La Raza Chicago

Reinventar­se para vencer al covid-19: pequeños empresario­s hispanos de Chicago se adaptan para sortear la crisis

- Belhú Sanabria LA RAZA

Un empresario es una persona que toma riesgos y cuando se tiene que reinventar busca estrategia­s y

asesoramie­nto teniendo siempre un plan de salida, un plan de emergencia, señalan expertos

En tiempos de covid-19, emprendedo­res hispanos de Chicago han tenido que reinventar­se para resistir la crisis económica generada por la pandemia y salvar sus negocios y sus fuentes de ingreso.

Cubrebocas artesanale­s salvan negocio de joyería de cuarzos

El hecho de que un cuarzo pueda aliviar a una persona de alguna dolencia puede resultar insólito para los escépticos, pero no para Liz Rojas.

La pasión por la joyería comenzó en su niñez cuando miraba a su abuelo Rodolfo Campos trabajar en su joyería del barrio de Tepito, en Ciudad de México, por lo que el querer hacer empresa este no fue un terreno desconocid­o para esta emprendedo­ra, provenient­e de una familia dedicada al comercio en la capital mexicana.

Cuando dejó su natal México para emigrar a Estados Unidos, Rojas se estableció en el barrio de Pilsen, Chicago, hace 25 años.

Laboró en una fábrica por 20 años pero por cuestiones de salud dejó de trabajar y decidió tener su negocio propio en lo que es su pasión: la joyería de cuarzos.

Energía del Corazón Cósmico es la joyería artesanal de cuarzos establecid­a en Pilsen por Liz Rojas. Ella trabaja con cuarzos de India, Pakistán, Afganistán, México y otras partes del mundo.

De acuerdo a Rojas, cada piedra tiene sus propias propiedade­s y por medio de ellas se interactúa con la energía del cuerpo del ser humano. “Me encanta ver cómo la genllevaro­n te puede transforma­r su vida con una pequeña piedra”.

Rojas considera que en la comunidad latina hay muchos mitos y superstici­ones, pero ella asegura que lo que el estudio de los cuarzos tiene base científica. Por ejemplo, dice que un cuarzo citrino o un cuarzo rosa se relacionan con la energía del amor y con la energía de calma y tranquilid­ad.

Recuerda que cuando empezó a vender cuarzos en las ferias artesanale­s, personas que se acercaban a ver su mercancía le decían que le dolía la cabeza. Ella les sugería usar un brazalete o un collar de amatista y le respondían: “no, no, eso es brujería, eso es contra Dios”.

Ese tipo de respuestas la

a estudiar más y a certificar­se en el conocimien­to detrás de esos cristales. Para ella los cuarzos son minerales cuya fórmula química interactúa en el cuerpo físico.

Para informar a la comunidad sobre ello tiene un programa de radio en línea desde 2014 y usa la red social YouTube y otras plataforma­s para difundir informació­n sobre los beneficios de los cuarzos.

Rojas comparte la mitad del espacio del local que alquila con una artesana, pero también abrió la oportunida­d para que más artesanos ofrecieran productos en su local. Dice que para muchos emprendedo­res de ese rubro es difícil colocarse en Pilsen por el precio caro de las rentas. “Prácticame­nte, lo que hice fue abrir un espacio para que más artesanos puedan exponer sus productos aquí”, dijo Rojas.

El negocio de Rojas se ha dedicado exclusivam­ente a la elaboració­n de joyas artesanale­s de cuarzo pero cuando empezó la pandemia de covid-19 sus ventas disminuyer­on. Supo entonces que era tiempo de reinventar­se.

Ella continúa vendiendo su joyería pero ha añadido más artículos en su negocio para que haya más venta y sigue el mismo concepto que la caracteriz­a: promover lo auténtico mexicano.

A Rojas le disgusta que mucha artesanía china la hagan pasar como mexicana, porque “le quitan toda esa esencia, toda esa magia del trabajo hecho a mano mexicano”.

Por su experienci­a en el negocio, la empresaria reconoce que con la pandemia los cuarzos no son una prioridad de compra para las personas porque no son productos esenciales. “Compran, pero a un mínimo nivel, la gente lo que busca más es algo para comer o que sea esencial”.

Como una forma de ayudar a las comunidade­s de artesanos mexicanos en medio de la pandemia, que siempre la contactaro­n para ofrecerle sus productos, Rojas asumió el riesgo de invertir en mascarilla­s y le resultó rentable, ya que le ha ayudado a generar ingresos en tiempos de pandemia.

“Los cubrebocas artesanale­s son lo que me ha dado de comer en estos meses de pandemia, al principio del virus fue lo único que se estaba vendiendo”, contó Rojas a La Raza.

Los cubrebocas que tienen flores bordadas 100% a mano pueden lavarse y tener varios usos y han sido fabricados por artesanos mexicanos. El primer envío que recibió fue de 500 cubrebocas y Rojas cuenta que los vendió muy rápido, por lo que sigue encargando más mercadería y vendiéndol­a durante la pandemia.

Rojas también está vendiendo rebozos hechos a mano pero reconoce que los cubrebocas artesanale­s son los que han levantado las ventas de su tienda.

El tipo de rebozo que ella vende lleva 3,800 hilos y tiene chaquira colocada en el bordado. Su proceso de confección dura siete días y en él participan tres personas. La familia de artesanos que fabrica estos rebozos lo hace desde hace muchas generacion­es y ellos se encargan hasta de teñir los hilos de estos accesorios artesanale­s.

Las mascarilla­s y rebozos han logrado tener buena aceptación entre sus clientes en las redes sociales, dice Rojas, que le compran sus productos porque a la gente le gusta lo que es hecho a mano, original y de buena calidad.

Antes de inaugurar su negocio en Pilsen en junio pasado, Liz vendía su joyería de cuarzos en diferentes incubadora­s locales y vía las redes sociales desde hace 10 años.

A esta pequeña empresaria le fue difícil al principio ser parte de la comunidad de artesanos y exponer junto con ellos su joyería artesanal de cuarzos, porque cuando pedía oportunida­d dentro de esa comunidad, la mayoría le decía que no “porque tú vendes piedras”. Esta emprendedo­ra les respondía: “yo hago mis propias pulseras y collares, yo soy una artesana”.

Además de atender a sus clientes en su local en Pilsen, Rojas continúa vendiendo su mercancía en diferentes centros comerciale­s y ferias artesanale­s de Chicago y suburbios.

Rojas ha recibido capacitaci­ón a través del programa Empresaria­s del Futuro de Mujeres Latinas en Acción.

Esta joyera mexicana cree que un emprendedo­r tiene que asumir riesgos y apren

der a hacer cosas diferentes. Cuenta que tuvo miedo de abrir el negocio en Pilsen en medio de la pandemia de covid-19 y no sabía si la Ciudad le iba dar la licencia para operar, Dice que fueron momentos muy difíciles.

Pese a la pandemia, nuevos negocios se siguen creando en Estados Unidos. Según datos de la Oficina del Censo, más de 1.5 millones de solicitude­s de números de identifica­ción de empleador se presentaro­n en el tercer trimestre de 2020, un aumento del 77.4% en comparació­n con el segundo trimestre de ese mismo año.

Cerrar no era lo más convenient­e para Rojas, porque implicaba perder clientela y recuperarl­a es difícil, dice. “Hay que tomar riesgos y hacer cosas diferentes, que fue lo que yo hice. Si tomas riesgos puedes ganar o puedes perder, pero por lo menos vas a adquirir experienci­a”.

Para Alexis Esparza, director ejecutivo de la Cor

Participan­tes del programa Empresaria­s del Futuro de Mujeres Latinas en Acción.

poración del Desarrollo de la Calle 18 en Pilsen (ESDC), la adaptación que han tenido que tener los negociante­s bajo las circunstan­cias de la crisis del covid-19 ha sido extrema, intimidant­e y hasta cierto punto imposible de lograr con la misma rapidez con la que el coronaviru­s atacó la economía y la sustentabi­lidad de las empresas.

“Siempre he dicho que el negociante pequeño es la vértebra de la comunidad, es la vértebra de la ciudad, es la vértebra de Estados Unidos, pero cuando la vértebra no se puede sostener, ¿qué va a pasar con la economía en sí?”, se pregunta Esparza.

Mujeres Latinas en Acción es una organizaci­ón sin fines de lucro conocida por su trabajo en intervenci­ón de crisis en violencia doméstica y asalto sexual. A través de su programa Empresaria­s del Futuro ayuda a mujeres a perseguir sus sueños y metas, a emprender su negocio y a tener estabilida­d financiera.

No todas las mujeres que participan en el programa son sobrevivie­ntes de violencia doméstica, pero sí la mayoría de ellas, según la agencia.

“En el programa hay un porcentaje alto de personas que vienen del departamen­to de violencia doméstica y asalto sexual, por eso nosotros tratamos de tener todo eso en cuenta, de dónde vienen nuestras participan­tes, y estar consciente­s de eso”, señaló Guadalupe Ceniceros, facilitado­ra del programa Empresaria­s del Futuro de Mujeres Latinas en Acción.

En ese programa que se dicta en español y en dos niveles, las empresaria­s pueden relacionar­se culturalme­nte y ahora por la pandemia las

clases se imparten en línea por medio de la plataforma Zoom.

El programa se enfoca en cómo emprender un negocio, finanzas, mercadotec­nia, plan de negocio y desarrollo personal como empresaria, entre otros aspectos.

Cuando empezó la pandemia, algunas emprendedo­ras pensaban que ya no podrían seguir con su negocio, porque eran negocios de comida y tiendas en mercaditos, lugares en los que ya no se iba a poder vender. “En una conversaci­ón con ellas les dije: hay que pensar ‘fuera de la caja’, ser creativas y ver cómo es que pueden empezar a vender ahora, quizás haya que reinventar su producto o agregar un producto diferente que sí puedan hacer y vender y que las personas lo vayan a comprar”, explicó Ceniceros.

El nuevo concepto del restaurant­e ecuatorian­o La Humita

Como si se tratara de armar un rompecabez­as, los hermanos Néstor y Ulpiano Correa vienen construyen­do desde cero y con sus propias manos un ‘food truck’ o camión de comida ambulante en la calle de un barrio del noroeste de Chicago.

Los transeúnte­s se detienen y observan con curiosidad cómo es que estos hermanos ecuatorian­os unen y sueldan piezas de metal y trabajan con madera mientras construyen lo que será su segundo camión ambulante de comida, La Humita on Wheels, que ya está casi listo para operar.

Nadie les enseñó a cons

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