La Semana

El Papa en México

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“Con el di ab lo nose dialog a”, fue una de las frases más comentadas que hasta ahora dejó la visita del papa Francisco a México.

Durante el fin de semana, el Pontífice ofició misas, participó en actos oficiales, realizó visitas y oró ante un cuadro de la virgen de Guadalupe, la “patrona de México”.

Uno de los mensajes más directos fue durante la visita al Palacio Nacional, donde frente al presidente Enrique Peña Nieto, Francisco definió lo que podría ser el gran reto de la Iglesia Católica en el segundo país con más católicos en el mundo.

“Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve terreno fértil para la corrupción, el narcotráfi­co, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimient­o y frenando el desarrollo”, dijo el pontífice.

Otro momento especial y que ha generado debate por la contundenc­ia fue la misa que realizó en la catedral de México, donde lanzó un duro mensaje hacia los obispos del país.

“Les ruego no caer en la paralizaci­ón de dar viejas respuestas a nuevas demandas. ¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles!”, leyó el sumo pontífice.

Y de nuevo, como hizo en el Palacio Nacional, no evadió el tema del narcotráfi­co:

“Les pido no menos valorar el desafío ético que el narcotráfi­co representa para la juventud y la entera sociedad mexicana. No se dejen corromper. No pongan su confianza en los carros y caballos de los faraones actuales”, agregó.

En medio de un profundo conflicto interno en la curia mexicana liderada por un viejo conocido, el arzobispo Norberto Rivera, el papa Francisco puso en el centro de su discurso a los 15 millones de indígenas que habitan el país.

“México tiene necesidad de sus raíces amerindias para no quedarse en un enigma irresuelto”, anotó.

Y añadió: “Los indígenas aún esperan que se les reconozcan efectivame­nte la riqueza de su contribuci­ón y la fecundidad de su presencia, para heredar aquella identidad que las convierte en una nación única y no solamente una entre otras”. Con la Virgen de Guadalupe

“Estamos pasando por un momento de mucha violencia, ahorita hay muchos asaltos, ha habido muchos muertos”, dijo María Dolores Ángeles Martínez, un ama de casa de 26 años que encabezaba un grupo enfundado en camisetas de bienvenida al Papa.

“A mí me gustaría mucho que nos bendijera, que nos diera fuerza para seguir y soportar todo, (...) que la gente tenga valor para seguir luchando contra eso”, agregó.

Miles acompañaro­n la misa celebrada el sábado en la basílica de Guadalupe.

El papa Francisco cumplió su “deseo más profundo” al rezar ante la imagen de la virgen de Guadalupe, la patrona del país y de toda la América y por la que dijo que siente una gran devoción.

Francisco celebró una misa en la basílica de Guadalupe ante cerca de 35.000 personas, 5.000 de ellas en el interior del templo y el resto que pudo seguir la misa gracias a las pantallas gigantes instaladas en la plaza.

El momento más intenso de la ceremonia fue cuando el Papa se encerró en solitario durante 20 minutos en el llamado “camarín” de la basílica mexicana, la pequeña sala abovedada donde se conserva la imagen de “la Virgen morena” plasmada en la tilma (manta) de San Juan Diego, el indígena a quien, cuenta la historia, se le apareció la Virgen. (BBC)

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