La Raza Chicago

El muralismo en Chicago: paredes que hablan

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Muralistas históricos de Chicago mantienen viva esta forma de arte público mientras

surgen nuevos artistas, con visiones y técnicas que no necesariam­ente coinciden con las de antes. La preservaci­ón de los murales ya existentes y la creación de nuevas

obras son acciones de gran importanci­a cultural

des de barrios como Pilsen fueron bañadas de imágenes creadas por muralistas como Mario Castillo, Ray Patlan, Salvador Vega y Marcos Raya.

Pero ahora, según este artista, las nuevas generacion­es de jóvenes han traído otro estilo a los muros de los vecindario­s.

“Ha invadido el grafiti con imágenes grandotas, pero no significat­ivas”, señaló Ferreyra, quien fue traído a la ciudad en 1993 por el Fondo Nacional de las Artes y al encontrar aquí a una vibrante población mexicana decidió quedarse.

En el trasfondo, Ferreyra, de 63 años, indicó que las nuevas generacion­es deben aprender más de las corrientes del muralismo mexicano y del concepto de arte público.

“Yo creo que los artistas no están a la altura de lo que está pasando, los muralistas de antes tuvieron una relevancia con lo que estaba pasando”, dijo este pintor.

Sandra Santongior­gi

La pintora y muralista Sandra Santongior­gi nació en Utuado, Puerto Rico, pero a una temprana edad sus padres decidieron mudarse a Chicago para irse a vivir al barrio Pilsen.

“Éramos una familia puertorriq­ueña viviendo en un barrio mexicano,” recuerda ella.

Después la familia se mudó a Humboldt Park, pero luego se trasladó a La Villita, en el lado suroeste de la ciudad.

Santongior­gi señala que lleva tres décadas como pintora y muralista y siempre le ha fascinado el poder del arte para influencia­r a las personas.

“Una de las razones que me entregué al arte es que vi el poder que este tiene para hablarle a un número grande de personas”, afirmó ella. “El arte también enciende conversaci­ones y esperamos que inspire el cambio social”.

Santongior­gi en cooperació­n con la artista Sam Kirk plasmó el mural ‘Tejiendo culturas’ en la cercanía de la calle 16 y la avenida Blue Island en Pilsen en 2016. El mural de 15 pies de alto por 40 pies de ancho rinde un homenaje a las mujeres marginadas que no siempre son reconocida­s por la sociedad.

Santongior­gi emprendió una campaña en 2018 para que el municipio de Chicago creara un registro de los murales en la ciudad después de que un equipo del Departamen­to de Calles y Limpieza borró su mural ‘Es tiempo de recordar’, que estaba en la calle Pulaski y avenida Bloomingda­le en Humboldt Park.

El mural honraba la cultura, la música y el arte de Puerto Rico pero un día apareció borrado sin previo aviso.

Después de esa experienci­a, la Ciudad creó el Registro de Murales de Chicago, el cual, como ya se mencionó, cuenta con 356 murales registrado­s para protegerlo­s.

“Tenemos que unirnos y tenemos que proteger estos lugares, ahí a veces hay obras maestras”, destacó Santongior­gi.

Como mujer, Santongior­gi asume los retos de encontrar los espacios para pintar y “representa­r a la gente puertorriq­ueña lo más que pueda”.

“Allá en los días en que yo empecé a pintar, el trabajo siempre se lo daban a los hombres, yo no puedo dejar que eso ocurra a la próxima generación de mujeres artistas”, recalcó ella.

Roberto Valadez

A Roberto Valadez no le incomoda en lo más mínimo que los jóvenes de ahora usen otras técnicas para plasmar sus murales al aire libre.

“Hay mucha gente joven creando nuevos trabajos espontáneo­s como los que vimos en la madera contrachap­ada en las tiendas saqueadas [las placas de madera colocadas en ventanas y puertas de comercios luego de las olas de saqueos sucedidas en la ciudad a mediados

de 2020]”, dijo Valadez. “A mí me gusta la naturaleza espontánea de estos trabajos, aunque a veces son un poco caóticos”.

Valadez, de 57 años, comenzó su carrera en el arte cuando era joven y ayudó a otros muralistas a crear obras de arte público en el interior de las paredes de la Secundaria Benito Juárez.

“Comencé a pintar con el programa de verano de Casa Aztlán”, indicó Valadez, quien está a punto de iniciar la renovación de la imagen del sol azteca y la luna Coyolxauhq­ui en la plataforma del tren CTA en la estación de la Calle 18. Esas imágenes las creó el finado Francisco Mendoza, y Valadez ha sido comisionad­o por la Ciudad para renovarlas.

Valadez precisa que hoy en día hay más disposició­n por parte de los comerciant­es de permitir a los artistas plasmar arte, incluyendo murales, en las fachadas de sus edificios.

“Muchos más artistas están creando murales hoy en día, aunque cabe decir que muchas veces son imágenes básicas, pero se está creando un lenguaje visual”, dijo Valadez. “Yo soy de la opinión que entre más competenci­a haiga, es mejor”.

Quizá la obra maestra de Valadez es el mural al lado de un banco en las cercanías de las calles 26 y Pulaski en La Villita. Ese bello mural, lleno de un imaginario extenso, contiene imágenes del líder latino pro derechos civiles César Chávez, las figuras históricas mexicanas Miguel Hidalgo y Emiliano Zapata, el activista comunitari­o Rudy Lozano y la pintora mexicano Frida Kahlo, entre otras.

Este mural lo pintó originalme­nte el finado artista Vicente Mendoza en los años 80 y Valadez, comisionad­o por el banco Second Federal Savings, lo repintó en 2016, pero en su propio estilo.

Milton Coronado

La vida del artista Milton Coronado ha sido como un viaje en una montaña rusa. A los cinco años perdió a su madre, Ema Coronado Díaz. Después su padre, Ramiro Coronado, se casó otras dos veces y esto causó en Milton

El mural de Roberto Valadez en las calles 26 y Pulaski en La Villita.

Milton Coronado pintó en Chicago un mural en homenaje a Marlen Ochoa.

un comportami­ento antisocial. Incluso llegó a pertenecer a una pandilla y hoy acepta que de joven vandalizó la propiedad ajena con letras de grafiti.

Después, su padre Ramiro fue asesinado en septiembre de 2001. Milton recapacitó y le dio un nuevo giro a su vida. Estudió en la Academia Americana de Arte, se graduó en ilustració­n y diseñó y aprendió todas las técnicas de pintar.

Coronado, de 40 años, es ahora diestro en el uso de los estilos de la acuarela, el acrílico, el aerosol, el óleo y otros.

Un mural que él creó en honor a su padre lo llevó a

pensar en lo colectivo y a buscar dar esperanza, no agravio, a los demás.

Milton es hoy en día un reconocido muralista que plasmó en 2018 un emotivo mural a Marlen Ochoa, la joven asesinada cuyo bebé fue arrancado de su vientre.

Coronado ha creado otros murales en honor a Vanessa Guillén, Chance the Rapper, Canelo Álvarez, los trabajador­es esenciales y muchos más.

Aunque se inició con la tradición del grafiti, este artista indicó que conoce el muralismo mexicano.

A través del arte, Coronado, cuya familia llegó de Guadalajar­a, México, intenta sacar el dolor que causan los problemas

sociales en los barrios.

“Las artes como la música, la literatura y todo lo que tiene que ver con el arte son componente­s de una ayuda espiritual”, finalizó este muralista.

Héctor Duarte

Héctor Duarte llegó a Chicago en 1985 procedente de Zamora, Michoacán, México, con el trasfondo de haber estudiado el muralismo en el taller de David Alfaro Siqueiros, uno de los tres grandes muralistas de México.

Duarte, de 68 años, ha pintado cerca de 50 murales en Chicago y otros lugares, incluyendo varios en México.

Su casa en Pilsen, localizada cerca del Museo Nacional de Arte Mexicano, atrae el interés de los visitantes pues está decorada con un mural, ‘Oliver en el país de las maravillas’, entrelazad­o en el exterior de la casa.

Duarte dice admirar a los jóvenes muralistas de hoy que usan la técnica de los botes de aerosol para crear nuevos murales.

“Yo no lo veo como algo negativo”, dijo Duarte. “Con los botes de spray ellos hacen una imagen en un instante”.

“Hay unos jóvenes que son muy buenos para pintar, dominan la técnica del bote spray y han llegado al realismo”, precisó Duarte.

Sin embargo, este muralista recomienda a los jóvenes leer y estudiar la historia “para saber qué pasó antes”.

Esto, afirmó, es para evitar que los jóvenes caigan en el panfletism­o que “después de dos o tres meses ya no tenga valor”.

Los muralistas, advirtió Duarte, deben también considerar la cultura de los diferentes barrios para así transmitir su solidarida­d a dichas comunidade­s.

Lo que antes tomaba meses, ahora con las nuevas técnicas un mural puede lograrse en pocos días, algo que facilita la creación del arte público.

A Duarte le gusta pintar sus murales con colores brillantes que se asemejan al sol. “Yo atribuyo esto a mis orígenes latinoamer­icanos“, recalcó Duarte.

Este artista también ha creado murales móviles y uno de ellos fue exhibido en el Festival Cervantino de la ciudad de Guanajuato en México.

Víctor A. Sorell, historiado­r de arte

Para el historiado­r de arte Víctor A. Sorell, distinguid­o profesor emérito de la Universida­d Chicago State, los murales en la ciudad juegan un papel importante.

“Son un testimonio de la realidad de que los eventos sociales, los eventos políticos, informan al arte y, a su vez, el arte informa a la sociedad en la que vivimos”, dijo el profesor Sorell.

Las recientes protestas de Black Lives Matter, dice él, están creando muchos murales.

Sorell, nacido en la Ciudad de México, señaló que en la década de los años 60 y 70 la ciudad tenía quizás unos 40 muralistas latinos que fueron muy influyente­s.

“Creo que ahora, en los últimos años, se ha producido una fusión entre el arte del grafiti y los murales o la escritura de grafiti y los murales”, afirmó Sorell.

Entre sus muchos logros, Sorell editó el libro sobre la vida del finado artista local Carlos Cortez, titulado ‘Carlos Cortez Koyokuikat­l: Soapbox Artist & Poet’.

Sobre si piensa que la memoria de los tres grandes muralistas de México (Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros) ya no está tan fresca en la mente de la nueva generación de muralistas hispanos, el distinguid­o profesor destacó que “sí, creo que la influencia de los tres grandes ha eclipsado algunos esfuerzos, pero creo que la ideología detrás de los murales de México, especialme­nte la ideología de Siqueiros, todavía ha informado a algunos de los muralistas Latinx en Chicago y en otros lugares”.

“Pero a medida que nos adentramos en el siglo 21, creo que su legado no es tan evidente en los murales que vemos ahora”, indicó Sorell.

En cuanto a los fundamento­s del muralismo, indica que son su gran tamaño, su ubicación y su mensaje.

“Los murales tienen que ser grandes y estar en tu cara. Lo que los hace únicos en Estados Unidos, no solo en Chicago, es que son arte callejero. Supongo que ese mensaje lo es todo para los murales. Los murales le hablan directamen­te a la gente, es como dijo Marshall McLuhan: el medio es el mensaje”, finalizó Sorell.l

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ANTONIO ZAVALA / LA RAZA El mural ‘Tejiendo culturas’, de Sandra Santongior­gi, en la cercanía de la calle 16 y la avenida Blue Island.
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ANTONIO ZAVALA / LA RAZA
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