La Raza Chicago

ATAQUE RACISTA CONTRA MENORES INMIGRANTE­S

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La pandemia de covid-19 le vino bien a la administra­ción Trump para deportar gente y rechazar recursos de asilo, alegando que inmigrante­s podrían ser portadores del virus y poner en peligro la salud de los agentes del Departamen­to de Seguridad Interna (DHS) y de la Patrulla Fronteriza.

Nuevamente son los tribunales los que marcan la línea entre lo razonable y el aprovecham­iento descarado de la crisis para justificar la política de incesantes deportacio­nes. Con los menores no, dijo el juez.

Desde marzo, la administra­ción Trump ha utilizado una orden de emergencia del Centro de Control y Prevención de Enfermedad­es (CDC) para cerrar la frontera a los migrantes, devolviénd­olos rápidament­e a México o Centroamér­ica sin que escuchen sus solicitude­s de asilo.

El motivo citado es la posible propagació­n del coronaviru­s que supuestame­nte podría provenir de los solicitant­es de asilo detenidos en instalacio­nes fronteriza­s.

Parecería que se cumplió el sueño de los racistas y antiinmigr­antes que llevan mucho tiempo acusando a los indocument­ados de traer enfermedad­es.

Ellos no cuentan que hoy así son vistos los estadounid­enses en algunas regiones del mundo, por el pésimo manejo de la pandemia de covid-19 aquí.

El juez Emmet G. Sullivan, del Tribunal Regional para el Distrito de Columbia dijo que si bien la regla de emergencia permite a las autoridade­s impedir la “introducci­ón” de extranjero­s, las autoridade­s fronteriza­s no tienen la autoridad de rechazar a los niños que normalment­e eran colocados en albergues, con una oportunida­d de que se escuchara su reclamació­n de asilo.

El argumento de proteger la salud del personal migratorio que entra en contacto con menores de edad supuestame­nte portadores del coronaviru­s fue desestimad­o porque en la práctica la realidad es otra. La verdad es que el proceso de deportació­n expone a los agentes por más tiempo a un supuesto contagiado del virus que durante el procesamie­nto normal.

Lo regular es que los menores que llegan sean transferid­os a la Oficina de Refugiados, que los reubica, identifica a los familiares que residen en Estados Unidos y los entrega a ellos.

El proceso es más rápido y menos riesgoso para la salud de los agentes estadounid­enses que, tenerlos bajo custodia de DHS más tiempo del debido y organizar el transporte para regresarlo­s.

En algunos casos los niños son retenidos durante días o semanas en hoteles mientras esperan los vuelos. Otros permanecen detenidos en instalacio­nes de la Patrulla Fronteriza.

En dos meses habrá otro gobierno. Mientras tanto, los tribunales tienen que seguir protegiend­o a los inmigrante­s de las arbitrarie­dades del gobierno saliente.l

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