EL SEGUNDO JUICIO DEBE CONTINUAR
En solemne ceremonia, los senadores asumieron como jurados en el segundo juicio político contra Donald Trump, que iniciará el próximo 8 de febrero.
La Cámara de Representantes había antes aprobado iniciar el proceso de destitución (‘impeachment’), acusando a Trump de haber incitado a la turba que invadió el Capitolio el 6 de enero.
Ahora, en el Senado se darán la acusación, los testimonios, la defensa. Luego, la votación.
La Constitución determina que para hallar culpable a un acusado de juicio político se requieren las dos terceras partes del Senado: 67 de 100.
Pero a medida que se acerca su momento de votar para hallar culpable a Trump o exonerarlo, crecen las voces republicanas contra el proceso. Y sus argumentos se hacen más y más agresivos. Dicen que enjuiciar al expresidente después de que dejó su puesto es inconstitucional. No lo es, sino que forma parte del llamado ‘late impeachment’. Solo cinco senadores republicanos rechazaron el afán de Rand Paul de declarar el juicio inconstitucional.
Este juicio tiene dos objetivos: disuadir la mala conducta de presidentes futuros durante sus últimos días en el cargo y eliminarla permanentemente de la vida pública.
Republicanos alegan que se atenta contra la concordia y el común acuerdo que se pretende tener en esta nueva etapa histórica. Que si los demócratas insisten, los republicanos van a enjuiciar a otros expresidentes. Que la falta no amerita un juicio. Que de cualquier manera –y aquí se les unen varios demócratas– no hay suficientes votos para condenar a Trump.
Quienes presten atención encontrarán la falta de un argumento central: nadie dice que Trump es inocente. No defienden sus acciones porque son indefendibles.
La realidad es que el Partido Republicano sigue siendo prisionero de Trump y que ni siquiera la invasión Capitolio logró sacarlo de su estupor.
Y si bien es cierto que son muy bajas las probabilidades de que haya suficientes senadores republicanos –17– para condenar a Trump, importa el precedente. Para alcanzar la reconciliación se debe hacer justicia. Es una condición indispensable. Sin castigo, el grotesco y malhabido intento de golpe podría repetirse.
Es posible que, si no es condenado, Trump vuelva a incitar a sus adherentes contra el gobierno, controle al Partido Republicano y se postule de nuevo en 2024.
Pero no hay otra alternativa. El juicio debe continuar. Se debe ventilar el crimen del expresidente. Y buscar justicia.l