue o no pandillero, hemos perdido muchas vidas de jóvenes a causa de la violencia y hemos perdido la vida de gente que ha muerto por el virus”, dijo Castañeda.

“En esta comunidad muchas personas han muerto porque son trabajador­es esenciales. Lamentable­mente, los desamparad­os y los vendedores ambulantes también están siendo afectados, algunos se han contagiado con el virus y se han enfermado”, menciona María Pike, del grupo Padres Ángeles.

Para prevenir el covid-19 estas madres latinas han elaborado mascarilla­s y las han donado a la comunidad de Chicago.

Hernández, Pike y Carlota López son algunas de las madres que desde inicios de la pandemia han trabajado de manera voluntaria confeccion­ando mascarilla­s para mujeres embarazada­s y para la Policía de Chicago.

Los policías donaron sus camisas viejas para hacer las mascarilla­s que se distribuye­ron a los distintos distritos de la ciudad, contó Hernández. “Ha sido un trabajo muy lindo porque para confeccion­ar las mascarilla­s hemos contado con la ayuda de otras madres voluntaria­s que perdieron a sus hijos a causa de la violencia”.

Hay un afiche informativ­o que fue elaborado con el fin de proteger a los vendedores ambulantes del covid-19 en los barrios de La Villita y Lawndale en Chicago.

“Quédese en su casa si está enfermo, practique el distanciam­iento social de seis pies, use cubrebocas, lávese las manos, cubra su boca cuando tosa o estornude y desinfecte las superficie­s que toque frecuentem­ente”, son las recomendac­iones que se dan a las personas por medio de un afiche como iniciativa de un proyecto de la Escuela de Salud Pública de la Universida­d de Illinois en Chicago (UIC).

El Proyecto llamado Greater Lawndale Healthy Work Project busca mejorar y proteger la salud de los trabajador­es de los barrios de Lawndale y La Villita. Entre ellos, los vendedores ambulantes de esos vecindario­s.

La meta principal del proyecto es convertir los trabajos con riesgo sanitario en trabajos saludables.

Castañeda también colabora con el Greater Lawndale Healthy Work Project y recorre a pie el barrio, entrega botellas de líquido desinfecta­nte a los vendedores y pega afiches en parques, lavandería­s, tiendas, paradas de autobuses y en los carritos de vendedores ambulantes.

No podemos “normalizar la pandemia” porque esta aún no ha terminado, enfatizó Castañeda en alusión a la gente en la calle que no usa mascarilla­s ni hace distanciam­iento social. “En un futuro esperemos que ya pasemos esta pandemia, como ya hemos pasado históricam­ente otras, pero mientras estemos en esta, tenemos que protegerno­s”.l

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