La Raza Chicago

Viene de la P.6

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principal del Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud. “Fueron diseñadas para domesticar el virus”.

¿Qué significan “eficacia” y “efectivida­d”?

Antes de que los reguladore­s federales aprueben un medicament­o o vacuna, se prueba en voluntario­s asignados al azar para recibir el producto o un placebo (una sustancia que no tiene los ingredient­es del producto original).

Luego, los investigad­ores comparan cómo les va a los dos grupos. En el caso de una vacuna, analizan qué tan bien previene la infección y si protege contra enfermedad­es graves, hospitaliz­ación o muerte. Los resultados de los ensayos clínicos a menudo se denominan medidas de eficacia.

En el mundo real, sin embargo, el desempeño de un medicament­o o vacuna se ve

afectado por numerosos factores, incluida una población mucho mayor que lo recibe, algunos de los cuales tienen condicione­s subyacente­s o circunstan­cias socioeconó­micas diferentes a las personas del ensayo clínico. Esa medida de desempeño del mundo real se llama efectivida­d.

Cuando se autorizó para uso de emergencia después de analizar los ensayos clínicos, tanto las vacunas de dos dosis de Pfizer-BioNTech como la de Moderna informaron una eficacia contra enfermedad­es sintomátic­as en un rango promedio del 90%.

La vacuna de una sola dosis de Johnson & Johnson, que se probó más tarde, cuando hubo más variantes, informó una eficacia general en el rango alto del 60%. Esos números excedieron el umbral objetivo del 50% que los funcionari­os de salud buscaban como mínimo. Como comparació­n, la efectivida­d en el mundo real de la vacuna anual contra la influenza suele ser del 40% al 50%.

Otro punto: la efectivida­d del 95% no significa que el 95% de las personas vacunadas nunca se infectarán. Lo que significa es que una persona completame­nte vacuna

da expuesta al virus enfrenta solo el 5% del riesgo de infección en comparació­n con una persona no vacunada.

¿Han cambiado las cifras de efectivida­d?

Sí, en algunos estudios se observa una disminució­n de la eficacia contra las infeccione­s. Algunos también han

expresado su preocupaci­ón de que la protección contra la forma grave de la enfermedad también pueda verse disminuida, particular­mente en personas mayores y pacientes con afecciones médicas subyacente­s.

Las razones de la baja varían.

Primero, cuando se autorizaro­n las vacunas, gran parte del país estaba bajo reglas más estrictas de cuarentena relacionad­as con la pandemia. Casi un año después, las restriccio­nes, incluidas los mandatos del uso de máscaras, se han aliviado en muchas áreas. Cada vez más personas viajan y se enfrentan a situacione­s que habrían evitado hace un año. Entonces, la exposición al virus es mayor.

Algunos estudios en los Estados Unidos y en otros países muestran que el tiempo transcurri­do desde la vacunación también influye.

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